6 - DE FEBERO
– JUEVES –
4ª- SEMANA DE T.O. – C
San Pablo Miki y compañeros
Lectura de la carta a los Hebreos
12,18-19. 21-24.
Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a
densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído
aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.
Y tan terrible era el espectáculo, que
Moisés exclamó: «Estoy temblando de miedo.»
Vosotros os
habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a
millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en
el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su
destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora
de una sangre que habla mejor que la de Abel.
Palabra de Dios.
Salmo 47
R/. Oh Dios, meditamos tu misericordia en
medio de tu templo.
Grande es el Señor y muy digno de
alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo, altura hermosa, alegría
de toda la tierra. R/.
El monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar. R/.
Lo que habíamos oído lo hemos visto en la
ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha
fundado para siempre. R/.
Oh Dios, meditamos tu misericordia en
medio de tu templo:
como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia. R/.
Lectura del santo evangelio según san
Marcos (6,7-13):
En aquel
tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles
autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino
un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que
llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió:
«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que
os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al
marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión,
echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor
1.- El autor
de Hebreos, llegando al final de su escrito, termina con una reflexión llena de
exhortaciones y consejos referidos al modo en que los creyentes hemos de
afrontar la vida, desde la fe en Jesús.
Y en el pequeño texto que hoy escuchamos no
hace sino una comparación por contraste entre la experiencia del pueblo en la
Alianza del Sinaí y la experiencia cristiana de la Nueva Alianza inaugurada por
Jesús.
En el monte Sinaí un espectáculo aterrador,
insoportable. Moisés temblaba de miedo.
En el monte Sión, la ciudad del Dios vivo,
la Jerusalén del cielo, nos acercamos (no se nos impone) a la experiencia de la
fiesta definitiva del Reino, a Jesús que inaugura la Nueva Alianza, en la que
el temor deja paso a la contemplación de un amor total y definitivo que se
entrega hasta la muerte.
2.- Este pequeño relato del evangelio de
Marcos contiene un mensaje de gran importancia para los creyentes en Jesús de
Nazaret. Nos habla de algo fundamental para nuestra vida: nuestra
responsabilidad en el anuncio de la Buena Noticia.
Es cierto que el evangelio habla de que
Jesús envió a los Doce, pero no es posible pensar que esa misión está reservada
en exclusiva a ellos… Ya en el Evangelio aparece otro envío de Jesús a 72
discípulos.
De hecho, en aquel momento Jesús no disponía
de muchos “efectivos” disponibles para poder enviarlos. Respondiendo a su
llamada había un pequeño grupo de personas que le seguían, escuchando su
palabra, contemplando sus gestos, compartiendo su vida. El contraste con la
actualidad es gigantesco: hoy somos muchos millones de personas en el mundo las
que confesamos a Jesús de Nazaret.
Y resulta asombrosa la diferencia entre
aquel puñado de personas que seguían a Jesús y que llevaron la noticia sobre Él
a todas partes, hasta entregar la propia vida, y esa dinámica en la que parece
que nos movemos la gran mayoría de los creyentes, en la que se diría que “no
nos consta” que a nosotros también nos “corresponde” el anuncio de Jesús y su
Buena Noticia.
En cualquier
caso, y para todos, Jesús nos da los criterios irrenunciables que se han de dar
en ese anuncio:
Los envía, de
dos en dos. Los discípulos “salen” al encuentro, no esperan a que las gentes se
acerquen a ellos o al templo de piedra. Y van de dos en dos. La evangelización
no es tarea que se pueda vivir de manera individualizada, sino acompañados. Es
la comunidad la llamada a anunciar. En ella se piensa, se discierne, se decide
el qué y el cómo adecuados al momento presente y la situación. Las tareas se
diversifican a partir de esa búsqueda común.
3.- Pobreza de las personas, pobreza de los
medios. Las manifestaciones religiosas de masas, espectaculares, que tanto nos
agradan con frecuencia, no tienen precisamente las características del anuncio
al que Jesús nos invita. Menos aún, si suponen la utilización de grandes medios
y hacen ostentación de riqueza. Nos prepara para el fracaso.
4.- Ciertamente hay anuncios que tienen poco
que ver con la propuesta de Jesús, y que no merecen ser admitidos… Pero el
anuncio más genuino de Jesús no tiene la garantía de ser aceptado, como él
mismo no fue aceptado por la mayor parte de los contemporáneos que le
conocieron o recibieron noticias sobre Él. Y este fracaso no debe llevarnos a
la decepción y el abandono. Respetando la libertad de los destinatarios,
continuamos en otros lugares ese anuncio.
El anuncio conlleva mucho más que la
predicación, aunque en consonancia con ella. Hay sobre todo obras. Obras que
suponen sanación, salvación, alegría, vida… sin obviar las dificultades de la
existencia humana.
Memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires, en Nagasaki, en
Japón.
Vida de San Pablo Miki y compañeros
Pablo Miki nació
en Japón el año 1566 de una familia pudiente; fue educado por los jesuitas en
Azuchi y Takatsuki. Entró en la Compañía de Jesús y predicó el evangelio entre
sus conciudadanos con gran fruto.
Al recrudecer la
persecución contra los católicos, decidió continuar su ministerio y fue
apresado junto con otros. En su camino al martirio, él y sus compañeros
cristianos fueron forzados a caminar 600 millas para servir de escarmiento a la
población. Ellos iban cantando el Te Deum. Les hicieron sufrir mucho.
Finalmente llegaron a Nagasaki y, mientras perdonaba a sus verdugos, fue
crucificado el día 5 de febrero de 1597. Desde la cruz predicó su último
sermón.
Junto a él sufrieron glorioso martirio el
escolar Juan Soan (de Gotó) y el hermano Santiago Kisai, de la Compañía de
Jesús, y otros 23 religiosos y seglares.
Todos ellos fueron
canonizados por Pío IX en 1862.
Declarada una
persecución contra los cristianos, ocho presbíteros o religiosos de la Compañía
de Jesús o de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos
en Japón, junto con diecisiete laicos, fueron apresados, duramente maltratados
y, finalmente, condenados a muerte. Todos, incluso los adolescentes, por ser
cristianos fueron clavados en cruces, manifestando su alegría por haber
merecido morir como murió Cristo. Sus nombres son: Juan de Goto Soan, Jacobo
Kisai, religiosos de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de
la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de los Hermanos
Menores; Felipe de Jesús de Las Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel
de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro,
Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis
Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan
Kinuya, Matías, Francisco de Meako, Ioaquinm Sakakibara y Francisco Adaucto, neófitos.
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