10 - DE
AGOSTO – MARTES –
19ª –
SEMANA DEL T. O. – B –
San Lorenzo, Diácono y Mártir
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo a los Corintios (9,6-10):
El que
siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente,
generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a
disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene
Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo
siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas.
Como dice la Escritura:
«Reparte limosna a los pobres, su
justicia es constante, sin falta.»
El que proporciona
semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla,
y multiplicará la cosecha de vuestra justicia.
Palabra de
Dios
Salmo: 111,1-2.5-6.7-8.9
R/. Dichoso el que se
apiada y presta
Dichoso
quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R/.
Dichoso
el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R/.
No temerá
las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R/.
Reparte
limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Juan (12,24-26):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os aseguro que, si el
grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da
mucho fruto.
El que se ama a sí
mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para
la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí
también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.»
Palabra del
Señor
1. Hoy
celebramos la fiesta de San Lorenzo, que es un mártir muy popular. A pesar de
ser lejano en el tiempo (murió en el año 258), su memoria está viva en el
pueblo cristiano. De hecho, en este día se celebran las fiestas patronales de
muchos pueblos de España. Su nombre está también unido al monasterio de San
Lorenzo de El Escorial.
2. En
esta fiesta se nos propone un evangelio luminoso. Jesús nos recuerda que
"el grano de trigo seguirá siendo un único grano, a no ser que caiga
dentro de la tierra y muera; sólo entonces producirá fruto abundante".
3. Estas
palabras retratan a la perfección al diácono Lorenzo. Él supo entregar la vida
y por eso es fuente de vida. Pero caigamos en la cuenta de que las palabras de
Jesús no son pronunciadas en el vacío. Son la respuesta a Felipe, a Andrés y a
unos griegos que habían mostrado mucho interés en conocerlo. Jesús no aprovecha
su tirón popular para presentar un mensaje complaciente, al gusto de sus
admiradores. No lo hace porque no quiere engañarlos. Los ama tanto que les
revela dónde está el secreto de la verdadera vida. Se lo dice con la parábola
del trigo y se lo dice también abiertamente, para que no se sientan frustrados
en su griega racionalidad: "Quien vive preocupado por su vida, la perderá;
en cambio, quien no se aferre excesivamente a ella en este mundo, la conservará
para la vida eterna". ¿Se puede decir más claro?
San Lorenzo, Diácono y Mártir
Su
nombre significa: "coronado de laurel".
Los
datos acerca de este santo los ha narrado San Ambrosio, San Agustín y el poeta
Prudencio.
Lorenzo
era uno de los siete diáconos de Roma, o sea uno de los siete hombres de
confianza del Sumo Pontífice. Su oficio era de gran responsabilidad, pues
estaba encargado de distribuir las ayudas a los pobres.
En
el año 257 el emperador Valeriano publicó un decreto de persecución en el cual
ordenaba que todo el que se declarara cristiano sería condenado a muerte. El 6
de agosto el Papa San Sixto estaba celebrando la santa Misa en un cementerio de
Roma cuando fue asesinado junto con cuatro de sus diáconos por la policía del emperador.
Cuatro días después fue martirizado su diácono San Lorenzo.
La
antigua tradición dice que cuando Lorenzo vio que al Sumo Pontífice lo iban a
matar le dijo: "Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?" y San
Sixto le respondió: "Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás".
Lorenzo se alegró mucho al saber que pronto iría a gozar de la gloria de Dios.
Entonces
Lorenzo viendo que el peligro llegaba, recogió todo el dinero y demás bienes
que la Iglesia tenía en Roma y los repartió entre los pobres. Y vendió los
cálices de oro, copones y candelabros valiosos, y el dinero lo dio a las gentes
más necesitadas.
El
alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, llamó a
Lorenzo y le dijo: "Me han dicho que los cristianos emplean cálices y
patenas de oro en sus sacrificios, y que en sus celebraciones tienen
candelabros muy valiosos. Vaya, recoja todos los tesoros de la Iglesia y me los
trae, porque el emperador necesita dinero para costear una guerra que va a
empezar".
Lorenzo
le pidió que le diera tres días de plazo para reunir todos los tesoros de la
Iglesia, y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos,
huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con
sus limosnas. Y al tercer día los hizo formar en filas, y mandó llamar al
alcalde diciéndole: "Ya tengo reunidos todos los tesoros de la iglesia. Le
aseguro que son más valiosos que los que posee el emperador".
Llegó
el alcalde muy contento pensando llenarse de oro y plata y al ver semejante
colección de miseria y enfermedad se disgustó enormemente, pero Lorenzo le
dijo: "¿por qué se disgusta? ¡Estos son los tesoros más apreciados de la
iglesia de Cristo!"
El
alcalde lleno de rabia le dijo: "Pues ahora lo mando matar, pero no crea
que va a morir instantáneamente. Lo haré morir poco a poco para que padezca
todo lo que nunca se había imaginado. Ya que tiene tantos deseos de ser mártir,
lo martirizaré horriblemente".
Y encendieron
una parrilla de hierro y ahí acostaron al diácono Lorenzo. San Agustín dice que
el gran deseo que el mártir tenía de ir junto a Cristo le hacía no darle
importancia a los dolores de esa tortura.
Los
cristianos vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor hermosísismo y
sintieron un aroma muy agradable mientras lo quemaban. Los paganos ni veían ni
sentían nada de eso.
Después
de un rato de estarse quemando en la parrilla ardiendo el mártir dijo al juez:
"Ya estoy asado por un lado. Ahora que me vuelvan hacia el otro lado para
quedar asado por completo". El verdugo mandó que lo voltearan y así se
quemó por completo. Cuando sintió que ya estaba completamente asado exclamó:
"La carne ya está lista, pueden comer". Y con una tranquilidad que
nadie había imaginado rezó por la conversión de Roma y la difusión de la
religión de Cristo en todo el mundo, y exhaló su último suspiro. Era el 10 de
agosto del año 258.
El
poeta Pruedencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la
conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre
convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatía empezó a disminuir en
la ciudad.
San
Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se
encomendaban a San Lorenzo.
El
santo padre mandó construirle una hermosa Basílica en Roma, siendo la Basílica
de San Lorenzo la quinta en importancia en la Ciudad Eterna.
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