6 DE MARZO – VIERNES –
1 – SEMANA DE CUARESMA – A –
SAN OLEGARIO
Lectura
de la profecía de Ezequiel (18,21-28):
ESTO dice el Señor Dios:
«Si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos
mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no
morirá. No se tendrán en cuenta los delitos cometidos; por la justicia que ha
practicado, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado —oráculo del Señor
Dios—, y no que se convierta de su conducta y viva?
Si el inocente se aparta de su inocencia y comete maldades, como las
acciones detestables del malvado, ¿acaso podrá vivir? No se tendrán en cuenta
sus obras justas. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.
Insistís: No es justo el proceder del Señor. Escuchad, casa de Israel: ¿Es
injusto mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto?
Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere,
muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad
que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si
recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no
morirá».
Palabra de Dios
Salmo:
129,1-2.3-4.5-7a.7bc-8
R/.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
V/. Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.
V/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor. R/.
V/. Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R/.
V/. Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y el redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (5,20-26):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será
reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra
su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil” tendrá que
comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la
“gehena” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas
allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante
el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a
presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais
todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te
metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas
pagado el último céntimo».
Palabra del Señor
1. Estas palabras del Sermón del Monte contienen
una enseñanza muy fuerte, porque, en definitiva, lo que aquí se dice es que
Jesús antepone la buena relación con el prójimo a la buena relación con Dios.
Porque Jesús viene a decir: antes de acercarte a Dios, acércate a quien tenga
algo contra ti.
Por eso, leyendo
este evangelio, hay que preguntarse: -
¿qué queda de todo esto en nuestra sociedad a la que llamamos
"cristiana"? Más aún: los
católicos, la Iglesia, - ¿hemos tomado en serio lo que dijo Jesús?
El problema no está
en la inevitable debilidad que es propia de la condición humana. El problema
está en que hemos organizado una forma de vivir la fe en la que pensamos que
estas palabras de Jesús son compatibles y se pueden armonizar con nuestras enemistades,
nuestros resentimientos y nuestras intolerancias.
2. De lo dicho se sigue una consecuencia
tremenda, indicada ya en los profetas y en los libros sapienciales de Israel:
el que pretende practicar el culto
religioso, a sabiendas de que está causando sufrimientos
y odios que no soluciona, le provoca horror a Dios (Os 6,6; Prov 15,8; 21, 3.
27; Edo 31, 21-24; 35, 1-3).
En esas
condiciones, lo mejor que haces es no acercarte al altar.
3. Jesús no aclara si las quejas de tu hermano
contra ti están o no justificadas. Y menos aún explica si la
"ortodoxia" doctrinal justifica las "excomuniones" de los
dogmáticos. Sea lo que sea de estas cosas, lo que es cierto es que hay derecho
a pensar que Jesús no puede estar presente en una Iglesia tan dividida y
enfrentada. Y entre unos católicos que se desprecian unos a otros.
SAN OLEGARIO
En lo
religioso es Nicolás II quien dirige y, en lo civil, Enrique IV administra el
Sacro Imperio Romano cuando nace en el año 1060 Olegario. Sus padres fueron
Olaguer –valido de D. Ramón Berenguer, conde de Barcelona– y Guilia. En su
tiempo se condena a Berengario por sus errores sobre la Eucaristía y Godofredo
de Buillón conquista Jerusalén, nombrándosele defensor del Santo Sepulcro.
Fue
canónigo de la iglesia Catedral de Barcelona y D. Ramón Beltrán, obispo de la
ciudad, lo ordenó sacerdote. Pero, pensando que agradaba más a Dios de otra
manera, Olaguer –que así le conocen en Barcelona y Tarragona– renuncia a la
prebenda catedralicia, entra en el monasterio de San Adrián del que llega a ser
prior y pasa a ser abad del de San Rufo hasta que se le nombra obispo en el año
1115. No pocos apuros costaron ponerle sobre su cabeza la mitra de Barcelona y
en su mano el báculo por no quererlos aceptar el frailecito pensando que eran
gran dignidad y pocos sus méritos; incluso llegó a escaparse por la noche y el
clero tuvo que «atraparle» en Perpiñán; y dicen que hasta el mismo D. Rodrigo
suplicó al papa Pascual II para que le obligara a aceptarla. Puede que el dato
sea leyenda o puede que sea verdad por su humildad; pero ciertamente hoy –los
tiempos cambiaron– no cuesta tanto aceptar un nombramiento episcopal. Aquellas
buenas gentes apreciaban bien su calidad. Como obispo hace su labor con creces;
pasó el tiempo reconstruyendo monasterios e iglesias, predicando de ordinario
–cosa poco usual en su época– y preocupándose de los pobres, dándoles en
limosna los dineros que él recibía.
Cuando
muere el papa Pascual y se elige a Gelasio II, va Olegario a Roma a besar los
pies de Pedro y prestarle juramento como acto protocolario del tiempo. A su
vuelta se ha recuperado Tarragona de los moros, se restituye su condición de
sede metropolitana y Olaguer es nombrado su arzobispo el 21 de marzo de 1118.
El papa lo nombra, además, legado suyo para toda España. Tiene que vivir en
Barcelona cuya sede mantiene porque quedó arrasada Tarragona y sin bienes
propios; ocho años tardará Olegario en terminar de reedificar las murallas de
esta ciudad y en llevar a ella gente aguerrida que esté en condiciones de poder
defenderla.
Cumpliendo
la misión de metropolitano y legado ad latere hubo de tomar parte en diversos
concilios y anatematizó al antipapa Anacleto.
A su
regreso de Tierra Santa se preocupa de que se restituyan a la Iglesia los
bienes que algunos se habían injustamente apropiado, bendice y repara los
templos desacralizados por los sarracenos, e interviene en Zaragoza en la
reconciliación entre don Alonso de Castilla y don Ramiro de Aragón.
Este
hombre celoso, incansable, con don de gobierno y mucho amor a Dios, no pudo ver
reconstruida su iglesia metropolitana por falta de recursos económicos antes de
morir el 6 de marzo del 1136. Fueron sepultados sus restos en Barcelona y
canonizado a la antigua usanza, es decir, por veneración popular y
consentimiento del Romano Pontífice.
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