miércoles, 26 de febrero de 2025

Párate un momento: El Evangelio del dia 28 - DE FEBERO – VIERNES – 7ª- SEMANA DE T.O. – C SAN ROMAN

 

28 - DE FEBERO – VIERNES –

 7ª- SEMANA DE T.O. – C

SAN ROMAN

 

       Lectura del libro del Eclesiástico (6,5-7):

 

  Una palabra amable multiplica los amigos y aleja a los enemigos, y la lengua afable multiplica los saludos. Sean muchos los que estén en paz contigo, pero tus confidentes, solo uno entre mil.

   Si haces un amigo, ponlo a prueba, y no tengas prisa en confiarte a él. Porque hay amigos de ocasión, que no resisten en el día de la desgracia.

  Hay amigos que se convierten en enemigo, y te avergüenzan descubriendo tus litigios.

  Hay amigos que comparten tu mesa y no resisten en el día de la desgracia.

  Cuando las cosas van bien, es como otro tú, e incluso habla libremente con tus familiares.

Pero si eres humillado, se pone contra ti y se esconde de tu presencia. Apártate de tus enemigos y sé cauto incluso con tus amigos.

   Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro.

   Un amigo fiel no tiene precio

y su valor es incalculable.

   Un amigo fiel es medicina de vida, y los que temen al Señor lo encontrarán.

   El que teme al Señor afianza su amistad, porque, según sea él, así será su amigo.

 

Palabra de Dios

 

  Salmo: 118,12.16.18.27.34.35

 

  R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos

  Bendito eres, Señor,

enséñame tus decretos. R/.

      Tus decretos son mi delicia,

no olvidaré tus palabras. R/.

    Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu ley. R/.

   Instrúyeme en el camino de tus mandatos, y meditaré tus maravillas. R/.

       Enséñame a cumplir tu ley

y a guardarla de todo corazón. R/.

  Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo. R/.

 

        Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,1-12):

 

  En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.

  Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:

  «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

  Él les replicó:

  «¿Qué os ha mandado Moisés?».

  Contestaron:

  «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

  Jesús les dijo:

«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

  De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

  En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

  Él les dijo:

  «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera, Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

 

Palabra del Señor

 

   1.- Esta primera lectura es una especie de tratado sobre la amistad. Nos haba de la auténtica amistad y sus características. No es amigo solo el que te saluda, sino el confidente y afirma que hay “uno entre mil”. Por eso, nos recomienda que no nos fiemos enseguida de los que se acercan a nosotros. Nos dice a quién no podemos considerar como amigos: los que solo son amigos de un momento y no duran en tiempo de peligro; los que “te afrentan descubriendo tus riñas a los demás”; los que no aparecen a la hora de la desgracia y solo están contigo cuando te va bien.

 

  2.- No es extraño el elogio que hace de la amistad. El que logra un amigo fiel encuentra un tesoro. Por eso, este amigo no tiene precio ni se puede pagar su valor.

 

  3.- Jesús, en este pasaje, nos habla de lo que él entiende por matrimonio ideal. La unión de un hombre y una mujer para siempre. “Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”.

Moisés permitió la separación “por vuestra terquedad”, pero al principio no fue así: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”.

 

SAN ROMAN

 


Abad

  Martirologio Romano: En el monte Jura, en la región lugdunense de la Galia, sepultura del abad san Román, que, siguiendo los ejemplos de los antiguos monjes, primero abrazó la vida eremítica y después fue padre de numerosos monjes (460).

 

  Breve Biografía

  Son escasas las noticias que han llegado hasta nosotros de este ilustre ermitaño y célebre fundador de Monasterios, sobre todo de su juventud y formación intelectual. Parece que apenas tenía estudios, pero sí gozaba de una sabiduría e inteligencia nada comunes y que en su hogar familiar había recibido una esmerada educación cristiana que, a pesar de las no pocas dificultades por las que el trajín de la vida le arrastró, jamás llegó a olvidar.

  Su vida se mueve en aquellos años tan difíciles cuando el Imperio Romano de Occidente se desmorona y cuando los pueblos bárbaros venidos del norte de Europa amenazan avasallarlo todo. De hecho, reina la barbarie y la desolación. El cristianismo que hace poco ha conocido los aires de la libertad, al poder celebrar sus actos fuera de las catacumbas, encuentra ahora este enemigo al que tan sólo le interesa el materialismo y la barbarie, polos opuestos a la dulzura y valores eternos que predica la fe de Jesucristo.

  La Divina Providencia iba dirigiendo los pasos de Román y poco a poco le hacía ver que aquella vida que llevaba no podía satisfacer ni llenar las ansias de su corazón. Estaba dotado de un carácter vivo, fogoso y expansivo. Por otra parte, también le arrastraba la soledad y la entrega a Dios en el silencio y la oración. ¿Quién vencerá la batalla?

  Es ordenado sacerdote en Besancón por el ilustre Hilario de Arlés en tiempos tan difíciles para la Iglesia. No por cobardía, sino por necesidad interior, renuncia a todas las prebendas que podía ofrecerle su Ordenación sacerdotal y se retira a la soledad para vivir la vida eremítica. Allí pasa unos años no teniendo otra compañía que los árboles, las plantas y algunos animales. Toda su jornada la pasa entregado a la oración, a la mortificación y hace también algunos trabajos manuales.

  Pronto se enteran algunos hombres, igual que él hambrientos de vida de mayor entrega al Señor, y le piden los acepte en su compañía... Así van echándose los cimientos de aquel género de vida que llamará la atención por aquellos alrededores y que será foco de virtudes cristianas. Román conocía bien la vida y escritos de los Padres del Desierto de Egipto, la Tebaida, etc... y pensó que, sin abandonar su Patria, en la misma Galia, podía él y los suyos organizar el mismo género de vida que aquellos Padres... De aquí surgió su célebre convento de Condat que será después la semilla de otros muchos Monasterios o una especie de lauras aglutinadas en torno al abad o padre espiritual de todo el Monasterio.

   Cierto día se sumó a aquellos monjes el mismo hermano de Román, llamado Lupicino, que después también será inscrito en el Catálogo de los Santos. Entre los dos llevaban la dirección del Monasterio. Lupicino era más fogoso que Román y a veces era un tanto duro en las penitencias que él se imponía y quería también para los demás. Entonces aparecía Román, y con su gran bondad, traía la paz y descargaba a los monjes de penitencias exageradas.

  Gracias al buen hacer de Román no hubo nunca escisiones en el Monasterio y todos vivían como verdaderos hermanos, teniendo, como dice el libro de los Hechos "un mismo sentir y siendo todo común entre ellos".

  Román también supo ser duro e intransigente con los príncipes y nobles cuando veía que los derechos humanos y de la Iglesia eran pisoteados por ellos. Condat se había convertido en una de las escuelas más famosas de su tiempo y de allí salían fervorosos misioneros y trabajadores para todos los campos en la viña del Señor. Famosos se hicieron aquellos cenobios por su sabiduría, copia de códices, enseñanza de idiomas antiguos, composición de preciosos tratados de vida espiritual y obradores de muchos prodigios. Lleno de méritos expiraba el año 460.

 

 

 

 

 

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