17
de ABRIL - Domingo
4º
de Pascua. Ciclo C
Lectura del
libro de los Hechos de los Apóstoles 13, 14. 43-52
En
aquellos días, Pablo y Bernabé continuaron desde Perge y llegaron a Antioquia
de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
Muchos
judíos y prosélitos adoradores de Dios siguieron a Pablo y Bernabé, que
hablaban con ellos exhortándolos a perseverar fieles a la gracia de Dios. El
sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver
el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las
palabras de Pablo.
Entonces
Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
-
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la
rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos
a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te puesto como luz de
los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra"».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron
y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la
vida eterna. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero
los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los
principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y
los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies contra
ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría
y de Espíritu Santo.
SALMO RESPONSORIAL 99, 2. 3. 5
SALMO RESPONSORIAL 99, 2. 3. 5
R.
Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
·
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. R.
·
Sabed que el Señor es Dios: que él
nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño.
R.
·
«El Señor es bueno, su misericordia
es eterna, su fidelidad por todas las edades.» R.
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 9. 14b-17
Yo,
Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las
naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del
Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y
uno de los ancianos me dijo: -
«Éstos
son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus
vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios,
dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará
entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el
bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono los apacentará y los
conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus
ojos».
Lectura del
santo Evangelio según san Juan 10, 27-30
En
aquel tiempo, dijo Jesús:
-
«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy
la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.
Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar
nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».
Asesinadas,
pero vivas para siempre.
4 de marzo 2016
Aden
- Cuatro Religiosas Misioneras de la Caridad, la Congregación fundada por la
madre Teresa de Calcuta, han sido degolladas por un comando de hombres armados
que han atacado su convento esta mañana, en la ciudad yemení de Aden.
Más de 7.000 cristianos asesinados en
2015
Ese es el cálculo de la organización de derechos
humanos “Manos Abiertas”, sin tener en cuenta los perseguidos en Corea del
Norte, Irak y Siria, de los que carece de datos.
Quien lee las dos primeras lecturas de este domingo no se extraña de que ocurra
así. Lo desconcertante es lo que promete el evangelio.
Insultos y expulsión (Hechos de los apóstoles 13,14.
43-52).
La liturgia ha omitido los versículos 15-42,
provocando algo absurdo. Al final del v.14 se dice Pablo y Bernabé “tomaron
asiento”; e inmediatamente se añade que “muchos judíos y prosélitos se fueron
con ellos”. Entonces, ¿para qué toman asiento?
Si no hubieran mutilado el texto habría quedado claro que se sientan para tomar
parte en la liturgia del sábado. Al cabo de un rato, les invitan a hablar, y
Pablo hace un resumen muy rápido de la historia de Israel para terminar
hablando de Jesús. Ahora se comprende que, al terminar la ceremonia, muchos
judíos y prosélitos se fueran con los apóstoles. Pero, al cabo de una semana,
cuando vuelven a la sinagoga, la situación va a ser muy distinta. Los judíos
responden a Pablo y Bernabé con insultos. Más tarde, incitaron a las
señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una
persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio.
Dentro de lo que cabe, tuvieron suerte. Más adelante apedrearán a Pablo hasta
darlo por muerto.
el sábado
entraron en la sinagoga y tomaron asiento. …Muchos judíos y prosélitos
practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos
a ser fieles a la gracia de Dios.
Pero
los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales
de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los
expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como
protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio.
Martirio y victoria (Apocalipsis
7,9.14b-17)
Cuando el cristianismo comenzó a difundirse por el imperio, encontró pronto la
oposición de las autoridades romanas y de la gente sencilla. Veían a los
cristianos como gente impía, que daba culto a un solo dios en vez de a muchos,
inmoral, enemiga del emperador, al que no querían reconocer como Señor, etc. El
punto final en bastantes casos fue la muerte, como ocurrió a Pedro, Pablo y a
los otros durante la persecución de Nerón (lo que cuenta el historiador romano
Tácito impresiona por la crueldad con que se los asesinó). Sin embargo, la
lectura del Apocalipsis no se centra en sus sufrimientos sino en su victoria.
Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza,
pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con
vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y uno de los ancianos me
dijo:
- Estos son los que vienen de la gran
tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.
Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su
templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará
daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será
su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugara
las lágrimas de sus ojos.
“Yo les doy la vida eterna” (Juan
10,27-30)
En comparación con las dos lecturas anteriores, que hablan de las persecuciones
en sus diversas formas, con expulsión y muerte, el evangelio de hoy resulta a
primera vista muy suave, casi idílico: las ovejas con su pastor, atendiendo a
su llamada, siguiéndolo. Ningún loco a la vista. Sin embargo, Jesús menciona
dos veces a algunos que intentan “arrebatarlas de mi mano” y de la mano de mi
Padre. No tendrán éxito. Pero la amenaza está presente.
En aquel tiempo, dijo Jesús:
- Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy
la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi
mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a
todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo
y el Padre somos uno.
Cuando se leen las palabras del evangelio mirando a esas cuatro religiosas
sonrientes se entiende muy bien la primera parte: ellas han escuchado la voz de
Jesús, le han seguido a trabajar con las personas más marginadas. Y, por
contraste, se entiende igualmente la verdad de la segunda: las han asesinado
(la foto del cuarto lleno de sangre no tiene nada de idílico ni romántico),
pero “no las han arrebatado de mi mano”, Jesús les ha dado la vida eterna. Es
el mensaje de la Pascua encarnado en el siglo XXI: por la muerte a la vida.
Que Dios nos conceda la fe necesaria para creer en su
palabra.
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