miércoles, 18 de mayo de 2016

Parate un momento: El evangelio del día 19 DE MAYO – JUEVES – JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE.




19 DE MAYO – JUEVES –
7ª ~ SEMANA DEL T.O.-C
JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE.

       Evangelio según san Lucas 22, 14-20

       Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:
       “He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios”.
       Y, tomando una copa, pronunció la ac-
ción de gracias y dijo:
       “Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga
el reino de Dios”.
       Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
       “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía”.        Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:
       “Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros”

       1.  Cristo, Sumo Sacerdote, nos enseña cómo vivir en cristiano.  Es ejemplo de vida.  Palabra para la vida.  La entrega de su cuerpo por nosotros muestra cómo puede llegar a amarnos. Y nos marca el camino.  El camino de la entrega, de la certeza de que quien ama no se equivoca.
       Un amor limpio e iluminado por la gracia de Dios, que renueva la participación frecuente en los sacramentos.  Especialmente la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación.  
      
       2.   Los cristianos somos unos privilegiados al haber conocido a Cristo.  Es una gracia que desgraciadamente no todas las personas han experimentado.  En tus manos está que quien te rodea lo conozca más y mejor.

El jueves posterior a la Solemnidad de Pentecostés en algunos países se celebra la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Esta festividad no aparece en el calendario de la Iglesia universal, pero se ha expandido por muchos países.

La celebración fue introducida en España en 1973 y tiene textos propios para la Santa Misa y el Oficio. En algunas diócesis este día es también la Jornada de Santificación de los Sacerdotes.

San Juan Pablo II, en el documento “Ecclesia de Eucharistia” señala que “el Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada”.

“De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad”.

Oración a Cristo, Sumo Sacerdote

Señor, Jesucristo, nuestro magnífico y supremo Sacerdote. Por tu
Muerte y Resurrección te hemos reconocido como el Cordero sacrificial,
mediador entre el Padre y nosotros mismos.

Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección te hemos reconocido como el Cordero
sacrificial, mediador entre el Padre y nosotros mismos.

Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección por los sacramentos del
Bautismo y Confirmación, para unirnos en el ofrecimiento del
sacrificio de Ti mismo por la participación de tu Sacerdocio en la
Eucaristía.
Así pertenecemos a tu Reino en la tierra, haciéndonos tu pueblo santo.

Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de
Amor y Vida que nos una a ti, Sacerdote y Víctima, para que el plan de
salvación para todos los pueblos se establezca dentro de nosotros.

Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de
Sabiduría y unión, que a todos nos unifique en tu Cuerpo Místico, la
Iglesia, para ser tus testigos en el mundo.

Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, tu cruz remedie nuestros
males, tu Resurrección nos renueve, tu Espíritu Santo nos santifique,
tu Realeza nos glorifique y nos redima tu Sacerdocio, para que podamos
unirnos contigo como tú lo estás con el Padre en el Espíritu Santo.

Señor, Jesús, reúnenos a todos en tu Persona –Víctima, Sacerdote, Rey
– por el banquete salvador de la Eucaristía que tú y nosotros
ofrecemos en el altar del Sacrificio, ahora y durante todos los días
de nuestra peregrinación por este mundo. Cuando nos llames a tu Reino
celestial, entonces podamos participar con todos los santos de tu
gloria, amor y vida en unión con el Padre y el Espíritu Santo por toda
la eternidad. Amén.




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