miércoles, 4 de mayo de 2016

Párate un momento: El Evangelio del dia 5 DE MAYO – JUEVES – 6ª ~ SEMANA DE PASCUA –C San Ángel de Sicilia, presbítero y mártir




5 DE MAYO – JUEVES –
6ª ~ SEMANA DE PASCUA –C
San Ángel de Sicilia, presbítero y mártir

       Evangelio según san Juan 16, 16-20

       En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
       “Dentro de poco no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver”.
        Comentaron entonces algunos discípulos:
       “¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver” y eso de “me voy con el Padre?”.  
       Y se preguntaban:
       “¿Qué significa ese ‘poco”?
       No entendemos lo que dice”. Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
       “¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver”? Pues si os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría”.

       1.   En el conjunto de las palabras, que aquí pronuncia Jesús, se destacan dos experiencias, que tendrán los seguidores del Evangelio a lo largo de la historia.  Se trata de la dura experiencia de la tristeza (cf. Jn 14, 18) y de la no menos dura experiencia del rechazo por parte del mundo, el “orden presente” (cf. Jn 14, 19) (R. E. Brown).
       Pero Jesús añade a esas experiencias fuertes algo que es más determinante: la alegría, que será la experiencia definitiva.

       2.   Jesús sabía de tristeza.  Es la tristeza que sintió él mismo, “profundamente afligido” (“perilypos”), en la oración de Getsemaní (Mc 14, 34; Mt 26, 38): “Mi alma está afligida con tristeza mortal” (cf. Sal 41, 6. 12) (J. Beutler).   La tristeza que Jesús vivió “a gritos y con lágrimas”, en la oración de la “angustia” antes de la muerte (Heb 5, 7).
       Se trata de la tristeza del que se ve amenazado de muerte.  Y del que ve el mundo de violencia y muerte en que vivimos.  Además, junto a la tristeza, el rechazo.  En
este sentido, la utilización que los evangelios hacen del verbo griego “arneomai” resulta elocuente.  Jesús, en efecto, se sintió “rechazado” (cf. la utilización del verbo “arneomai” en la negaciones de Pedro: Mc 14, 30. 66-72; Mt 26, 33) (D. Dormeyer, W.
Schenk) en la dura experiencia de la pasión, cuando se vio solo y abandonado por
todos.

       3.   Pero sabemos que la tristeza y el rechazo se soportan y se superan cuando todo lo negativo, que acarrea la vida de quienes toman el camino del profeta y el místico —aunque se dediquen a cualquier tipo de actividad, tarea o trabajo—, se afronta con la fuerza que nos da verle sentido a la vida que llevamos. Y verle sentido, hasta el extremo de vivir con alegría las situaciones más duras que se nos puedan presentar.  Así, Jesús apela a experiencias humanas, profundamente humanas, para darle una nueva orientación a nuestras vidas.  Una vida que solo acepta el bienestar y el disfrute, y no tolera la contradicción y el rechazo, será todo lo que se quiera, pero será una vida “sin sentido”.  El empeño por hacer felices a otros, nos trae complicaciones, quizá complicaciones muy serias.  Pero todo el sufrimiento del mundo vale la pena, cuando ese sufrimiento es fuente de felicidad para alguien.  Y, sobre todo, si lo es para muchos.

San Ángel de Sicilia, presbítero y mártir


Nació en Jerusalén, en el seno de una familia de judíos conversos.
A la temprana muerte de su hermano gemelo, San Ángel decide ingresar a la Orden Carmelita, y es admitido en el monasterio en el Monte Carmelo, en Palestina.
En el siglo trece, los Carmelitas pasaron de ser una orden contemplativa a ser una orden de mendicantes; recordemos que era el siglo de la revolución espiritual de San Francisco de Asís y de Santo Domingo de Guzmán.
San Ángel es enviado eventualmente a Roma, para llevar un mensaje al papa Honorio III. A continuación, recibe la encomienda de dirigirse a Sicilia, para ayudar a predicar contra la herejía de los cátaros, que habían tomado control de la isla.
Sin embargo, a poco de haber desembarcado en Sicilia, San Ángel fue asesinado a traición con cinco puñaladas por la espalda, ordenadas por el líder de los herejes. En el sitio donde murió se edificó una iglesia, y su sepulcro se convirtió muy pronto en sitio de peregrinación.
La Orden Carmelita venera a San Ángel como santo por lo menos desde 1456. En 1459, el papa Pío II aprobó su culto.
Ángel se cuenta entre los primeros Carmelitas que vinieron del Monte Carmelo a Sicilia, donde, según las fuentes tradicionales dignas de fe, murió apuñalado a muerte en Licata a manos de hombres impíos, en la primera mitad del siglo XIII.
Venerado como mártir, muy pronto se edificó una iglesia sobre el lugar de su martirio, y allí fue colocado su cuerpo.
Sólo en 1662 sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de los Carmelitas de Licata.
El culto a san Ángel se difundió por toda la Orden y también entre el pueblo. Él y san Alberto de Trápani son considerados los "padres" de la Orden por ser los dos primeros santos que recibieron culto en la Orden, y por esto fueron representados muchas veces en la iconografía medieval al lado de la Virgen María.
En Sicilia existen muchos lugares que tienen a san Ángel como patrono, y el pueblo lo invoca en las necesidades, dirigiéndose a él con mucho afecto y cariño.
SAN ÁNGEL nos ofrece un ejemplo de misticismo y de obediencia debida.



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