martes, 24 de mayo de 2016

Párate un momento: El evangelio del día 25 DE MAYO – MIÉRCOLES – 8 – Semana del T. O. Sta. María Magdalena de Pazzi, virgen





25 DE MAYO – MIÉRCOLES –
8 – Semana del T. O.
Sta. María Magdalena de Pazzi, virgen
      
       Evangelio según san Marcos 10,32-45

       En aquel tiempo, los discípulos  iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús les adelantaba; los discípulos se extrañaban y los que seguían iban asustados. ÉI tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:
       “Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.
       Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
       “Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.
       Les preguntó:
       “¿Qué queréis que haga por vosotros?”        Contestaron:
“Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”.
       Jesús replicó:
       “No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo que yo me voy a bautizar?”
       Contestaron:
       “Lo somos”.
       Jesús les dijo:
       “El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado”.
       Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
       Jesús, reuniéndolos,  les dijo:
       “Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grand, sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.  Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.

       1.   Si algo queda patente, en este evangelio, es la diferencia de criterios que había entre Jesús y sus apóstoles.  Jesús organizó su vida de forma que terminó en el fracaso, la condena y la muerte más humillante que había entonces (Mc 10, 32-34; Mt 19, 13-15; Lc 18-15-17).
       Los apóstoles, sin embargo, tuvieron la pretensión de ocupar los primeros puestos en el grupo y en el movimiento que puso en marcha Jesús (Mc. 10, 35-41; Mt 20,20-24).
       Un contraste tan fuerte, en cuanto se refiere precisamente al puesto que se ocupa en la vida y a cómo se ejerce el poder, que Jesús les tuvo que advertir lo intolerable que era semejante aspiración, que venía a ser como la ambición de dominio y tiranía que caracteriza a los jefes de las naciones y a los grandes del sistema de este mundo, mientras que él mismo se estaba portando como un esclavo que acepta la función más baja que una sociedad puede adjudicar: la de delincuente ejecutado (G.Theissen) (Mc 10,42-4~ Mt 20, 25-28; Lc 22, 24-27).

       2.   La diferencia entre Jesús y los apóstoles era tan opuesta y tan fuerte, que solo
es comparable a la diferencia que, a lo largo de los siglos; se ha palpado (y se palpa) entre el Evangelio y la Iglesia.  Con el agravante de que hoy vemos, como la cosa más natural del mundo, a solemnes jerarcas (sucesores de los apóstoles) ocupando tronos de honor y dignidad, ejerciendo cargos que someten a los fieles y condenan a los infieles. Y, al mismo tiempo, leemos el Evangelio con devoción o sacamos las imágenes del Crucificado adornado de oro y joyas de valor.
        La contradicción más fuerte y ridícula que se pudo imaginar.

Sta. María Magdalena de Pazzi, virgen


Santa María Magdalena de Pazzi Virgen (1566-1607)

Santa María Magdalena de Pazzi
Decía de ella San Pío X en 1908: "La Vida de Santa María Magdalena de Pazzi no es solamente un prodigio de estéril admiración, sino un vivo modelo que todos podemos y debemos en parte imitar..." Y en 1952 el Papa Pío XII: "Santa María Magdalena de Pazzi, la virgen de Florencia, brilló, más que por su nobleza, por el fervor de todas las virtudes, y, sobre todo, por su amor encendidísimo para con Dios y para con el prójimo".

Esta gran mujer -una de las más grandes figuras de la mística cristiana- nació el 2 de abril de 1566 en Florencia. Sus padres, nobles, se llamaron Camilo de Pazzi y Magdalena Buendelmonte. Fue bautizada al día siguiente de nacer y contaba diez años cuando recibió la Primera Comunión. Ya antes, cuando su madre comulgaba, deseaba ardientemente hacerlo ella y le decía: "Mamá, hueles a Jesús..." El 19 de abril de 1576 -a los diez años- hizo voto de virginidad y dos años después, en presencia de su madre, ya tuvo el primer éxtasis, que tan frecuentes serían a lo largo de toda su vida.

De muy niña fue internada en las religiosas de San Juan de los Caballeros para que recibiera una esmerada educación. Allí llamó poderosamente la atención de todas las religiosas por su virtud y por las largas horas que pasaba ante el sagrario y ante las imágenes de la Virgen María. Todas las religiosas cuando después depongan en los Procesos para su beatificación, resaltarán los heroicos ejemplos de virtud, especialmente de mortificación, oración y caridad que aprendían de aquella niña que parecía una veterana en la escuela de la perfección más encumbrada.

El 1 de diciembre de 1582 abrazaba la vida de religiosa carmelita en el Monasterio de Santa María de los Ángeles de Florencia. El 3 de enero de 1583, la joven Catalina de Pazzi, que así se llamaba, vestía el hábito de carmelita cambiando su nombre por el de Sor María Magdalena comenzando así su año de noviciado. A primeros de mayo de 1584 le vino una rara enfermedad que amenazaba su vida. Tuvo un exceso de amor como ya le había sucedido mientras vivía en el mundo, y los superiores le permitieron que hiciera su Profesión el 27 de mayo ante un altar de la Virgen María.

Desde estas fechas su vida entra por unos caminos misteriosos y ya no cesa de recibir gracias extraordinarias de parte del Señor: Éxtasis, luces, sabiduría, dones... El más extraordinario fenómeno místico recibió esta alma privilegiada, siendo la admiración de las mismas monjas y de cuantos la trataban.

Mortificaba bárbaramente su cuerpo con terribles ayunos y durísimas penitencias. Pasaba largas temporadas sin probar bocado y entregada sin descanso a la oración y trato arrobado con el Señor.

Durante estos éxtasis decía cosas maravillosas y profundos conceptos teológicos que jamás ella había estudiado. La Madre Priora encargó a seis monjas que escribieran cuanto ella decía en éxtasis. Y de un modo muy ingenioso recogían cuantas maravillas salían de su boca que, gracias a ello, han llegado hasta nosotros. Llenan siete volúmenes de una doctrina profunda que enseña los caminos de la más alta mística. Se llaman: Los cuarenta días; Los Coloquios; Las Revelaciones e Inteligencias; La Prueba; La Renovación de la Iglesia; Avisos; Sentencias y Cartas...

Desempeñó varios cargos en la Comunidad, sobre todo, Maestra de novicias, dejando siempre destellos de santidad en los mismos. Llena de méritos, moría el 25 de mayo de 1607. Fue beatificada el 1626 y canonizada el 1669.




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