1 - DE MARZO
– SÁBADO –
7ª-
SEMANA DE T.O. – C
San David de Gales
Lectura del libro del
Eclesiástico (17,1-13):
EL Señor creó al ser humano de la tierra, y a ella lo hará volver de nuevo.
Concedió a los humanos días contados y un tiempo fijo, y les dio
autoridad sobre cuánto hay en la tierra.
Los revistió de una fuerza como la suya y los hizo a su propia imagen.
Hizo que todo ser viviente los temiese, para que dominaran sobre fieras y
aves.
Discernimiento, lengua y ojos,
oídos y corazón les dio para pensar.
Los llenó de ciencia y entendimiento, y les enseñó el bien y el mal.
Puso
su mirada en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras, y les
concedió gloriarse por siempre de sus maravillas.
Por
eso alabarán su santo nombre, para contar la grandeza de sus obras.
Puso
delante de ellos la ciencia,
y les dejó en herencia una ley de vida.
Estableció
con ellos una alianza eterna, y les enseñó sus decretos.
Sus ojos vieron la grandeza de su gloria y sus oídos oyeron su voz
gloriosa.
Les
dijo: «Guardaos de toda iniquidad», y les dio a cada uno preceptos acerca del
prójimo.
La
conducta humana está siempre ante Dios, no puede ocultarse a sus ojos.
Palabra de Dios
Salmo:
102,13-14.15-16.17-18a
La
misericordia del Señor dura siempre, para los que
cumplen sus mandatos
Como un padre
siente ternura por sus hijos, siente el
Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.
Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como flor del campo, que el viento
la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a
verla. R/.
Pero la misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Marcos (10,13-16):
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los
discípulos los regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad
que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como
ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de
Dios como un niño, no entrará en él».
Y
tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor
1.-
Dios hizo al hombre a su propia imagen.
Este pasaje del Eclesiástico tiene un
paralelismo con la creación que se narra en el Génesis. Está empapado de una
belleza extraordinaria; es una hermosa imagen llena de ternura y pasión de Dios
por el ser humano, nuestra vida es una obra de arte, llena de infinito amor.
El
Señor derramó sin límites su amor, cuando creo al ser humano. Qué cierto es que
en Él nos movemos, vivimos y existimos; somos su obra sublime al hacernos a su
imagen y semejanza. No obstante, por la desobediencia de nuestros primeros
padres, nosotros rechazamos este amor, cambiándolo por la avaricia y la
soberbia de querer ser como Dios. Fuimos los autores del límite del tiempo:
contado y fijo, fruto del pecado, Sin embargo, como la misericordia de Dios es
infinita, nos dio autoridad sobre cuánto hay en la tierra, regalándonos muchos
dones y privilegios, para que su gloria se manifieste en nosotros. Pero
¿realmente agradecemos al Señor todos los dones que nos ha otorgado, tanto
materiales como espirituales? ¿Estamos convencidos de que esto es una realidad?
No somos conscientes de que su mirada amorosa está constantemente puesta en
nuestros corazones, ya que, sin su gracia, seríamos incapaces de alabarle,
darle gracias y ser instrumentos de su amor, para el bien de los que nos
rodean. Tenemos que grabar al “rojo vivo” en nuestros corazones, las actitudes
más íntimas de Jesús, para poder identificarnos con Él y ser otros
“Cristos” en la tierra, en medio del mundo.
2.- Aunque, en muchas
circunstancias de la vida podamos tener la sensación de que el Señor no nos
quiere o nos ha dejado solos, esto está muy lejos de la realidad, ya que, en
este fragmento bíblico, nos recuerda que establece una alianza eterna, un pacto
infinito, es decir, que, aunque nosotros fallemos, Él es fiel y constante en
sus promesas. Por eso, debemos tener temor, no por considerar al Señor un
tirano, sino por temer perderlo y no confiar plenamente en Él, amando al “dios”
más cercano que tenemos: que es el prójimo. Y, ¿cómo podemos perder al Señor?
Si no guardamos su Alianza. Sin Dios en nuestra vida, nos privamos de la
esperanza futura en el encuentro con el Señor, es decir, sin él, no somos nada.
Él siente ternura por nosotros, que somos
sus hijos, porque sabe que somos barro y nos perdona constantemente si nos
arrepentimos de verdad, porque su amor es incondicional. ¡Qué locura, Dios mío!
¿Nos sentimos los primeros beneficiados de esta acción santificadora del Señor?
¿Qué más podemos pedirle? Debemos aprovechar este Año Jubilar, para discernir,
escrutar y orar la Palabra de Dios y aplicarla a nuestro día a día.
3.- En este pasaje evangélico se
percibe cómo el Señor ama, valora y defiende lo pequeño, lo frágil, lo que no
cuenta, para anular lo que cuenta y lo identifica totalmente con el Reino de
Dios.
La
mirada de Jesús es muy distinta que la de los discípulos, que en muchas
ocasiones también es la nuestra, los cuales creen que el Reino de Dios es sólo
para la gente fuerte, madura, importante, adulta, sin embargo, llama la
atención que nuestro Señor se enfada con ellos, por su brusquedad y su poco
tacto y delicadeza, al no ver que la inocencia, la candidez, la transparencia,
el dejarse querer y a la vez dar cariño auténtico, son las llaves para entrar y
ser parte del Reino de Dios.
Los
adultos hoy en día, la sociedad, e incluso la misma educación, están quitando
la inocencia y el candor a los niños, que por naturaleza son inocentes,
entonces, si se lo impedimos, ¿cómo podremos ser los adultos como ellos? ¿No
será que tenemos que volver con sinceridad y sin doblez de corazón, nuestro
pensar, ser y sentir a Jesucristo?
¿Cómo
podemos ser parte de este Reino? Con la gracia de Dios, que va haciendo su obra
en nuestras vidas y siendo dóciles y humildes a la acción santificadora del
Espíritu Santo; experimentando el gozo de gustar y ver cuán bueno es el Señor,
que es nuestro Camino, Verdad, Luz y Vida, teniendo la experiencia de un Dios
Padre cercano, Amigo y familiar, que en Jesús somos sus hijos y hermanos entre
nosotros. Que la luz de Cristo siga calentando, iluminando, guiando y dando
sentido a nuestra vida y vocación.
Martirologio Romano: En Menevia, en Cambria, san David (o Dewi), obispo, que, imitando los
ejemplos y virtudes de los Padres orientales, fundó un monasterio, del cual
partieron muchos monjes que evangelizaron Cambria, Irlanda, Cornualles y
Armórica (c. 601).
Fecha de canonización: En el año 1120 por el Papa Calixto II.
San David, o Dewi
Sant, como se le conoce en idioma galés, es el santo patrono de Gales. Era un
monje, abad y obispo celta que vivió durante el siglo VI. Fue arzobispo de
Gales, y uno de los primeros santos que ayudaron a diseminar el cristianismo
entre las tribus celtas paganas del oeste de las islas británicas.
Dewi nació cerca
de Capel Non, en la costa suroriental de Gales, cerca de lo que ahora es la
ciudad de Sain Dewi. Estudió en un monasterio de nombre Hen Fynyw.
Dewi hizo muchos
viajes como misionero por todo Gales, donde estableció varias iglesias. También
viajó al sur y oeste de Inglaterra y Cornualles. Fundó un monasterio en Glyn
Rhosyn en la ribera del pequeño Río Alun, donde actualmente se yergue la
catedral de la ciudad de Saint David.
Existen muchas historias acerca de la vida de Dewi, pero tal vez la más
conocida se dice que ocurrió en el Sínodo de Llanddewi Brefi. Estaban por
decidir se Dewi se convertiría en arzobispo. Una multitud se congregó en el
Sínodo y cuando Dewi se puso de pié para tomar la palabra, uno de los miembros
de la congregación grito: "No podremos verlo ni oírlo". En ese
momento, el piso se elevó hasta que todos podían verlo y oírlo. Así, no era de
sorprender que pronto fuera nombrado arzobispo.
Se dice que Dewi
vivió más de 100 años, y generalmente se acepta que murió en al año 589. Las
últimas palabras que dirigió a sus seguidores fueron en un sermón un domingo
antes de su muerte. Según uno de sus biógrafos, Dewi les dijo: "Sean
alegres y mantengan su fe y su credo. Hagan las pequeñas cosas que me han visto
u oído hacer. Yo caminaré por la ruta que nuestros ancestros recorrieron antes
que nosotros".
"Hagan las pequeñas
cosas" es una frase muy conocida en galés que ha sido la inspiración de
muchos. Se dice que el martes 1 de marzo del año 589 el monasterio se llenó de
ángeles y Cristo recibió su alma.
Tal como se
celebra en la actualidad, el Día de San David data del año 1120, cuando Dewi
fue canonizado por el Papa Callactus Segundo, y el 1 de marzo quedó incluido en
el calendario de la Iglesia.
San David fue, y
sigue siendo, una figura muy importante de Gales. El Día de San David es una
gran celebración para Gales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario