miércoles, 5 de febrero de 2025

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 - DE FEBERO – JUEVES – 4ª- SEMANA DE T.O. – C San Pablo Miki y compañeros

 

 


 

6 - DE FEBERO – JUEVES –

 4ª- SEMANA DE T.O. – C

San Pablo Miki y compañeros

 

        Lectura de la carta a los Hebreos 12,18-19. 21-24.

 

 

       Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.

       Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: «Estoy temblando de miedo.»

Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.

 

Palabra de Dios.

 

       Salmo 47

      R/. Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo.

 

      Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra. R/.

 

       El monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar.
R/.

 

       Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha fundado para siempre. R/.

 

       Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo:
como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia.
R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,7-13):

 

    En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.

   Y añadió:

   «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»

   Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

 

Palabra del Señor

 

   1.- El autor de Hebreos, llegando al final de su escrito, termina con una reflexión llena de exhortaciones y consejos referidos al modo en que los creyentes hemos de afrontar la vida, desde la fe en Jesús.

    Y en el pequeño texto que hoy escuchamos no hace sino una comparación por contraste entre la experiencia del pueblo en la Alianza del Sinaí y la experiencia cristiana de la Nueva Alianza inaugurada por Jesús.

    En el monte Sinaí un espectáculo aterrador, insoportable. Moisés temblaba de miedo.

   En el monte Sión, la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén del cielo, nos acercamos (no se nos impone) a la experiencia de la fiesta definitiva del Reino, a Jesús que inaugura la Nueva Alianza, en la que el temor deja paso a la contemplación de un amor total y definitivo que se entrega hasta la muerte.

 

   2.- Este pequeño relato del evangelio de Marcos contiene un mensaje de gran importancia para los creyentes en Jesús de Nazaret. Nos habla de algo fundamental para nuestra vida: nuestra responsabilidad en el anuncio de la Buena Noticia.

   Es cierto que el evangelio habla de que Jesús envió a los Doce, pero no es posible pensar que esa misión está reservada en exclusiva a ellos… Ya en el Evangelio aparece otro envío de Jesús a 72 discípulos.

   De hecho, en aquel momento Jesús no disponía de muchos “efectivos” disponibles para poder enviarlos. Respondiendo a su llamada había un pequeño grupo de personas que le seguían, escuchando su palabra, contemplando sus gestos, compartiendo su vida. El contraste con la actualidad es gigantesco: hoy somos muchos millones de personas en el mundo las que confesamos a Jesús de Nazaret.

   Y resulta asombrosa la diferencia entre aquel puñado de personas que seguían a Jesús y que llevaron la noticia sobre Él a todas partes, hasta entregar la propia vida, y esa dinámica en la que parece que nos movemos la gran mayoría de los creyentes, en la que se diría que “no nos consta” que a nosotros también nos “corresponde” el anuncio de Jesús y su Buena Noticia.

En cualquier caso, y para todos, Jesús nos da los criterios irrenunciables que se han de dar en ese anuncio:

Los envía, de dos en dos. Los discípulos “salen” al encuentro, no esperan a que las gentes se acerquen a ellos o al templo de piedra. Y van de dos en dos. La evangelización no es tarea que se pueda vivir de manera individualizada, sino acompañados. Es la comunidad la llamada a anunciar. En ella se piensa, se discierne, se decide el qué y el cómo adecuados al momento presente y la situación. Las tareas se diversifican a partir de esa búsqueda común.

 

   3.- Pobreza de las personas, pobreza de los medios. Las manifestaciones religiosas de masas, espectaculares, que tanto nos agradan con frecuencia, no tienen precisamente las características del anuncio al que Jesús nos invita. Menos aún, si suponen la utilización de grandes medios y hacen ostentación de riqueza. Nos prepara para el fracaso.

  

   4.- Ciertamente hay anuncios que tienen poco que ver con la propuesta de Jesús, y que no merecen ser admitidos… Pero el anuncio más genuino de Jesús no tiene la garantía de ser aceptado, como él mismo no fue aceptado por la mayor parte de los contemporáneos que le conocieron o recibieron noticias sobre Él. Y este fracaso no debe llevarnos a la decepción y el abandono. Respetando la libertad de los destinatarios, continuamos en otros lugares ese anuncio.

   El anuncio conlleva mucho más que la predicación, aunque en consonancia con ella. Hay sobre todo obras. Obras que suponen sanación, salvación, alegría, vida… sin obviar las dificultades de la existencia humana.

 

San Pablo Miki y compañeros

 




Memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires, en Nagasaki, en Japón.

 

Vida de San Pablo Miki y compañeros

 

  Pablo Miki nació en Japón el año 1566 de una familia pudiente; fue educado por los jesuitas en Azuchi y Takatsuki. Entró en la Compañía de Jesús y predicó el evangelio entre sus conciudadanos con gran fruto.

  Al recrudecer la persecución contra los católicos, decidió continuar su ministerio y fue apresado junto con otros. En su camino al martirio, él y sus compañeros cristianos fueron forzados a caminar 600 millas para servir de escarmiento a la población. Ellos iban cantando el Te Deum. Les hicieron sufrir mucho. Finalmente llegaron a Nagasaki y, mientras perdonaba a sus verdugos, fue crucificado el día 5 de febrero de 1597. Desde la cruz predicó su último sermón.

Junto a él sufrieron glorioso martirio el escolar Juan Soan (de Gotó) y el hermano Santiago Kisai, de la Compañía de Jesús, y otros 23 religiosos y seglares.

  Todos ellos fueron canonizados por Pío IX en 1862.

  Declarada una persecución contra los cristianos, ocho presbíteros o religiosos de la Compañía de Jesús o de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte. Todos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados en cruces, manifestando su alegría por haber merecido morir como murió Cristo. Sus nombres son: Juan de Goto Soan, Jacobo Kisai, religiosos de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores; Felipe de Jesús de Las Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan Kinuya, Matías, Francisco de Meako, Ioaquinm Sakakibara y Francisco Adaucto, neófitos.

 

 

 

 

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