18 DE MAYO -
JUEVES -
5ª - SEMANA DE PASCUA – A
Evangelio según san Juan 15, 9-11
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
"Como el Padre me ha amado así os he
amado yo: permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos permaneceréis en
mi amor, lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en
su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría
esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud".
1. El secreto y la
clave para entender la fuerza enorme, que tienen estas palabras de Jesús, está
en la conexión necesaria que existe entre amor y libertad.
El amor entre los seres humanos es tan gratificante porque
es libre. Que alguien me quiera a mí, sin verse forzado para ello; que me
quiera, por tanto, desde la más plena libertad, eso es tan genial, que se
convierte (por eso mismo) en la
mayor
fuente de alegría, de autoestima, de gratitud y de seguridad. Por eso la
amistad es la forma de relación más gozosa y gratificante. Porque, si es amistad
auténtica, es amistad completamente
libre. De ahí que las relaciones de amistad son más gozosas que las
relaciones de parentesco.
El parentesco no es elegido ni libre. La amistad sí lo es.
Tenía toda la razón del mundo el que fue
uno
de los pensadores más profundos del s. XX, Dietrich Bonhoeffer, cuando dijo:
"Creo que dentro del ámbito de la libertad, la amistad es con mucho el bien
más precioso y raro".
2. Sobre la base de
estas experiencias, tan humanas, tan de todos los días, se construye el
argumento que presenta aquí el evangelio de Juan. "
Permanecer en el amor" es lo mismo que ser fiel a una
relación con otra persona. Pero la fidelidad en el amor, el cariño, el respeto,
la amistad, eso solamente se puede hacer desde la libertad. Y conste que esto
vale para las relaciones "humanas" e igualmente para las llamadas
relaciones "divinas".
Ser fiel a una amistad entre iguales o ser fiel a la amistad
con el Señor, eso solo se hace a base de
una
convicción que se mantiene libremente, pase lo que pase y suceda lo que suceda.
Y conste que cuanto más fiel es la relación, con más libertad se tiene que
mantener.
3. Por eso Jesús
termina diciendo que todo esto se encamina a una alegría que llega a su
plenitud. La alegría plena es la expresión de una felicidad que llena por
completo, que sacia toda apetencia y colma todos los anhelos.
Esto es genial. Porque viene a decir que la relación fiel
con Jesús es la mayor fuente de felicidad que podemos imaginar en esta vida.
Lo cual quiere decir que donde la relación con Dios o con
Cristo no es sino origen de problemas, conflictos y frustraciones, eso no es
relación con Cristo, sino relación con cualquier extravagancia. Quizá la forma
más perfecta de vivir la fe consiste en vivirla como amistad. ¿Me sienten
amigos suyos los que yo llamo "hermanos", "creyentes"...?
SAN JUAN – I, papa y mártir
Nació en Toscana, y en el año 523 fue elegido Sumo Pontífice. En
Italia gobernaba el rey Teodorico que apoyaba la herejía de los arrianos.
Asimismo, el emperador Justino de Constantinopla decretó cerrar todos los
templos de los arrianos de esa ciudad y prohibió que los que pertenecían a la
herejía arriana ocuparan empleos públicos. El rey Teodorico obligó entonces al
Papa a que fuera a Constantinopla a convencer al emperador de derogar las
últimas leyes, pero el Papa Juan I se negó rotundamente.
El Sumo Pontífice realizó una visita pastoral a Constantinolpla
donde fue recibido por más de 15,000 fieles con velas encendidas en las manos,
y estandartes. El Papa presidió solemnemente las fiestas de Navidad, y luego
exhortó a los feligreses a mantenerse firmes en la fe, evitando caer en las
herejías. Paralelamente, el emperador Justino se mantuvo firme en su decisión,
lo cual enfureció al rey italiano quien mandó a llamar al Papa Juan y lo
encerró en un oscuro calabozo. Los constantes maltratos y suplicios sufridos
por el santo Papa en la cárcel, junto con otros mártires más, provocó su muerte
a los pocos meses de haber sido tomado prisionero.
Y dicen los historiadores que el rey Teodorico sintió tan grande
remordimiento por haber hecho morir a San Juan Primero, que en adelante lo veía
hasta en los pescados que le servían en el almuerzo.
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