martes, 8 de noviembre de 2016

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 de noviembre -jueves 32ª – Semana del T.O.-C SAN LEON MAGNO, papa y doctor



10 de noviembre -jueves
32ª – Semana del T.O.-C
SAN LEON MAGNO, papa y doctor

Evangelio según san Lucas 17, 20-25
       En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino
    de Dios, Jesús les contestó:
"El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el Reino de Dios está dentro de vosotros.
Dijo a sus discípulos:
"Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del Hombre y no podréis. Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago, brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación".

1.  La respuesta de Jesús a los fariseos, que preguntan cuándo llega el Reino de Dios, entraña sus dificultades para poder comprenderla exactamente.
La razón principal de tales dificultades radica en la traducción correcta que se debe hacer de la expresión griega  "parateréseos", que se refiere a la "observación", según el lenguaje de  las personas cultivadas, de los eruditos, y que podía aplicarse al arte o a la astronomía  (A. Rüstow, F. Bovon).
Lo más probable es que Lucas se refiere a todo examen de signos exteriores y aparatosos, vinieran de donde vinieran.
Algunos lo traducen en el sentido de que el Reino "no está sujeto a cálculo" (J. A. Fitzmyer, J. Mateos), mientras que otros prefieren la traducción que pone el Misal de la liturgia católica: el Reino "no vendrá espectacularmente". En cualquier caso, lo que el texto de Lucas quiere indicar es que la venida del Reino de Dios no será nunca como los mortales la imaginamos. ¿Por qué?

2.  Lo que Jesús afirma es que el "reinado de Dios" está "entre vosotros", quizá "junto a vosotros". Pero el sentido más corriente es "en el interior de" (H. Riesenfeld).
Así parece indicarlo la preposición éntos, con genitivo. No se trata, por supuesto, de que el Reino de Dios está "dentro de vosotros", en vuestro corazón de fariseos (M. Zerwíck).
Se trata, más bien, de que el Reino de Dios está "aquí presente". Por eso se puede decir, con toda razón, que el Reino de Dios no está en "lo espectacular", en "lo grandioso", sino en "lo cotidiano", en el ambiente en que todos nos movemos a diario, en la normalidad de la vida diaria. El esplendor de lo llamativo será al final, en la consumación definitiva.
En la situación presente, en lo que ahora vivimos, lo que toca es soportar y vivir con normalidad, honradez y hasta alegría, lo mismo que vivió Jesús: el proyecto de una vida en defensa del bien, de la igualdad y de la justicia. Por más que todo eso lleve consigo el rechazo, la persecución, las dificultades y hasta la exclusión.

3. En definitiva, se trata de comprender que hacer presente el Reino de Dios es, ni más ni menos, “hacer presente a Dios en lo cotidiano de la vida".
Dios está presente en la bondad, el respeto, la ayuda mutua, la delicadeza en el trato, la honradez por encima de todo, y, mediante todo esto, la cercanía al que sufre, al que se ve maltratado, al que lo pasa mal, al que se siente mal.
Hacer presente el Reino de Dios es hacer presente la felicidad que está a nuestro alcance lograr para quienes   tenemos a nuestro alcance.

SAN LEON MAGNO, papa y doctor



Lo llaman "Magno porque fue grande en obras y en santidad. San León Magno

Es el Pontífice más importante de su siglo.
Tuvo que luchar fuertemente contra dos clases de enemigos: los externos que querían invadir y destruir a Roma, y los internos que trataban de engañar a los católicos con errores y herejías.
Nació en Toscana, Italia; recibió una esmerada educación y hablaba muy correctamente el idioma nacional que era el latín.
Llegó a ser Secretario del Papa San Celestino, y de Sixto III, y fue enviado por éste como embajador a Francia a tratar de evitar una guerra civil que iba a estallar por la pelea entre dos generales. Estando por allá le llegó la noticia de que había sido nombrado Sumo Pontífice. Año 440.
Desde el principio de su pontificado dio muestra de poseer grandes cualidades para ese oficio. Predicaba al pueblo en todas las fiestas y de él se conservan 96 sermones, que son verdaderas joyas de doctrina. A los que estaban lejos los instruía por medio de cartas. Se conservan 144 cartas escritas por San León Magno.
Su fama de sabio era tan grande que cuando en el Concilio de Calcedonia los enviados del Papa leyeron la carta que enviaba San León Magno, los 600 obispos se pusieron de pie y exclamaron: "San Pedro ha hablado por boca de León".
En el año 452 llegó el terrorífico guerrero Atila, capitaneando a los feroces Hunos, de los cuales se decía que donde sus caballos pisaban no volvía a nacer la yerba. El Papa San León salió a su encuentro y logró que no entrara en Roma y que volviera a su tierra, de Hungría.
En el año 455 llegó otro enemigo feroz, Genserico, jefe de los vándalos. Con este no logró San León que no entrara en Roma a saquearla, pero sí obtuvo que no incendiara la ciudad ni matara a sus habitantes. Roma quedó más empobrecida, pero se volvió más espiritual.
San León tuvo que enfrentarse en los 21 años de su pontificado a tremendos enemigos externos que trataron de destruir la ciudad de Roma, y a peligrosos enemigos interiores que con sus herejías querían engañar a los católicos. Pero su inmensa confianza en Dios lo hizo salir triunfante de tan grandes peligros. Las gentes de Roma sentían por él una gran veneración, y desde entonces los obispos de todos los países empezaron a considerar que el Papa era el obispo más importante del mundo.
Una frase suya de un sermón de Navidad se ha hecho famosa. Dice así: "Reconoce oh cristiano tu dignidad, El Hijo de Dios se vino de cielo por salvar tu alma".
Murió el 10 de noviembre del año 461.


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