viernes, 26 de mayo de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 DE MAYO - SÁBADO – 6ª - SEMANA DE PASCUA – A SAN AGUSTIN DE CANTERBERY, obispo





27 DE MAYO - SÁBADO –
6ª - SEMANA  DE  PASCUA – A

Evangelio según san Juan 16,23 b -28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Yo os aseguro: Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido en mi nombre: pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones: viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre".

1.  Este texto, que el evangelio de Juan pone en boca de Jesús, no significa que el mismo Jesús, antes de venir al mundo, existiera "antes de todos los tiempos", allá en las alturas de Dios, en el ámbito de la trascendencia divina. Y no significa tampoco que, pasado el tiempo de su existencia en este mundo, Jesús ascendiera a donde estaba antes, para volver a sentarse a la derecha de Dios Padre.
Todo eso es, ante todo, una especie de "mitología imaginativa" que nosotros hemos construido, a partir de este texto (y otros parecidos)
que han dado pie a semejante elaboración mental, tan fantástica como no demostrada. 
Por otra parte,  - ¿cómo podemos los mortales hablar así, tan tranquilamente y con tanta seguridad, de lo que sucede nada menos que en la Trascendencia de Dios, que está más allá de todo lo que nosotros podemos saber?

2.  Hoy está suficientemente demostrado que la venida de Jesús desde el Padre y su retorno a Dios, en realidad, lo que significa es que el hombre Jesús
es la "revelación" de Dios, que nos vino de Dios mismo, y es la "salvación" que el Padre envió al mundo.
Tanto esa "revelación" como esa "salvación" se deben a la iniciativa de Dios y son un don o un regalo que Dios nos hizo (K. J. Kuschel).
Más de eso, nosotros los humanos no podemos saberlo. Ni debemos montar una teoría que tiene que ver más con mitologías antiguas que con la realidad de lo que Jesús significa para nosotros.

3.  Por tanto, lo que este evangelio nos enseña es que Jesús es la "imagen", la "representación", el "conocimiento" que nosotros tenemos de Dios.
En Jesús, vemos lo que nosotros, los mortales, podemos saber de Dios. Y viviendo lo que vivió Jesús, nosotros, los humanos, encontramos la salvación, es decir, el logro de las aspiraciones y anhelos más profundos que todos (de una forma o
de otra) tenemos.

4.  Definir es -en gran medida- "dominar" y "poseer" lo que definimos. "Nombrar equivale a una forma de posesión conceptual" (Juan A. Estrada).
Pero nosotros no podemos "apoderarnos" de Dios. Eso se presta a "utilizar" a Dios y ponerlo al servicio de nuestros intereses.
No. Respetemos a Dios hasta el fondo y hasta sus últimas consecuencias.  -¿Qué podemos hacer, entonces?
A Dios lo vemos, lo oímos, lo palpamos, en Jesús, que es su Palabra, su "revelación" al mundo. Vivir como vivió Jesús, eso es encontrar a Dios. En esto consiste nuestra "alegría completa".

SAN AGUSTIN DE CANTERBERY, obispo

(597- 605+)
Monje benedictino en Roma, amigo del Papa Gregorio Magno quien lo envió a Inglaterra al frente de un grupo de monjes para re-introducir el cristianismo que había decaído tras la caída del imperio Romano. Convirtió al rey Etelberto (Aethelbert) y fue el primer arzobispo de Cantorbery. Organizó la Iglesia e infundió la fe cristiana en aquel pueblo, respetando en todo lo posible, sus tradiciones ancestrales.
Aunque La Gran Bretaña había sido evangelizada desde los tiempos apostólicos pero había recaído en la idolatría después de la invasión de los sajones en el quinto y sexto siglo. Cuando el rey de Kent, Etelberto, se casó con la princesa cristiana Berta, hija del rey de París, éste le pidió que fuera erigida una iglesia y que algunos sacerdotes cristianos celebraran allí los ritos sagrados. Cuando el Papa san Gregorio Magno supo la noticia, juzgó que los tiempos estaban maduros para la evangelización de la isla. Le encomendó la misión al humilde prior del monasterio benedictino de San Andrés, Agustín.
En el año 597 salió de Roma encabezando un grupo de cuarenta monjes. Se detuvo en la isla de Lérins. Aquí se aterró por los relatos sobre los sajones y se regresó a Roma a pedirle al Papa que cambiara sus planes. El Papa Gregorio lo nombró abad y después obispo. Al llegar a isla británica de Thenet, el rey fue personalmente a recibirlo.
Los misioneros avanzaron solemnemente en procesión cantando las letanías. El rey acompañó a los monjes hasta la residencia que había preparado en Cantorbery, a mitad de camino entre Londres y el mar. Allí se edificó la abadía que se convirtió en el centro del cristianismo inglés. La obra de los monjes misioneros tuvo un éxito inesperado. El mismo rey pidió el bautismo, llevando con su ejemplo a miles de súbditos a abrazar la religión cristiana.
El Papa se alegró con la noticia que llegó a Roma, y expresó su satisfacción en las cartas escritas a Agustín y a la reina. El santo pontífice envió con un grupo de nuevos colaboradores el palio y el nombramiento a Agustín como arzobispo primado de Inglaterra, y al mismo tiempo lo amonestaba paternalmente para que no se enorgulleciera por los éxitos alcanzados y por el honor del alto cargo que se le confería. Siguiendo las indicaciones del Papa para la repartición en territorios eclesiásticos, Agustín erigió otras sedes episcopales, la de Londres y la de Rochester, consagrando obispos a Melito y a Justo.
El santo misionero murió el 26 de mayo hacia el año 605 y fue enterrado en Cantorbery en la iglesia que lleva su nombre.



No hay comentarios:

Publicar un comentario