21 de MAYO – MARTES –
5ª – SEMANA DE PASCUA – C –
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles (14,19-28):
EN aquellos días,
llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente;
apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo ya por
muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la
ciudad.
Al
día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio
en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio
y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe,
diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de
Dios.
En
cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al
Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y
después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron
para Antioquia, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la
misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron
lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles
la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.
Palabra
de Dios
Salmo:
144,10-11.12-13ab.21
R/.
Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado
Que todas tus criaturas
te den gracias, Señor,
que te bendigan tus
fieles.
Que proclamen la gloria
de tu reinado,
que hablen de tus
hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a
los hombres,
la gloria y majestad de
tu reinado.
Tu reinado es un reinado
perpetuo,
tu gobierno va de edad
en edad. R/.
Pronuncie mi boca la
alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su
santo nombre
por siempre jamás. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Juan (14,27-31a):
EN aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
«La
paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe
vuestro corazón ni se acobarde.
Me
habéis oído decir:
“Me
voy y vuelvo a vuestro lado”.
Si
me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo.
Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya
no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que
él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al
Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».
Palabra
del Señor
1.
El miedo es quizá la peor de las
amenazas que tenemos que soportar los
cristianos. Por eso, Jesús les pide a sus
discípulos que no se dejen dominar por
el miedo, que no tiemblen ni se
acobarden.
- ¿Por qué esta petición?
Porque Jesús les estaba pidiendo algo
que le produce miedo a una persona religiosa.
Se trataba de desmontar la idea de
Dios y la experiencia de Dios, que habían
heredado de sus mayores y que habían vivido en
su cultura. Y, en lugar del
"Dios de siempre", tenían que acostumbrarse
a ver a Dios, no en lo divino "sino en lo humano"; no en "lo
sagrado", sino "en lo profano"; no en "lo religioso",
sino "en lo laico".
- ¿No es esto como para suscitar
verdadero miedo?
2.
Por más que Jesús sea "imagen" de Dios, el mismo Jesús dice que él no
es igual a Dios: "El Padre es más
que yo". Jesús sabe y afirma su
condición de
creatura (protótocos), el
"primogénito" de la creación (Col 1, 15). Lo cual pone
al descubierto la gravedad de lo que Jesús les
está pidiendo a los discípulos y a todos sus seguidores: tienen que ver a Dios
en un ser humano. Esto, para
aquellos hombres y para nosotros, es
fuerte, demasiado fuerte.
3.
Por más que lo pensemos y lo digamos, el hecho es que a Dios no lo vemos
en lo humano, en un ser humano. Por la
sencilla razón de que lo humano nos
resulta insignificante, rutinario, feo, incluso despreciable o repugnante.
- ¿Ver en eso a Dios?
Esta es la cuestión, la gran cuestión,
para nuestra fe en Dios.
San Cristóbal Magallanes y compañeros
Santos
Cristóbal Magallanes, presbítero, y compañeros, mártires, que fueron
perseguidos en diversas regiones de México por odio al nombre cristiano y a la
Iglesia Católica, y confesaron a Cristo Rey, alcanzando la corona del martirio.
Vida de San Cristóbal Magallanes
y compañeros
Nace en Totaliche, México el 30
de julio de 1869, de familia muy humilde. Trabaja en el campo hasta los 19
años. En 1888 ingresa al seminario de Guadalajara donde se distingue por su
piedad, honradez y aplicación.
Es ordenado sacerdote en
septiembre del 1899 en la iglesia de Santa Teresa en Guadalajara.
Desempeña el cargo de capellán y
subdirector de la escuela de artes y oficios en Guadalajara.
Organiza centros de catecismo y
escuelas en las rancherías. Construye una presa para favorecer el riego, funda
un asilo para huérfanos y pequeños fraccionamientos de tierra para ayudar a los
pobres.
Es párroco de Totalice por 17
años hasta que es fusilado.
El 21 de mayo de 1927 el padre va
a celebrar una fiesta religiosa en un rancho cuando se inicia una balacera
entre los cristeros y las fuerzas federales comandadas por el general Goñi. Es
arrestado y conducido a Totalice donde lo encarcelan junto a su vicario el P.
Caloca.
Los trasladan al palacio
municipal de Colotitlán donde los fusilan el 25 de mayo de 1927. El P.
Cristóbal, antes de ser fusilado dijo: "soy y muero inocente; perdono de
corazón a los autores de mi muerte y pido a Dios que mi sangre sirva para la
paz de los mexicanos desunidos".
Beatificado: 22 de noviembre de
1992 Canonizado por el Papa Juan Pablo II el 21 de mayo del 2000.
(Fuente: corazones.org)
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