23 de MAYO – JUEVES –
5ª – SEMANA DE PASCUA – C –
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles (15,7-21):
EN aquellos días, después
de una larga discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
«Hermanos,
vosotros sabéis que, desde los primeros días, Dios me escogió entre vosotros
para que los gentiles oyeran de mi boca la palabra del Evangelio, y creyeran. Y
Dios, que penetra los corazones, ha dado testimonio a favor de ellos dándoles
el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y
nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué, pues, ahora
intentáis tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos discípulos un
yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que
lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús».
Toda
la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los
signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles.
Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo:
«Escuchadme,
hermanos: Simón ha contado cómo Dios por primera vez se ha dignado escoger para
su nombre un pueblo de entre los gentiles. Con esto concuerdan las palabras de
los profetas, como está escrito:
“Después de esto volveré
y levantaré de nuevo la choza caída de David; levantaré sus ruinas y la pondré
en pie, para que los demás hombres busquen al Señor, y todos los gentiles sobre
los que ha sido invocado mi nombre: lo dice el Señor, el que hace que esto sea
conocido desde antiguo”.
Por
eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios;
basta escribirles que se abstengan de la contaminación de los ídolos, de las
uniones ilegítimas, de animales estrangulados y de la sangre. Porque desde
tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad quienes lo predican, ya que es
leído cada sábado en las sinagogas».
Palabra
de Dios
Salmo:
95,1-2a.2b-3.10
R/.
Contad las maravillas del Señor
a
todas las naciones
Cantad al Señor un
cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la
tierra;
cantad al Señor,
bendecid su nombre. R/.
Proclamad día tras día su
victoria.
Contad a los pueblos su
gloria,
sus maravillas a todas
las naciones. R/.
Decid a los pueblos: «El
Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no
se moverá;
él gobierna a los
pueblos rectamente». R/.
Lectura
del santo evangelio según san Juan (15,9-11):
EN aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
«Como
el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si
guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he
guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os
he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría
llegue a plenitud».
Palabra
del Señor
1.
Dios (el Padre del cielo) se relaciona con los seres humanos como se
relaciona con Jesús. Se trata de un tipo de relación que no se define por el
poder
que exige sumisión, sino por el amor que pide
estabilidad, fidelidad, permanencia.
La imagen del "padre", tal
como se suele vivir entre humanos, es con frecuencia ambigua. Porque tendría
que ser siempre una relación de bondad
y cariño, pero a menudo es una relación de
imposición, amenaza y castigo.
Por no hablar de tantos casos en los
que no hay relación alguna, por causa del
mutuo desinterés, incluso el rechazo, entre
padre e hijo.
2.
El Padre del que habla Jesús es siempre bondad y amor, acogida y
tolerancia, respeto y ayuda incondicional. En esta serie de actitudes del Padre
hacia
el Hijo consisten los "mandamientos"
(entolás), que no son órdenes (y menos
aún imposiciones), sino los deseos que brotan
del cariño. Cuando hay cariño
entre personas, los deseos son órdenes. Pero
no pasan de ser deseos, que el amor las traduce en hacer lo que agrada al otro.
3.
Cuando se vive así y de esa manera, la vida es fuente incesante de la mayor
alegría. No es la alegría que proviene del tener, sino la dicha del que siempre
ofrece respeto y bondad y, en respuesta, recibe lo mismo que da.
Así tendría que ser siempre nuestra
relación con los demás, sean quienes sean. Y sean como sean.
San Desiderio de Langres
En Langres, en la Galia Lugdunense, hoy Francia,
martirio de san Desiderio, obispo, de quien se narra que, viendo a su grey
oprimida por los vándalos, se dirigió a su rey para suplicar por ella, pero por
orden del monarca fue condenado a muerte, ofreciéndose así, libremente, por las
ovejas que le habían sido confiadas. († c.355)
Breve Biografía
Su existencia en el siglo IV está
garantizada por San Atanasio, que lo menciona como participante y subscritor
del Concilio de Sárdica del año 343; su nombre aparece también en las actas del
pseudo-concilio de Colonia del 346. San Desiderio ocupa el tercer lugar en la
lista de obispos de Langres (Francia), aunque parece que era procedente de las
inmediaciones de Génova, y designado a la sede de Langres de alguna manera
milagrosa.
Un clérigo de dicha ciudad, de
nombre Varnacario escribió, al inicio del siglo VII, un relato del martirio de
San Desiderio, lo hizo basándose en tradiciones locales. Según Varnacario, el
obispo Desiderio habría sido decapitado durante una invasión de los vándalos
guiados por Croco; es posible que haya aquí una cierta confusión en las
tradiciones locales, porque Langres tuvo diversas invasiones bárbaras, y la de
los Alemanes comandados por el auténtico Croco (298-307) no coinciden con las
fechas de permanencia de Desiderio como obispo de Langres; probablemente la
mencionada invasión sea la de los Germanos entre los años 355 - 57, misma que
fue repelida por el emperador Juliano el Apóstata.
Una leyenda dice que el santo
obispo, después de su decapitación, como tantos otros “cefalóforos” (que cargan
sus cabezas), recogió su cabeza y volvió a entrar en la ciudad a través de una
apertura de la roca que se abrió para dejarlo pasar; esa abertura sigue siendo
exhibida hoy.
El culto de san Desiderio de
Langres es indisputablemente anterior al siglo VII, y el Martirologio
Jeronimiano lo menciona el 11 de febrero; pero en el siglo XI, por error de un
copista, error que luego fue copiado por otros, fue confundido con San
Desiderio de Vienne. En la actualidad al Santo Obispo de Vienne se lo recuerda
el 26 de mayo, y al de Lagres el 23 del mismo mes.
La ciudad de Langres lo recuerda
el 19 de enero, aniversario de la traslación de las reliquias, acaecida en el
año 1315. Su culto se difundió no sólo en Francia, sino también en Italia,
Suiza y Alemania; es el patrono de la ciudad de Langres, y muchas iglesias de
las diócesis están dedicadas a él; su tumba estaba al cuidado de un priorato
benedictino en el centro de la ciudad. En 1354 se fundó en su honor una célebre
confraternidad de la que formaron parte reyes y príncipes.
A San Desiderio se lo tiene como
intercesor en los partos difíciles y como testigo de la verdad de un juramento.
https://es.catholic.net/
No hay comentarios:
Publicar un comentario