10 DE MARZO – MARTES –
2 – SEMANA DE CUARESMA – A –
Stª Mª Eugenia Milleret, virgen
Lectura
del libro de Isaías (1,10.16-20):
OÍD la palabra del Señor, príncipes de Sodoma, escucha
la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones.
Dejad de hacer el mal, aprended a hacer
el bien. Buscad la justicia,
socorred al oprimido, proteged el
derecho del huérfano, defended a la viuda.
Venid entonces, y discutiremos
—dice el Señor—.
Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque
sean rojos como la púrpura, quedarán como lana.
Si sabéis obedecer, comeréis de los frutos de la tierra; si rehusáis y os
rebeláis, os devorará la espada —ha hablado la boca del Señor—».
Palabra de Dios
Salmo:
49,8-9.16bc-17.21.23
R/.
Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios
V/. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante
mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. R/.
V/. ¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R/.
V/. Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (23,1-12):
EN aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos,
diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced
y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos
dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos
no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la
gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los
primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que
les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es
vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la
tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el
Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor
1.
Se ha discutido mucho la autenticidad de este discurso que Mateo pone en
boca de Jesús. Sobre todo, porque se ha visto aquí una manifestación muy dura
del antisemitismo que tanto condicionó al cristianismo naciente. Sin embargo,
es importante tener en cuenta que Jesús aquí no ataca al pueblo judío en
general, sino a un grupo muy concreto de sus dirigentes. Por lo demás, se sabe
que este estilo, de ataque duro y directo, era frecuente en las diatribas
literarias de aquel tiempo, por ejemplo, en Plutarco o Filón de Alejandría (L.
Johnson).
2.
Aunque el autor del evangelio de Mateo seguramente retocó algunas de las
expresiones o el orden del discurso, lo que aquí queda claro es que Jesús no
tolera, en los dirigentes religiosos, cuatro cosas que ahora hay gente que las
ve con cierta naturalidad resignada:
1)
Las obligaciones pesadas que los dirigentes pretenden imponer a la gente.
2)
Las vestimentas que se ponen para distinguirse del resto de los mortales.
3)
Los puestos de honor que les gusta ocupar en los actos públicos.
4)
Los títulos que ostentan y con los que desean ser reconocidos.
3.
Esta ostentación, esta imagen recubierta de boato y solemnidad, no es
mera cuestión de vanidad infantil, de pretensión de prestigio y de frivolidad.
No. No puede serlo.
Al ser dirigentes de la Iglesia y
representantes de Dios, no parece que eso sea lo más adecuado para cumplir con
su sagrada y solemne misión. Toda esa pompa y ese boato es el gran engaño, la
gran mentira, que solo sirve para ocultar miserias humanas.
Además, así no es posible actuar como
representantes de Jesús, ni del Dios de Jesús. Porque lo sensible tiene más
poder, en nuestras vidas y formas de conducta, que las más sublimes ideas.
Los dirigentes eclesiásticos, que
actúan de esta manera, desobedecen al Evangelio. Y no es justificante que eso
es lo que prescribe el ritual o las rúbricas de la liturgia. Dios no quiere
eso. Jesús lo prohíbe expresamente. Y lo asombroso es que la gran mayoría de
los cristianos vemos todo eso como la cosa más natural del mundo, cuando en
realidad es un auténtico esperpento.
Stª
Mª Eugenia Milleret, virgen
Santa María Eugenia de Jesús es fundadora
de la Congregación de las Hermanas de la Asunción para la educación cristiana
de niñas y adolescentes
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Santa María Eugenia de Jesús (Anna Milleret
de Brou) nació en Metz (Francia) el 25 de agosto 1817 en una familia de
origen italiano.
Después de la muerte de su madre en 1832
Anna experimentó un período de fuerte apatía, la cual tuvo una especial
sacudida por medio de la predicación del Padre Lacordaire, durante la
Cuaresma de 1836. Impulsado por religiosas, Anna-Maria cumplió con el deseo
del abad Teodoro Combalot, quien había querido fundar, desde mucho, una
comunidad de monjas para la educación de las hijas de la burguesía liberal.
Después de un período de
"aprendizaje" y el estudio de la teología, el 30 de abril 1839
nació en París, la nueva congregación "Instituto de la Asunción de
María." En 1844, Anna Milleret de Brou, toma el nombre María Eugenia de
Jesús y asumió la conducción de esta Obra hasta su muerte el 10 de marzo de
1898.
Biografía de Santa
María Eugenia de Jesús
Anna Milleret de Brou, nació en Metz (Francia) el 25 de agosto 1817,
creció en una familia de origen italiano, y en un clima determinante por la
actitud radical del Padre, quien era un liberal que despreciaba la religión.
Por el
contrario, su madre era profundamente religiosa, y se las ingenió para educar
a su hija de acuerdo a los principios cristianos.
Anna pasó su adolescencia en el Colegio de
Metz, donde recibía educación católica, tenía una iluminación especial en el
día de su primera comunión que anunciaba su vocación; lamentablemente a 13
años sufrió una grave enfermedad y la obligó a interrumpir sus estudios
En 1930, durante el periodo de la revolución contra el rey Carlos
X (que llevará al trono de Francia a Philippe de Orleans), el papá
de Anna perdió su propiedad, y dos años más tarde en 1832, cuando tenía 15
años, su madre murió, víctima del cólera.
Las desgracias sufridas, las limitaciones financieras,
la escasa asistencia a las prácticas religiosas de la familia en la que se
fue a vivir, se la llevaron total de apatía y frialdad, no sólo iba a carecer
de la falta de piedad y sentido religioso, sino también sufriría en su alma
una profunda insatisfacción.
La verdadera
conversión del corazón
Una predicación en la Cuaresma de 1836, realizada por el Padre Lacordaire,
sacudió su alma. Tan profunda fue la predicación de este Padre que Anna
rompió con su apatía, y la empujó para cumplir votos con el abad Teodoro
Combalot, con la dirección espiritual del Padre que le predicó este mensaje
que le tocó su corazón.
El Abad Teodoro, tenía en mente desde hace
algún tiempo, fundar una comunidad de religiosas dedicadas a la educación de
las niñas de la buena sociedad, por lo que estaba buscando un alma sensible e
inteligente que le ayudará a cumplir esa meta.
El Padre Teodoro, vio en Anna Milleret una
fuerte vocación, y la invitó a que asistiera a una especie de noviciado que
dictaban las monjas benedictinas en París, y que luego se dirigiera a las
monjas de la Visitación en la Dauphine, donde podría perfeccionarse en el
estudio de la teología dogmática y moral, la pedagogía y en las Sagradas
Escrituras.
Luego de esto el Padre Combalot convence a
Anna para que asuma este proyecto, y ella lo acepta como un designio divino
del Creador y se deja guiar por el Abad Teodoro.
El 30 de abril 1839, nace la nueva congregación "Instituto de la
Asunción de María" dedicada a la educación de las jóvenes de la
aristocracia y la burguesía liberal que estaban siendo educadas de manera
hostil contra la religión, y así, a sus 22 años, María Eugenia se convierte
en Fundadora de esta congregación
En la Navidad de 1844 las primeras hermanas
hicieron sus votos y Anna Milleret tomó el nombre de María Eugenia de Jesús.
Años más tarde la comunidad contará con 16 hermanas de cuatro
nacionalidades. María Eugenia quería para sus hijas una completa "acción
contemplativa", el rezo del Oficio Divino como la devoción principal,
porque es la oración oficial de la Iglesia, y el centro de su espiritualidad sería
centrada en Jesús Eucaristía.
El Instituto finalmente fue aprobado por la Santa Sede el 11 de abril de
1888, la madre fundadora gobernó hasta su muerte.
En sus últimos años de su vida, María
Eugenia de Jesús experimentará poco a poco el debilitamiento físico, vivido
en la humildad y en el silencio, en una vida totalmente centrada en
Jesucristo.
Su muerte ocurrió el 10 de marzo 1898 en
Auteuil (París)
María Eugenia de Jesús fue beatificada el
09 de febrero 1975 por el Papa Pablo VI y finalmente canonizada por Benedicto
XVI 03 de junio 2007
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