miércoles, 5 de febrero de 2025

Párate un momento: El Evangelio del dia 7 - DE FEBERO – VIERNES – 4ª- SEMANA DE T.O. – C San Ricardo rey

 


 

7 - DE FEBERO – VIERNES –

4ª- SEMANA DE T.O. – C

San Ricardo rey

 

     Lectura de la Carta a los Hebreos (13,1-8):

 

  HERMANOS:

  Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, “hospedaron” a ángeles.

  Acordaos de los presos como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados como si estuvierais en su carne.

       Que todos respeten el matrimonio; el lecho nupcial, que nadie lo mancille, porque a los impuros y adúlteros Dios los juzgará.

  Vivid sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo:

  «Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos valor para decir:

  «El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?».

  Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe.

  Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.

 

Palabra de Dios

 

  Salmo: 26

 

   R/. El Señor es mi luz y mi salvación

  El Señor es mí luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

     El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/.

 

 Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R/.

  Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca. R/.

   Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

       No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches. R/.

 

        Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,14-29):

 

  EN aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.

  Unos decían:

  «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».

  Otros decían:

  «Es Elías».

  Otros:

  «Es un profeta como los antiguos».

  Herodes, al oírlo, decía:

  «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado».

  Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.

  El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.

  Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.

  La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.

  La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:

  «Pídeme lo que quieras, que te lo daré».

  Y le juró:

  «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».

     Ella salió a preguntarle a su madre:

 «¿Qué le pido?».

 La madre le contestó:

 «La cabeza de Juan el Bautista».

  Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:

  «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».

  El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.

  Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

 

Palabra del Señor

 

  1.- El autor de la carta hace unas cuantas recomendaciones a sus lectores. Empieza hablándoles del amor fraterno y de la hospitalidad. Les pide también que se acuerden de los que están presos y de los que son maltratados. Toca igualmente el tema del matrimonio: “El lecho nupcial que nadie lo mancille, porque a los impuros y adúlteros Dios los juzgará”.

   De la misma manera les recuerda el tema del dinero, para que no apoyen su vida en él, sino en el Señor y puedan decir: “El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?

  Les pide también que se acuerden de sus jefes: “fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre”

Buenas recomendaciones también para nosotros cristianos del siglo XXI que queremos seguir a Jesucristo en todas las situaciones de nuestra vida. No hay mejor camino.

 

    2.- La fama de Jesús, basándose en su vida y predicación, había empezado a extenderse y había distintas opiniones sobre él.  Que, si era Juan Bautista, Elías, uno de los profetas antiguos…

  El rey Herodes, a pesar de que apreciaba a Juan, hostigado por Herodías, que estaba muy en contra de Juan, que la reprochaba su unión con la mujer de su hermano, acabó dando muerte a Juan Bautista.

   Nunca los cristianos de cualquier época debemos emplear nuestros recursos para ir en contra del evangelio, que es el mejor camino para vivir nuestra vida.

 

San Ricardo rey

 



 

  En Luca, de la Toscana, san Ricardo Rey, padre de los santos Willibaldo y Waldburgis, el cual, peregrinando junto con sus hijos desde Inglaterra a Roma, falleció durante el camino (c. 720).

 

  Era una familia de Wessex, compuesta del padre, cuyo nombre no se menciona, y sus hijos Wilibaldo y Winebaldo. Hicieron la travesía por el Sena, desembocaron en Rouen visitaron varios santuarios franceses y salieron para Roma. Pero en Lucca el padre murió y fue sepultado en la iglesia de san Frediano. Se registraron milagros en su tumba, donde están todavía sus reliquias y donde se observa su fiesta con devoción.

  Su hijo Wilibaldo se unió más tarde a san Bonifacio y llegó a ser el primer obispo de Eichstätt en Baviera. Los detalles anteriores los debemos a un documento llamado el «Hodoeporicon», escrito por una de sus parientes, monja de Heidenheim, quien anotó los recuerdos que tenía sobre la vida del santo, tal como él se las relató de palabra. Dicho documento es la fuente de todo lo que sabemos del padre de san Wilibaldo y san Winebaldo y su hermana santa Walburga: pero esto no era suficiente para los fieles de Lucca y de Eichstátt, que tanto veneraban al santo varón. Entonces le inventaron un nombre «Ricardo», una vida y una posición: «rey de los ingleses». En realidad, en Inglaterra no hubo ningún rey Ricardo antes de Corazón de León, y nada se sabe de la condición del padre de Wilibaldo, excepto que tenía buena posición social, pues podía costear viajes de larga duración. Sin embargo, en el Martirologio Romano antiguo se inscribía como «sanctus Richardus rex Anglorum», aunque en el actual se ha retirado esa caracterización de «rey de los ingleses», que sólo permanece en la iconografía del santo. Lo poco que sabemos acerca de él queda compensado por los amplios informes dignos de confianza sobre sus hijos.

 

 

 

 

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