martes, 12 de abril de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 13 DE ABRIL – MIÉRCOLES - Santos Martín I y Hermenegildo






13 DE ABRIL – MIÉRCOLES -
3ª - SEMANA DE PASCUA
Santos Martín I y Hermenegildo

       Evangelio según san Juan 6, 35-40


       En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “Yo soy el pan de vida.  El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed; pero como os he dicho, habéis visto y no creéis.  Todo lo que me da el Padre vendrá a mí; y al que venga a mí
no lo echaré afuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.  Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.  Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el último día”.

       1.   La revolución religiosa que realizó Jesús es mucho más profunda de lo que normalmente solemos imaginar.  Cuando Jesús dijo a los dirigentes judíos:  “Destruid este templo y en tres días lo levantaré” (Jn 2, 19), se refería a su propia persona (Jn. 2, 21). Ahora afirma que “el pan de la vida”, la Ley, es también él mismo (Jn 6, 35).
       Es decir, Jesús sustituye al Templo y a la Ley.

       2.   Jesús, por tanto, entiende la religión de forma que es una religión sin templo, o sea no está vinculada a “lo sagrado”.  Y una religión sin ley, es decir, no está vinculada a normas religiosas, ritos y ceremonias.
       Se trata, por tanto, de que se tiene que entender y vivir desde la “laicidad” y desde la “libertad”.  
       Por tanto, comprenderemos el cristianismo el día que entendamos y aceptemos que es una religión enteramente original.  Porque es una religión laica y una religión libre.  Esto no significa que el cristianismo sea una religión sin Dios y una religión sin normas.  No es eso.       Se trata de que es una religión en la que lo central no es lo sagrado, sino la forma de vida que se realiza y se vive lo mismo en lugar donde nos reunimos a rezar que en plena calle, en el trabajo, en el descanso, en las relaciones con los demás.
       Y, por otra parte, es una religión en la que las normas están al servicio de la “ética cívica”. Nunca al revés.

       3.   Jesús planteó así su proyecto inmediatamente antes de hacer la promesa de la eucaristía (Jn 6, 41-59), el gesto simbólico central del cristianismo.  Con lo que Jesús vino a afirmar que la eucaristía no se entiende cuando se vive enclaustrada en los templos, reglamentada con normas litúrgicas.
       Los cristianos hemos deformado tanto la eucaristía, que ya se nos hace casi imposible entenderla.  Y más imposible, si cabe, vivirla. Por eso la eucaristía nos da devoción y fervor religioso, pero normalmente no modifica nuestras vidas.  Una persona puede pasarse cuarenta años comulgando a diario. Y, después de tanto tiempo con la eucaristía, sigue teniendo los mismos defectos que al principio.    ¿De qué nos sirve tanto rito, tantas normas, tantas ceremonias sagradas?
       El Ritual manda más que Jesús en nuestras vidas.

Santos Martín I y Hermenegildo
 


          SAN MARTÍN I, papa del año 649 al año 655. Nació en Todi (Umbría, Italia), y fue elegido papa el año 649. Aquel mismo año celebró un Concilio en la basílica de Letrán en el que condenó sin paliativos el error monotelita de Eutiques, que negaba la doble voluntad de Cristo derivada de su doble naturaleza, divina y humana. Por ello tuvo que enfrentarse con el emperador de Oriente Constancio II, defensor de la herejía de Eutiques. El Emperador hizo que el exarca de Rávena lo apresara en Letrán y lo llevara a Constantinopla. Allí se le juzgó y fue condenado a muerte por supuesta traición, pena que, dada la ancianidad del Pontífice, se conmutó por la de destierro al Quersoneso (Crimea), donde murió como un mártir el 13 de abril del año 655.- Oración:Dios todopoderoso, tú has querido que san Martín, papa y mártir, no fuera vencido ni por las amenazas, ni por los sufrimientos; concédenos, a nosotros, soportar con fortaleza de espíritu las adversidades de este mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

       SAN HERMENEGILDO. Es el gran defensor de la fe católica en la España de su tiempo contra los durísimos ataques de la herejía arriana. Su gloria consiste en haber padecido el martirio por negarse a recibir la comunión de manos de un obispo arriano y en ser, de hecho, el primer pilar de la unidad religiosa de la nación española, que llegaría poco después con la conversión de su hermano Recaredo. Hermenegildo, gobernador de la Bética durante la dominación visigótica, convertido del arrianismo al catolicismo por influjo de su esposa y de san Leandro, se alzó en armas contra su padre, Leovigildo, que pretendía imponer las doctrinas de Arrio. Vencido y apresado en Córdoba, fue a parar a Tarragona donde fue decapitado el 13 de abril del año 586.- Oración: Oh Dios, que suscitaste en tu Iglesia a san Hermenegildo, mártir, como intrépido defensor de la fe, concédenos a cuantos veneramos hoy la memoria de su martirio la unidad en la confesión de tu nombre y la perseverancia en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


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