viernes, 13 de mayo de 2016

Párate un momento: Evangelio del dia 14 DE MAYO – SÁBADO – 7ª – Semana de Pascua –C San Matías Apóstol

  


14 DE MAYO – SÁBADO –
7ª – Semana de Pascua –C
San Matías Apóstol

       Evangelio según san Juan 15, 9-17

       En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
       “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.  Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.  Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.  No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.  De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé. Eso os mando: que os améis unos a otros”.

       1.   Puesto que Judas se suicidó, Matías fue el apóstol que eligió, a propuesta de Pedro, la primera comunidad de seguidores de Jesús, como sustituto de Judas. Fue elegido después de la ascensión del Señor (Hech 1, 15-26). Poco sabemos sobre este hombre. De su vida, antes de ser elegido, se sabe que cumplía las dos condiciones que puso Pedro para presentarlo como candidato a La elección:
       1) Que era testigo de La resurrección de Jesús.
       2) Que había pertenecido al grupo de los discípulos desde el principio del ministerio público de Jesús hasta su muerte (Hech 1, 21-22).
       Después de la elección, el N. T. no vuelve a hablar de él.

       2.   El hecho de que la mayor parte de los Doce sean poco más que nombres para nosotros, es significativo. De estos Doce, en realidad, sabemos muy poco. Sabemos de Pedro, algo de Santiago y quizá de Juan. Todo esto expresa que estos hombres — excepto los casos de Pedro y el advenedizo Pablo— representaron poco en la Iglesia naciente. Además, cuando fueron desapareciendo (por martirio o por muerte natural), nadie pensó que había que nombrar a otros en su lugar. Esto se hizo en el caso de Judas, al que sustituyó Matías, antes de la venida del Espíritu en Pentecostés. Después de Pentecostés, no se pensó en la necesidad de perpetuar el grupo de los Doce como tal.

       3.   En cualquier caso, hay tres cosas claras:    1) El deseo de Jesús de perpetuar el movimiento que él inició dándole un mínimo de estructura organizativa.
       2) Aquellos Doce tenían que ser personas dotadas de una fuerte convicción: ser testigos de la resurrección de Jesús y mantener ese testimonio hasta dar incluso la propia vida por defender esa causa.
       3) Tenían que haber vivido con Jesús desde el comienzo, es decir, tenían que haber asimilado, por contagio de vida compartida, la forma de pensar y de vivir de Jesús.
       Estas tres cosas tienen que perpetuarse en la vida de la Iglesia, en su sistema organizativo y en su perfil de vida y de presencia en la sociedad y en la historia.

San Matías Apóstol

Clemente de Alejandría, basándose en la tradición, afirma que San Matías fue uno de los 72 discípulos que el Señor envió a predicar durante su ministerio. Los hechos de los Apóstoles afirman que Matías acompañó al Salvador, desde el Bautismo hasta la Ascensión.

Cuando San Pedro decidió proceder a la elección de un nuevo Apóstol para reemplazar a Judas, los candidatos fueron José, llamado Bernabé y Matías. Finalmente, la elección cayó sobre Matías, quien pasó a formar parte del grupo de los doce.

El Espíritu Santo descendió sobre él en Pentecostés y Matías se entregó a su misión.

Clemente de Alejandría afirma que se distinguió por la insistencia con que predicaba la necesidad de mortificar la carne para dominar la sensualidad. Esta lección la había aprendido del mismo Jesucristo.

Según la tradición, predicó primero en Judea y luego en otros países. Los griegos sostienen que evangelizó la Capadocia y las costas del Mar Caspio, que sufrió persecuciones de parte de los pueblos bárbaros donde misionó y obtuvo finalmente la corona del martirio en Cólquida.

Los "Menaia" griegos sostienen que fue crucificado. Se dice que su cuerpo estuvo mucho tiempo en Jerusalén y que Santa Elena lo transladó a Roma.

Este es el apóstol No. 13 (El 14 es San Pablo). Es un apóstol "póstumo" (Se llama póstumo al que aparece después de la muerte de otro). Matías fue elegido "apóstol" por los otros 11, después de la muerte y Ascensión de Jesús, para reemplazar a Judas Iscariote que se ahorcó. La S. Biblia narra de la siguiente manera su elección:

"Después de la Ascensión de Jesús, Pedro dijo a los demás discípulos: Hermanos, en Judas se cumplió lo que de él se había anunciado en la Sagrada Escritura: con el precio de su maldad se compró un campo. Se ahorcó, cayó de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas. El campo comprado con sus 30 monedas se llamó Haceldama, que significa: "Campo de sangre". El salmo 69 dice: "su puesto queda sin quién lo ocupe, y su habitación queda sin quién la habite", y el salmo 109 ordena: "Que otro reciba su cargo".

"Conviene entonces que elijamos a uno que reemplace a Judas. Y el elegido debe ser de los que estuvieron con nosotros todo el tiempo en que el Señor convivió con nosotros, desde que fue bautizado por Juan Bautista hasta que resucitó y subió a los cielos".

Los discípulos presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y Matías. Entonces oraron diciendo: "Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cual de estos dos eliges como apóstol, en reemplazo de Judas".

Echaron suertes y la suerte cayó en Matías y fue admitido desde ese día en el número de los doce apóstoles (Hechos de los Apóstoles, capítulo 1).

San Matías se puede llamar un "apóstol gris", que no brilló de manera especial, sino que fue como tantos de nosotros, un discípulo del montón, como una hormiga en un hormiguero. Y a muchos nos anima que haya santos así porque esa va a ser nuestra santidad: la santidad de la gentecita común y corriente. Y de estos santos está lleno el cielo: San Chofer de camión y Santa Costurera. San Cargador de bultos y Santa Lavandera de ropa. San Colocador de ladrillos y Santa Vendedora de Almacén, San Empleado y Santa Secretaria, etc. Esto democratiza mucho la santidad, porque ella ya no es para personajes brillantes solamente, sino para nosotros los del montón, con tal de que cumplamos bien cada día nuestros propios deberes y siempre por amor de Dios y con mucho amor a Dios.

San Clemente y San Jerónimo dicen que San Matías había sido uno de los 72 discípulos que Jesús mandó una vez a misionar, de dos en dos. Una antigua tradición cuenta que murió crucificado. Lo pintan con una cruz de madera en su mano y los carpinteros le tienen especial devoción.




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