25 DE MAYO – MIÉRCOLES –
8 – Semana del T. O.
Sta. María Magdalena de Pazzi, virgen
Evangelio
según san Marcos 10,32-45
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús
les adelantaba; los discípulos se extrañaban y los que seguían iban asustados.
ÉI tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a
suceder:
“Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del Hombre va
a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados, lo condenarán a muerte
y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y
lo matarán; y a los tres días resucitará.
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le
dijeron:
“Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.
Les preguntó:
“¿Qué queréis que haga por vosotros?” Contestaron:
“Concédenos sentarnos en tu
gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”.
Jesús replicó:
“No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que
yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo que yo me voy a bautizar?”
Contestaron:
“Lo somos”.
Jesús les dijo:
“El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con
el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi
izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado”.
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago
y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
“Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos
los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que
quiera ser grand, sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero, sea
esclavo de todos. Porque el Hijo del
Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en
rescate por todos”.
1. Si
algo queda patente, en este evangelio, es la diferencia de criterios que había entre
Jesús y sus apóstoles. Jesús organizó su
vida de forma que terminó en el fracaso, la condena y la muerte más humillante
que había entonces (Mc 10, 32-34; Mt 19, 13-15; Lc 18-15-17).
Los apóstoles, sin embargo, tuvieron la
pretensión de ocupar los primeros puestos en el grupo y en el movimiento que
puso en marcha Jesús (Mc. 10, 35-41; Mt 20,20-24).
Un contraste tan fuerte, en cuanto se refiere
precisamente al puesto que se ocupa en la vida y a cómo se ejerce el poder, que
Jesús les tuvo que advertir lo intolerable que era semejante aspiración, que
venía a ser como la ambición de dominio y tiranía que caracteriza a los jefes
de las naciones y a los grandes del sistema de este mundo, mientras que él
mismo se estaba portando como un esclavo que acepta la función más baja que una
sociedad puede adjudicar: la de delincuente ejecutado (G.Theissen) (Mc 10,42-4~
Mt 20, 25-28; Lc 22, 24-27).
2.
La diferencia entre Jesús y los apóstoles era tan opuesta y tan fuerte, que
solo
es
comparable a la diferencia que, a lo largo de los siglos; se ha palpado (y se
palpa) entre el Evangelio y la Iglesia. Con
el agravante de que hoy vemos, como la cosa más natural del mundo, a solemnes
jerarcas (sucesores de los apóstoles) ocupando tronos de honor y dignidad,
ejerciendo cargos que someten a los fieles y condenan a los infieles. Y, al
mismo tiempo, leemos el Evangelio con devoción o sacamos las imágenes del
Crucificado adornado de oro y joyas de valor.
La
contradicción más fuerte y ridícula que se pudo imaginar.
Sta. María Magdalena de Pazzi, virgen
Santa María Magdalena de Pazzi Virgen (1566-1607)
Santa María Magdalena de
Pazzi
Decía de ella San Pío X en 1908: "La Vida de Santa
María Magdalena de Pazzi no es solamente un prodigio de estéril admiración,
sino un vivo modelo que todos podemos y debemos en parte imitar..." Y en
1952 el Papa Pío XII: "Santa María Magdalena de Pazzi, la virgen de
Florencia, brilló, más que por su nobleza, por el fervor de todas las virtudes,
y, sobre todo, por su amor encendidísimo para con Dios y para con el
prójimo".
Esta gran mujer -una de las
más grandes figuras de la mística cristiana- nació el 2 de abril de 1566 en
Florencia. Sus padres, nobles, se llamaron Camilo de Pazzi y Magdalena
Buendelmonte. Fue bautizada al día siguiente de nacer y contaba diez años cuando
recibió la Primera Comunión. Ya antes, cuando su madre comulgaba, deseaba
ardientemente hacerlo ella y le decía: "Mamá, hueles a Jesús..." El
19 de abril de 1576 -a los diez años- hizo voto de virginidad y dos años
después, en presencia de su madre, ya tuvo el primer éxtasis, que tan
frecuentes serían a lo largo de toda su vida.
De muy niña fue internada en
las religiosas de San Juan de los Caballeros para que recibiera una esmerada
educación. Allí llamó poderosamente la atención de todas las religiosas por su
virtud y por las largas horas que pasaba ante el sagrario y ante las imágenes
de la Virgen María. Todas las religiosas cuando después depongan en los
Procesos para su beatificación, resaltarán los heroicos ejemplos de virtud,
especialmente de mortificación, oración y caridad que aprendían de aquella niña
que parecía una veterana en la escuela de la perfección más encumbrada.
El 1 de diciembre de 1582
abrazaba la vida de religiosa carmelita en el Monasterio de Santa María de los
Ángeles de Florencia. El 3 de enero de 1583, la joven Catalina de Pazzi, que
así se llamaba, vestía el hábito de carmelita cambiando su nombre por el de Sor
María Magdalena comenzando así su año de noviciado. A primeros de mayo de 1584
le vino una rara enfermedad que amenazaba su vida. Tuvo un exceso de amor como
ya le había sucedido mientras vivía en el mundo, y los superiores le
permitieron que hiciera su Profesión el 27 de mayo ante un altar de la Virgen
María.
Desde estas fechas su vida
entra por unos caminos misteriosos y ya no cesa de recibir gracias
extraordinarias de parte del Señor: Éxtasis, luces, sabiduría, dones... El más
extraordinario fenómeno místico recibió esta alma privilegiada, siendo la
admiración de las mismas monjas y de cuantos la trataban.
Mortificaba bárbaramente su
cuerpo con terribles ayunos y durísimas penitencias. Pasaba largas temporadas
sin probar bocado y entregada sin descanso a la oración y trato arrobado con el
Señor.
Durante estos éxtasis decía
cosas maravillosas y profundos conceptos teológicos que jamás ella había
estudiado. La Madre Priora encargó a seis monjas que escribieran cuanto ella
decía en éxtasis. Y de un modo muy ingenioso recogían cuantas maravillas salían
de su boca que, gracias a ello, han llegado hasta nosotros. Llenan siete
volúmenes de una doctrina profunda que enseña los caminos de la más alta
mística. Se llaman: Los cuarenta días; Los Coloquios; Las Revelaciones e
Inteligencias; La Prueba; La Renovación de la Iglesia; Avisos; Sentencias y
Cartas...
Desempeñó varios cargos en la
Comunidad, sobre todo, Maestra de novicias, dejando siempre destellos de
santidad en los mismos. Llena de méritos, moría el 25 de mayo de 1607. Fue
beatificada el 1626 y canonizada el 1669.
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