martes, 23 de mayo de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 4 DE MAYO - MIÉRCOLES 6ª - SEMANA DE PASCUA – A SANTA MARÍA AUXILIADORA






24   DE MAYO  -   MIÉRCOLES  
6ª - SEMANA DE  PASCUA – A

Evangelio según san Juan 16, 12-15
     En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora: cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará".

1.   Lo primero que aquí afirma Jesús es que   no ha dicho todo lo que tenía que decir. Tal es el sentido de sus palabras: "Muchas cosas me quedan por deciros".
Aquel hombre, que fue Jesús, no podía decir todo lo que hay que decir, a lo largo de la historia y a lo ancho del mundo.  Jesús vivió en un tiempo determinado, un tiempo  que  ya no  existe: Vivió en una cultura, que tampoco  existe. Y vivió en una región lejana dominada por el Imperio, que ciertamente no es nuestro pueblo y nuestra patria. Y sin embargo, Jesús dejaba un mensaje que trascendía el tiempo y el territorio de la Palestina
de  entonces.  Un mensaje también para nosotros. Y para los ciudadanos de todos los tiempos y de todas   las culturas. Le quedaba, pues, mucho que decir. ¿Quién lo diría?

2.   He ahí la tarea del Espíritu: completar y actualizar el mensaje de Jesús.
Aquí es importante caer en la cuenta de que el evangelio de Juan es uno de los últimos escritos del Nuevo Testamento. Cuando se escribió, cabría pensar que ya estaba todo dicho y que, por tanto, ya se clausuraba la revelación de Dios por medio de Jesús.
Pues no es así. La revelación se sigue completando y se sigue actualizando. En cuanto que el Espíritu va diciendo a la Iglesia de todos los tiempos, y al mundo de todas las culturas: lo que tenemos que ver y cómo lo tenemos que  ver; cómo debemos explicar lo que va ocurriendo. Y
cómo tenemos que vivir el mensaje que nos dejó Jesús.

3.   No es bueno lo que, Y. Congar denominó el "cristomonismo". Es decir, la teoría según la cual Cristo habló a los apóstoles. Y los apóstoles transmitieron el mensaje a la Iglesia. Sería eso un mensaje lineal: Cristo — Apóstoles — Iglesia.
Y  entonces, ¿qué papel  le quedaría al Espíritu? Vendría a quedar reducido a un mero coadjutor de los apóstoles y sus sucesores, los obispos.
Es la teología que ha estado en vigor, y que sigue vigente, en la cabeza de muchos teólogos y de no pocos fieles.
Lo que vale es lo que dicen los obispos. Porque se supone que ellos son los poseedores del Espíritu, los intérpretes del Espíritu, los portavoces de lo que el Espíritu tiene que decir a la Iglesia y al mundo.
Semejante teología ha sido, en la práctica, una "concentración jerárquica" a costa de reducir al Espíritu al mero papel de "ayudante" de la Jerarquía.
No. El Espíritu habla a la Iglesia entera, a todo el mundo. Y todos tenemos que estar a la escucha del Espíritu. Más aún, el Espíritu habla por medio de la cultura, de los acontecimientos que se van sucediendo, de las necesidades que se van
presentando cada día, en cada pueblo, en cada país, en cada ser humano.
Lo que importa es que vivamos siempre a la escucha de lo que el Espíritu nos va diciendo cada día, en cada momento, en cada situación concreta. Así se va completando la revelación de Jesús al mundo y a la historia.

SANTA  MARIA  AUXILIADORA


El primero que llamó a la Virgen María con el título de "Auxiliadora" fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla en al año 345, él dice: " Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios".
San Sabas en el año 532 narra que en oriente había una imagen de la Virgen que era llamada "Auxiliadora de los enfermos", porque junto a ella se obraban muchas curaciones.
San Juan Damasceno en el año 749 fue el primero en propagar la jaculatoria: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". Y repite: la virgen es "auxiliadora para evitar males y peligros y auxiliadora para conseguir la salvación".
En Ucrania, Rusia, se celebra la fiesta de María Auxiliadora el 1 de octubre desde el año 1030, en ese año libró a la ciudad de la invasión de una terrible tribu de bárbaros paganos.
En el año 1572, el Papa San Pió quinto ordenó que en todo el mundo católico se rezara en las letanías la advocación " María Auxiliadora, rogad, por nosotros", porque en ese año Nuestra Señora libró prodigiosamente en la batalla de Lepanto a toda la cristiandad que venía a ser destruida por un ejército mahometano de 282 barcos y 88.000 soldados.
En el año 1600 los católicos del sur de Alemania hicieron una promesa a la Virgen de honrarla con el título de auxiliadora si los libraba de la invasión de los protestantes y hacía que se terminara la terrible guerra de los 30 años. La Madre de Dios les concedió ambos favores y pronto había ya más de 70 capillas con el título de María Auxiliadora de los cristianos.
En 1683 los católicos al obtener inmensa victoria en Viena contra los enemigos de la religión, fundaron la asociación de María Auxiliadora, la cual existe hoy en más de 60 países.
En 1814, el Papa Pío VII, prisionero del general Napoleón, prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora. Inesperadamente el pontífice quedó libre, y llegó a Roma el 24 de mayo. Desde entonces quedó declarado el 24 de mayo como día de María Auxiliadora.
En 1860 la Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de "Auxiliadora", y le señala el sitio para que le construya en Turín, Italia, un templo.
Empezó la obra del templo con sus tres monedas de veinte centavos cada una, pero fueron tantos y tan grande los milagros que María Auxiliadora empezó a obtener a favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la Gran Basílica. El Santo solía decir: " Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen", desde aquel Santuario comienza a extenderse por el mundo la devoción a María bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos.
El nombre de Auxiliadora se le daba ya en el año 1030 a la Virgen María, en Ucrania (Rusia), por haber liberado aquella región de la invasión de las tribus paganas. Desde entonces en Ucrania se celebra cada año la fiesta de María Auxiliadora el 1ro de octubre.
Se tiene constancia de que hacia el año 1558 ya figuraba en las letanías que se acostumbraban recitar en el santuario de Loreto Italia.
Esta advocación se hizo fuerte ante la invasión de los turcos en 1571 donde San Pío V la invocó como María Auxiliadora de los Cristianos o con los Príncipes Católicos de Alemania fieles al catolicismo frente a las tesis protestantes o frente a las invasiones turcas sobre Viena en el siglo XVII o, incluso, como mano protectora frente a los caprichos de Napoleón Bonaparte que llevo al Papa Pío VII al destierro, y a su liberación, quiso en 1814 instituir en el 24 de mayo su fiesta litúrgica.
Pero sin duda fue San Juan Bosco, el santo de María Auxiliadora, con el que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para el desarrollo y popularidad, "No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado"... "Cada ladrillo de esta iglesia - se refería a la gran Basílica que en su obsequio empezó el 1863 - es una gracia de la Virgen María"...
Pero será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. "La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana".
Desde esa fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y en su obra como "central y sintetizador". La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hacer percibir a María como "Auxiliadora del Pueblo de Dios".
En 1863 Don Bosco comienza la construcción de la iglesia en Turín. Todo su capital era de cuarenta céntimos, y esa fue la primera paga que hizo al constructor. Cinco años más tarde, el 9 de junio de 1868, tuvo lugar la consagración del templo. Lo que sorprendió a Don Bosco primero y luego al mundo entero fue que María Auxiliadora se había construido su propia casa, para irradiar desde allí su patrocinio. Don Bosco llegará a decir: "No existe un ladrillo que no sea señal de alguna gracia".
Hoy, salesianos y salesianas, fieles al espíritu de sus fundadores y a través de las diversas obras que llevan entre manos siguen proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en la evangelización de los pueblos el auxilio que viene de Santa María.
Este día se reza de manera especial por los cristianos de China. San Pablo, según el relato de los Hechos, quiso convencer a los atenienses con argumentos un tanto filosóficos, y se dio cuenta de que la fe se transmite con argumentos del corazón, de manera especial contemplando el amor de Dios, revelado en Cristo Crucificado. Ante la Cruz y el dolor nos preguntamos: ¿dónde está Dios? He leído que Dios se hace presente en la Cruz, se hace presente en el sufrimiento. Se hace presencia entrañable en María.



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