viernes, 18 de noviembre de 2016

Párate un momento: El Evangelio del día 19 DE NOVIEMBRE - SÁBADO 33ª - SEMANA DEL T.O.-C Santo Profeta Abdías



  
19 DE NOVIEMBRE     - SÁBADO
33ª - SEMANA    DEL T.O.-C
Santo Profeta Abdías

  Evangelio según san Lucas 20,  27-40
  
    En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección y le preguntaron:
Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano".
    Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último, murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella".
Jesús les contestó:
"En esta vida hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados  dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos, no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacoba. No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos'.
Intervinieron unos letrados:
"Bien dicho, Maestro".
Y no se atrevieron a hacerle más preguntas.

1.  Ya hemos visto, al analizar este episodio de la vida de Jesús, que en él se defiende, de forma firme y sin fisuras, la igualdad entre el hombre y la mujer.
Esta fue, sin duda, una de las grandes aportaciones que el Evangelio hizo a la historia de los derechos   fundamentales de las personas. Pero eso es solamente un aspecto de este texto que, en su conjunto, va   mucho más lejos.
¿De qué se trata?
2.  Frente a la incredulidad de los saduceos, por lo que se refiere a la vida después de la muerte, Jesús afirma de forma clara y terminante que la fe en Dios es inseparable de la fe en la resurrección. Con lo cual Jesús quiere enseñar que la vida no se acaba con la muerte, sino que   la muerte es  el paso a otra forma  de vida.
En esto consiste lo central de la enseñanza que nos presenta aquí el Evangelio.

3.  En todo este asunto, los problemas se nos presentan cuando   pretendemos   saber cómo será la vida futura, sobre todo si, como les ocurría a los saduceos, intentamos explicar la vida posterior a la muerte a partir de lo que sabemos sobre la vida de este mundo.  
Aceptemos, de una vez, que por ese   camino no llegaremos nunca a saber en qué consiste la "vida eterna".
Aceptemos, por tanto, que no es posible conocer cómo o en qué consiste la otra vida.
El punto central, en todo este complicado tema, está en saber si tiene (o puede tener) sentido una  vida que,   como bien   sabemos, está   condenada inevitablemente al fracaso y a la muerte.
Esto supuesto, el mensaje genial de Jesús consiste en decirnos  que  ese fracaso y esa  muerte inevitables  no son sino el paso a otra forma de vida, que supera en plenitud y totalidad de sentido las limitaciones de esta vida. Al menos, la esperanza cristiana nos lleva a eso y es eso lo que nos deja como fuente de una felicidad que vence todas las desgracias y sufrimientos que encontramos en esta vida.


Santo Profeta Abdías


Abdías es el cuarto profeta menor y a quien se adjudica el más breve de los libros proféticos del antiguo testamento (contiene veintiún versículos).
El nombre Abdías se deriva del hebreo Obhádhyah, que significa "sirviente, servidor, o adorador de Yahvé". El título del libro es dedicado al nombre del autor. Sin embargo, recientemente algunos académicos consideran que debería ser reconocido como un apellido, debido a que comúnmente "sirviente de Yahvé" sería adjudicado sólo como apellido o sobrenombre, por otra parte, no se da ninguna otra distinción informativa acerca del escritor, quien es identificado como Abdías.
Es cierto que, al carecer de información con autoridad, tanto judíos como cristianos han llegado a suplir libremente esa carencia en términos de autor, pero también queda la evidencia de que "no se conoce nada de Abdías, en términos de familia, período de vida, lugar de nacimiento, muerte y otras circunstancias que son desconocidas a nosotros" (Abbé Trochon, Les petits prophètes, 193). La única información identificable acerca del autor es que pertenecía al reino de Judá.
La breve profecía de Abdías trata casi exclusivamente con el destino de Edom, tal y como es dado a conocer en las primeras palabras. Dios ha convocado a las naciones contra Edom. Ella confía en su reacción rápida y dura, contundente, pero es en vano. Los ladrones la destruirían completamente (1-6). Los aliados y amigos han dado la espalda (7) y la sabiduría que cree poseer le fallará (8,9). Los castigos vendrán por la conducta mostrada hacia Judá, será cuando los extraños echen suertes sobre Jerusalem (10-11). Los resultados surgen a raíz de la conducta indigna (12-14). El "día de Yahvé" está cerca sobre "todas las naciones", en que donde la ruina espera a Edom y la compartirá unida a la "casa de Jacob" y "la casa de José" (16-18). En cuanto a Israel, las fronteras se ampliarán en cada dirección; los "salvadores" aparecerán en el montaje de Sión para "juzgar" el montaje de Esaú, y la ley de Yahvé será establecida (19-20).



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