10 de noviembre -jueves
32ª – Semana del T.O.-C
SAN LEON MAGNO, papa y
doctor
Evangelio según san Lucas 17, 20-25
En aquel tiempo, a unos
fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino
de Dios,
Jesús les contestó:
"El Reino de Dios no
vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque
mirad, el Reino de Dios está dentro de vosotros.
Dijo a sus discípulos:
"Llegará un tiempo en
que desearéis vivir un día con el Hijo del Hombre y no podréis. Si os dicen que
está aquí o está allí, no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago,
brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero
antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación".
1. La respuesta de Jesús a los fariseos, que
preguntan cuándo llega el Reino de Dios, entraña sus dificultades para poder
comprenderla exactamente.
La
razón principal de tales dificultades radica en la traducción correcta que se
debe hacer de la expresión griega "parateréseos",
que se refiere a la "observación", según el lenguaje de las personas cultivadas, de los eruditos, y
que podía aplicarse al arte o a la astronomía
(A. Rüstow, F. Bovon).
Lo más
probable es que Lucas se refiere a todo examen de signos exteriores y
aparatosos, vinieran de donde vinieran.
Algunos
lo traducen en el sentido de que el Reino "no está sujeto a cálculo"
(J. A. Fitzmyer, J. Mateos), mientras que otros prefieren la traducción que
pone el Misal de la liturgia católica: el Reino "no vendrá
espectacularmente". En cualquier caso, lo que el texto de Lucas quiere
indicar es que la venida del Reino de Dios no será nunca como los mortales la
imaginamos. ¿Por qué?
2. Lo que Jesús afirma es que el "reinado de
Dios" está "entre vosotros", quizá "junto a vosotros".
Pero el sentido más corriente es "en el interior de" (H. Riesenfeld).
Así
parece indicarlo la preposición éntos, con genitivo. No se trata, por supuesto,
de que el Reino de Dios está "dentro de vosotros", en vuestro corazón
de fariseos (M. Zerwíck).
Se
trata, más bien, de que el Reino de Dios está "aquí presente". Por
eso se puede decir, con toda razón, que el Reino de Dios no está en "lo
espectacular", en "lo grandioso", sino en "lo
cotidiano", en el ambiente en que todos nos movemos a diario, en la
normalidad de la vida diaria. El esplendor de lo llamativo será al final, en la
consumación definitiva.
En la
situación presente, en lo que ahora vivimos, lo que toca es soportar y vivir
con normalidad, honradez y hasta alegría, lo mismo que vivió Jesús: el proyecto
de una vida en defensa del bien, de la igualdad y de la justicia. Por más que
todo eso lleve consigo el rechazo, la persecución, las dificultades y hasta la
exclusión.
3. En
definitiva, se trata de comprender que hacer presente el Reino de Dios es, ni
más ni menos, “hacer presente a Dios en lo cotidiano de la vida".
Dios
está presente en la bondad, el respeto, la ayuda mutua, la delicadeza en el
trato, la honradez por encima de todo, y, mediante todo esto, la cercanía al
que sufre, al que se ve maltratado, al que lo pasa mal, al que se siente mal.
Hacer
presente el Reino de Dios es hacer presente la felicidad que está a nuestro
alcance lograr para quienes tenemos a
nuestro alcance.
SAN LEON MAGNO, papa y
doctor
Lo
llaman "Magno porque fue grande en obras y en santidad. San León Magno
Es el Pontífice más importante
de su siglo.
Tuvo
que luchar fuertemente contra dos clases de enemigos: los externos que querían
invadir y destruir a Roma, y los internos que trataban de engañar a los
católicos con errores y herejías.
Nació
en Toscana, Italia; recibió una esmerada educación y hablaba muy correctamente
el idioma nacional que era el latín.
Llegó
a ser Secretario del Papa San Celestino, y de Sixto III, y fue enviado por éste
como embajador a Francia a tratar de evitar una guerra civil que iba a estallar
por la pelea entre dos generales. Estando por allá le llegó la noticia de que
había sido nombrado Sumo Pontífice. Año 440.
Desde
el principio de su pontificado dio muestra de poseer grandes cualidades para
ese oficio. Predicaba al pueblo en todas las fiestas y de él se conservan 96
sermones, que son verdaderas joyas de doctrina. A los que estaban lejos los
instruía por medio de cartas. Se conservan 144 cartas escritas por San León
Magno.
Su
fama de sabio era tan grande que cuando en el Concilio de Calcedonia los
enviados del Papa leyeron la carta que enviaba San León Magno, los 600 obispos
se pusieron de pie y exclamaron: "San Pedro ha hablado por boca de
León".
En
el año 452 llegó el terrorífico guerrero Atila, capitaneando a los feroces
Hunos, de los cuales se decía que donde sus caballos pisaban no volvía a nacer
la yerba. El Papa San León salió a su encuentro y logró que no entrara en Roma
y que volviera a su tierra, de Hungría.
En
el año 455 llegó otro enemigo feroz, Genserico, jefe de los vándalos. Con este
no logró San León que no entrara en Roma a saquearla, pero sí obtuvo que no
incendiara la ciudad ni matara a sus habitantes. Roma quedó más empobrecida,
pero se volvió más espiritual.
San
León tuvo que enfrentarse en los 21 años de su pontificado a tremendos enemigos
externos que trataron de destruir la ciudad de Roma, y a peligrosos enemigos
interiores que con sus herejías querían engañar a los católicos. Pero su inmensa
confianza en Dios lo hizo salir triunfante de tan grandes peligros. Las gentes
de Roma sentían por él una gran veneración, y desde entonces los obispos de
todos los países empezaron a considerar que el Papa era el obispo más
importante del mundo.
Una
frase suya de un sermón de Navidad se ha hecho famosa. Dice así: "Reconoce
oh cristiano tu dignidad, El Hijo de Dios se vino de cielo por salvar tu
alma".
Murió
el 10 de noviembre del año 461.
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