jueves, 6 de febrero de 2025

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 - DE FEBERO – SÁBADO – 4ª- SEMANA DE T.O. – C Santa Josefina Bakhita

 

 


 

8 - DE FEBERO – SÁBADO –

4ª- SEMANA DE T.O. – C

Santa Josefina Bakhita

        Lectura de la carta Hebreos (13,15-17.20-21):

 

   HERMANOS:

   Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre.

  No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios.

  Obedeced y someteos a vuestros guías, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía.

  Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado por medio de Jesucristo.

       A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

Palabra de Dios

 

  Salmo: 22

 

  R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

 

      El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

     Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

 Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R/.

 Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R/.

 

       Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):

 

 En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

  Él les dijo:

  «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».

  Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.

  Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

  Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

 

Palabra del Señor

 

  1.- Estos versículos de la carta a los hebreos nos invitan a la coherencia, la fidelidad, a vivir en primer lugar con la dignidad que conlleva nuestra realidad de seres humanos, el ser humano es fiel a su misión cuando es capaz de hacer el bien, “no os olvidéis de hacer el bien”, sin arbitrariedades, ni envidias, ni rivalidades, sin abusos de poder.

  Por eso el poderoso no es el que tiene poder por su cargo, posición social o política, el verdadero poder está en actuar y vivir, de acuerdo a la dignidad de nuestra condición humana, con mayor razón quienes nos llamamos cristianos; el poderoso es el que por encima de la injusticia y el dolor de la opresión , sigue trabajando y luchando por la paz y la libertad, fundamentada en el amor de Cristo que nos amó hasta el extremo; como fruto de unos labios que profesan su nombre, él nos pondrá a punto en todo para cumplir su voluntad, que siempre tendrá como fin el encuentro definitivo con El, desde el amor y la reconciliación con quienes compartimos la historia, solo así la paz podrá sellarse como un distintivo de los que buscamos ser fieles a Jesús.

 

   2.- En este relato del evangelio, es fundamental el primer verbo que encontramos “volvieron a reunirse con Jesús”, cabría preguntarse ¿por qué volvieron? Mas allá de que volvieran a contarle al amigo y maestro lo bien que les había resultado su predicación, volvieron porque eran conscientes de que la fuerza les venía de la confianza en Jesús.

  Volver no es retroceder sino avanzar desde el punto central de nuestra historia, que para un cristiano siempre será Jesús. Estamos llamados a volver a Él, como los polos de un imán que se atraen irresistiblemente, necesitamos desde el ajetreo diario, volver desde lo profundo del corazón hacia Él y hablarle de nuestras heridas, de nuestras esperanzas, nuestros miedos, porque volver no es mirar atrás sino entender que, en el camino de nuestra vida, “Alguien confió en nosotros” y nos espera hasta la eternidad para que nos gocemos en El.

 

   3.- Jesús invita a los apóstoles a un lugar tranquilo “como el Amigo que se goza con la alegría del amigo”. Volver es entender que su presencia nos acompaña siempre, porque Él siempre está, como dice el Papa Francisco en la exhortación sobre el llamado a la santidad en el mundo actual nº 42:

  “Él está misteriosamente en la vida de toda persona, está en la vida de cada uno como él quiere, y no podemos negarlo con nuestras supuestas certezas. Aun cuando la existencia de alguien haya sido un desastre, aun cuando lo veamos destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su vida”.

  Desembarcar y encontrarse con ese gentío, ¡qué gran sorpresa! Es imposible volverse al Señor y no descubrir la sed y el hambre que tiene el ser humano de amor y compasión. Estamos invitados a ver la historia desde esa vuelta continua al Señor, solo entonces la historia será historia de salvación. Volver al Señor nos hace sentir vivos y útiles, no desde la grandeza sino desde la entrega y la generosidad.

 

Santa Josefina Bakhita

 




Santa Josefina Bakhita, virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que siendo aún niña fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad, pero al obtener la libertad abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de la Hijas de la Caridad (Canossianas), pasando el resto de su vida en Schio, cerca de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio de los demás y donde murió en 1947.

 

Vida de Santa Josefina Bakhita

 

Infancia

Bakhita, que significa "afortunada", es el nombre que se le puso cuando fue secuestrada, ya que, por la fuerte impresión, nunca llegó a recordar su verdadero nombre. Josefina es el nombre que recibió en el bautismo.

No se conocen datos exactos sobre su vida, se dice que podría ser del pueblo de Olgossa en Darfur, y que 1869 podría ser el año de su nacimiento. Creció junto con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

La captura de su hermana por unos negreros que llegaron al pueblo de Olgossa, marcó mucho en el resto de la vida de Bakhita, tanto así que más adelante en su biografía escribiría: "Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos".

En su biografía Bakhita cuenta su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos. "Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: “Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco”. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.

Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacía. Cuando estaba en el bosque, me percate que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: “Si gritas, morirás. !Síguenos!”.

Los mismos secuestradores fueron quienes le pusieron Bakhita al ver su especial carisma.

 

En esclavitud

Luego de ser capturada, Bakhita fue llevada a la ciudad de El Obeid, donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos.

Nunca consiguió escapar, a pesar de intentarlo varias veces. Con quien más sufrió de humillaciones y torturas fue con su cuarto amo, cuando tenía más o menos 13 años. Fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal", cuenta en su biografía.

El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita por quinta vez en 1882, y fue así que por primera vez Bakhita era tratada bien.

"Esta vez fui realmente afortunada - escribe Bakhita - porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".

En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita se negó a dejar a su amo, y consiguió viajar con él y su amigo Augusto Michieli, a Italia.

La esposa de Michieli los esperaba en Italia, y sabiendo la llegado de varios esclavos, exigió uno, dándosele a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.

En 1888 cuando la familia Michieli compró un hotel en Suakin y se trasladaron para allá, Bakhita decidió quedarse en Italia.

 

La conversión a la religión

Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, tras ser aconsejadas por las hermanas. Esta congregación fue fundada en 1808 con el nombre de Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia, pero son más conocidas como Hermanas de Canossa.

Recién llegada, en el Instituto, Bakhita conoció al Dios de los cristianos y fue así como supo que "Dios había permanecido en su corazón" y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, "pero recién en ese momento sabía quién era". Recibió el bautismo, primera comunión y confirmación al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.

"¡Aquí llego a convertirme en una de las hijas de Dios!", fue lo que manifestó en el momento de ser bautizada, pues se dice que no sabía cómo expresar su gozo. Ella misma cuenta en su biografía que mientras estuvo en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".

La Señora de Michieli volvió de Sudán a llevarse a Bakhita y a su hija, pero con un gran coraje, Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. La esclavitud era ilegal en Italia, por lo que la señora de Michieli no pudo forzar a Bakhita, y es así como permaneció en el Instituto y su vocación la llevó a convertirse en una de las Hermanas de la Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad.

 

Bakhita, la religiosa

Fue trasladada a Venecia en 1902, para trabajar limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero obtuvo la reputación de ser santa. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

 

Algo que le costó demasiado trabajo fue escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se convirtió en un gran personaje, viajando por todo Italia dando conferencias y recolectando dinero para la orden.

La salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y tuvo que postrarse a una silla de ruedas, la cual no le impidió seguir viajando, aunque todo ese tiempo fue de dolor y enfermedad. Se dice que le decía la enfermera: "¡Por favor, desatadme las cadenas… es demasiado!". Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "Madonna! Madonna!"

Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos para que les otorgase la salvación. Su reputación como una santa se ha consolidado. Josefina ha sido recordada y respetada como Nostra Madre Moretta, en Schio.

 

De esclava a santa

Fue santificada por el pueblo, por lo que en 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones para encontrarla venerable. Todo salió muy bien y fue así como el 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. Por tanto, el proceso para declararla santa empezó con gran auge y el 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II junto a San Josemaría Escrivá y se declaró día oficial de culto el 8 de febrero.

 

En la ceremonia de beatificación, el Santo Padre reconoció el gran hecho de que transmitiera el mensaje de reconciliación y misericordia.

Ella misma declaró un día: "Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".

S.S. Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre del 2000. Lo cual, para los católicos africanos es un gran símbolo que era necesario, para que así los cristianos y las mujeres africanas sean honradas por lo que sufrieron en momentos de esclavitud.

Verdaderamente, Bakhita es la santa africana y la historia de su vida es la historia de un continente, válida para los católicos, protestantes, musulmanes o seguidores de cualquier otro tipo de religión tradicional. Su espiritualidad y fuerza la han convertido en Nuestra Hermana Universal, como la llamó el Papa.

(aciprensa)

   

 

 

 

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