8 de Mayo
Domingo 7º de Pascua. Ciclo C.
Fiesta de la Ascensión
Lectura del libro de los Hechos de
los apóstoles (1,1-11):
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo
lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a
los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al
cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que
estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de
Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó:
«No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la
promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro
de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole:
«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de
Israel?»
Jesús contestó:
«No os toca a vosotros conocer los tiempos y las
fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo
descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube
se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les
presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?
El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis
visto marcharse.»
Salmo 46,2-3.6-7.8-9
R/. Dios asciende entre
aclamaciones; el Señor, al son de trompetas
· Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
· Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.
· Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Efesios (1,17-23):
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de
la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los
ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os
llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la
extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la
eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre
los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo
principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre
conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus
pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo,
plenitud del que lo acaba todo en todos.
Evangelio según san Lucas (24,46-53),
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de
entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el
perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros
sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros
quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las
manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia
el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran
alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
El triunfo de Jesús y
de los mártires de hoy.
Ante
todo, la Ascensión, fiesta que celebra el triunfo de Jesús, les puede recordar
la ascensión de tantos familiares y amigos muertos, a los que ya no pueden ver,
pero que han triunfado y siguen estando muy presentes. En segundo lugar, que la
persecución y la muerte no pueden encerrarlos en sus casas muertos de miedo;
deben animarse, recordando que a los primeros discípulos la pasión y muerte de
Jesús los impulsó a predicar el evangelio al mundo entero. Por último, pedir
esa “fuerza de lo alto”, la fuerza del Espíritu, que Jesús les promete.
Una sola
cadena de televisión con dos visiones muy distintas
Los dos textos principales de la misa de hoy (Hechos
de los Apóstoles y evangelio de Lucas) se prestan a una interpretación muy
simplista, como si el monte de los Olivos fuese una especie de Cabo Cañaveral
desde el que Jesús sube al cielo como un cohete. Cualquier cadena de televisión
que hubiera filmado el acontecimiento habría ofrecido la misma noticia, aunque
hubiera variado el encuadre de las cámaras.
En este caso solo hay presente una cadena de
televisión: la de Lucas. A los otros evangelistas parece no haberles interesado
la noticia. Pero Lucas ha elaborado dos programas sobre la Ascensión, uno en el
evangelio y otro en los Hechos, y cuenta lo ocurrido de manera muy distinta,
con notables diferencias. Eso demuestra que para él lo importante no es el
hecho histórico sino el mensaje que desea transmitir. Tanto el evangelio como
Hechos podemos dividirlos en dos partes: las palabras de despedida de Jesús y
la ascensión. Para no alargarme, omito la introducción al libro de los Hechos.
Palabras de despedida de Jesús
En el evangelio, Jesús dice a los discípulos
que su pasión, muerte y resurrección estaban anunciadas en las Escrituras (“Así
estaba escrito” se refiere a los libros atribuidos a Moisés y los profetas).
Por consiguiente, lo ocurrido no debe escandalizarlos ni hacerles perder la fe.
Todo lo contrario: deben predicar la penitencia y el perdón a todos los
pueblos. Para llevar a cabo esa misión necesitan la fuerza del Espíritu Santo,
que deben esperar en Jerusalén.
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al
tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados
a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de
esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la
ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
En el libro de los Hechos se repite lo
esencial, esperar al Espíritu Santo, pero se añaden dos temas: la preocupación
política de los discípulos y la idea de ser testigos de Jesús en todo el mundo
(cosa que en el evangelio sólo se insinuaba).
Una vez que comían juntos, les recomendó:
- «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre,
de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días
vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole:
- «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó:
- «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha
establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre
vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria y hasta los confines del mundo.»
La ascensión: dos relatos muy distintos
Versión
del evangelio
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y
mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se
postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y
estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Versión
de Hechos
Dicho
esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres
vestidos de blanco, que les dijeron: - «Galileos, ¿qué hacéis ahí
plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo
volverá como le habéis visto marcharse. »
ü En el
Evangelio, Jesús bendice antes de subir al cielo (en Hch, no).
ü En
Hechos una nube oculta a Jesús (en el evangelio no se menciona la nube).
ü En el
evangelio, los discípulos se postran (en Hch se quedan mirando al cielo).
ü En el
evangelio vuelven a Jerusalén; en Hch se les aparecen dos personajes vestidos
de blanco.
Dadas estas diferencias, ¿cuál es el mensaje que pretende transmitir Lucas?
La
explicación hay que buscarla en la línea de la cultura clásica greco-romana, en
la que se mueve Lucas y la comunidad para la que él escribe. También en ella
hay casos de personajes que, después de su muerte, son glorificados de forma
parecida a la de Jesús. Los ejemplos que suelen citarse son los de Hércules,
Augusto, Drusila, Claudio, Alejandro Magno y Apolonio de Tiana. Estos ejemplos
confirman que los relatos tan escuetos de Lucas no debemos interpretarlos al
pie de la letra, como han hecho tantos pintores, sino como una forma de
expresar la glorificación de Jesús. El final largo del evangelio de Marcos
subraya este aspecto al añadir que, después de la ascensión, Jesús “se sentó a
la derecha de Dios”.
Resumen
Ante la ascensión no debemos tener sentimientos de tristeza, de abandono o
soledad. Como dice el evangelio, la marcha de Jesús debe provocar una gran
alegría y el deseo de bendecir a Dios. Porque lo que celebramos es su triunfo,
como demuestran los textos de la cultura greco-romana en los que se inspira
Lucas. Me viene la imagen del acto de fin de carrera, cuando el estudiante
recibe su diploma y la familia y amigos lo acompañan llenos de alegría.
Al mismo
tiempo, las palabras de despedida de Jesús nos recuerdan dos temas capitales:
el don del Espíritu Santo, que celebraremos de modo especial el próximo
domingo, de Pentecostés, y la misión “hasta el fin del mundo”. Aunque estas
palabras se refieren ante todo a la misión de los apóstoles y misioneros, todos
nosotros debemos ser testigos de Jesús en cualquier parte del mundo. Para eso
necesitamos la fuerza del Espíritu, y eso es lo que tenemos que pedir.
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