28 - DE
FEBERO – VIERNES –
7ª- SEMANA DE T.O. – C
SAN ROMAN
Lectura del libro del
Eclesiástico (6,5-7):
Una palabra amable multiplica los amigos y aleja a los enemigos, y la lengua afable multiplica los saludos. Sean muchos los que estén en paz
contigo, pero tus confidentes, solo uno entre mil.
Si haces un amigo, ponlo a prueba, y no tengas prisa en confiarte a él.
Porque hay amigos de ocasión, que no resisten en el día de la desgracia.
Hay
amigos que se convierten en enemigo, y te avergüenzan descubriendo tus
litigios.
Hay
amigos que comparten tu mesa y no resisten en el día de la desgracia.
Cuando
las cosas van bien, es como otro tú, e incluso habla libremente con tus
familiares.
Pero si eres humillado, se pone contra ti y se esconde de tu presencia.
Apártate de tus enemigos y sé cauto incluso con tus amigos.
Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado
un tesoro.
Un amigo fiel no tiene precio
y su valor es incalculable.
Un amigo fiel es medicina de vida, y los que temen al Señor lo
encontrarán.
El que teme al Señor afianza su amistad, porque, según sea él, así será
su amigo.
Palabra de Dios
Salmo:
118,12.16.18.27.34.35
R/.
Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos
Bendito eres, Señor,
enséñame tus decretos. R/.
Tus decretos son mi delicia,
no olvidaré tus palabras. R/.
Ábreme los ojos, y contemplaré las
maravillas de tu ley. R/.
Instrúyeme en el camino de tus mandatos, y meditaré tus maravillas. R/.
Enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón. R/.
Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella
es mi gozo. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Marcos (10,1-12):
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le
fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.
Acercándose
unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:
«¿Le
es lícito al hombre repudiar a su mujer?».
Él
les replicó:
«¿Qué
os ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés
permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».
Jesús
les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó
escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó
hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su
mujer y serán los dos una sola carne.
De
modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no
lo separe el hombre».
En
casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él
les dijo:
«Si
uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera,
Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Palabra del Señor
1.- Esta
primera lectura es una especie de tratado sobre la amistad. Nos haba de la
auténtica amistad y sus características. No es amigo solo el que te saluda,
sino el confidente y afirma que hay “uno entre mil”. Por eso, nos recomienda
que no nos fiemos enseguida de los que se acercan a nosotros. Nos dice a quién
no podemos considerar como amigos: los que solo son amigos de un momento y no
duran en tiempo de peligro; los que “te afrentan descubriendo tus riñas a los
demás”; los que no aparecen a la hora de la desgracia y solo están contigo
cuando te va bien.
2.- No es extraño el elogio que hace de la amistad. El que logra un
amigo fiel encuentra un tesoro. Por eso, este amigo no tiene precio ni se puede
pagar su valor.
3.- Jesús, en este pasaje, nos habla de lo que él entiende por
matrimonio ideal. La unión de un hombre y una mujer para siempre. “Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los
dos una sola carne”.
Moisés permitió la separación “por
vuestra terquedad”, pero al principio no fue así: “Lo que Dios ha unido que no
lo separe el hombre”.
SAN ROMAN
Abad
Martirologio Romano: En el monte Jura, en la región lugdunense de la Galia, sepultura del abad
san Román, que, siguiendo los ejemplos de los antiguos monjes, primero abrazó
la vida eremítica y después fue padre de numerosos monjes (460).
Breve Biografía
Son escasas las
noticias que han llegado hasta nosotros de este ilustre ermitaño y célebre
fundador de Monasterios, sobre todo de su juventud y formación intelectual.
Parece que apenas tenía estudios, pero sí gozaba de una sabiduría e
inteligencia nada comunes y que en su hogar familiar había recibido una
esmerada educación cristiana que, a pesar de las no pocas dificultades por las
que el trajín de la vida le arrastró, jamás llegó a olvidar.
Su vida se mueve
en aquellos años tan difíciles cuando el Imperio Romano de Occidente se
desmorona y cuando los pueblos bárbaros venidos del norte de Europa amenazan
avasallarlo todo. De hecho, reina la barbarie y la desolación. El cristianismo
que hace poco ha conocido los aires de la libertad, al poder celebrar sus actos
fuera de las catacumbas, encuentra ahora este enemigo al que tan sólo le
interesa el materialismo y la barbarie, polos opuestos a la dulzura y valores
eternos que predica la fe de Jesucristo.
La Divina
Providencia iba dirigiendo los pasos de Román y poco a poco le hacía ver que
aquella vida que llevaba no podía satisfacer ni llenar las ansias de su
corazón. Estaba dotado de un carácter vivo, fogoso y expansivo. Por otra parte,
también le arrastraba la soledad y la entrega a Dios en el silencio y la
oración. ¿Quién vencerá la batalla?
Es ordenado
sacerdote en Besancón por el ilustre Hilario de Arlés en tiempos tan difíciles
para la Iglesia. No por cobardía, sino por necesidad interior, renuncia a todas
las prebendas que podía ofrecerle su Ordenación sacerdotal y se retira a la
soledad para vivir la vida eremítica. Allí pasa unos años no teniendo otra
compañía que los árboles, las plantas y algunos animales. Toda su jornada la
pasa entregado a la oración, a la mortificación y hace también algunos trabajos
manuales.
Pronto se enteran
algunos hombres, igual que él hambrientos de vida de mayor entrega al Señor, y
le piden los acepte en su compañía... Así van echándose los cimientos de aquel
género de vida que llamará la atención por aquellos alrededores y que será foco
de virtudes cristianas. Román conocía bien la vida y escritos de los Padres del
Desierto de Egipto, la Tebaida, etc... y pensó que, sin abandonar su Patria, en
la misma Galia, podía él y los suyos organizar el mismo género de vida que
aquellos Padres... De aquí surgió su célebre convento de Condat que será
después la semilla de otros muchos Monasterios o una especie de lauras
aglutinadas en torno al abad o padre espiritual de todo el Monasterio.
Cierto día se sumó
a aquellos monjes el mismo hermano de Román, llamado Lupicino, que después
también será inscrito en el Catálogo de los Santos. Entre los dos llevaban la
dirección del Monasterio. Lupicino era más fogoso que Román y a veces era un
tanto duro en las penitencias que él se imponía y quería también para los
demás. Entonces aparecía Román, y con su gran bondad, traía la paz y descargaba
a los monjes de penitencias exageradas.
Gracias al buen
hacer de Román no hubo nunca escisiones en el Monasterio y todos vivían como
verdaderos hermanos, teniendo, como dice el libro de los Hechos "un mismo
sentir y siendo todo común entre ellos".
Román también supo
ser duro e intransigente con los príncipes y nobles cuando veía que los
derechos humanos y de la Iglesia eran pisoteados por ellos. Condat se había
convertido en una de las escuelas más famosas de su tiempo y de allí salían
fervorosos misioneros y trabajadores para todos los campos en la viña del
Señor. Famosos se hicieron aquellos cenobios por su sabiduría, copia de
códices, enseñanza de idiomas antiguos, composición de preciosos tratados de
vida espiritual y obradores de muchos prodigios. Lleno de méritos expiraba el
año 460.
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