9 de MAYO – JUEVES –
3ª – SEMANA DE PASCUA – C –
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles (8,26-40):
EN aquellos días, un
ángel del Señor habló a Felipe y le dijo:
«Levántate
y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto».
Se
levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco,
ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a
Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta
Isaías.
El
Espíritu dijo a Felipe:
«Acércate
y pégate a la carroza».
Felipe
se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:
«¿Entiendes
lo que estás leyendo?».
Contestó:
«Y
cómo voy a entenderlo si nadie me guía?».
E
invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que
estaba leyendo era este:
«Como
cordero fue llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, así no
abre su boca.
En su humillación no se
le hizo justicia.
¿Quién
podrá contar su descendencia?
Pues
su vida ha sido arrancada de la tierra».
El
eunuco preguntó a Felipe:
«Por
favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».
Felipe
se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de
Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el
eunuco:
«Mira,
agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».
Mandó
parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó.
Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe.
El
eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.
Felipe se encontró en
Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a
Cesarea.
Palabra
de Dios
Salmo:
65,8-9.16-17.20
R/.
Aclamad al Señor, tierra entera
Bendecid, pueblos, a
nuestro Dios,
haced resonar sus
alabanzas,
porque él nos ha
devuelto la vida
y no dejó que tropezaran
nuestros pies. R/.
Los que teméis a Dios,
venid a escuchar,
os contaré lo que ha
hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R/.
Bendito sea Dios, que no
rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Juan (6,44-51):
EN aquel tiempo, dijo
Jesús al gentío:
«Nadie
puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré
en el último día.
Está
escrito en los profetas:
“Serán
todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No
es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha
visto al Padre.
En
verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo
soy el pan de la vida.
Vuestros
padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del
cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo
soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Palabra
del Señor
1.
Para empezar a entender este texto, se ha de tener en cuenta, ante todo,
la diferencia radical que Jesús establece entre "lo trascendente"
(Dios) y "lo inmanente" (el ser humano). Por eso Jesús afirma que "nadie ha visto
a Dios" Jn 6, 46; 1,18).
0 sea, Dios no es, ni puede ser, objeto
de nuestro conocimiento. Los humanos no
podemos conocer si no es "objetivando" (haciéndonos una imagen, una
idea, una representación...) todo lo que entra en nuestra cabeza. Pero Dios no es un "objeto". Todo lo que entra en el campo inmanente de
nuestro conocimiento se "objetiva" (Paul Ricoeur).
Por eso lo podemos conocer.
2.
Lo que nosotros podemos conocer de Dios son las
"representaciones" de Él que nos presentan las religiones.
En el cristianismo, la "imagen de
Dios" (Col 1, 15), la "representación de Dios" (Heb 1, 3), el
"conocimiento de Dios" (Mt 11, 27) está en Jesús.
Sabemos de Dios y encontramos a Dios
en Jesús. Por eso, solo el Padre es quien
puede "traer" a los humanos a Jesús (Jn 6, 44).
3.
Pero lo sorprendente y lo genial está en que esa
"representación", esa
"imagen" y ese
"conocimiento" de Dios lo
encontramos en un ser humano, Jesús. Y, en cuanto que Jesús es la
realización plena de lo humano, resulta que es en lo verdaderamente humano
donde vemos a Dios y encontramos a
Dios.
Así, se entiende la extraña
afirmación: "El pan que yo daré es mi carne".
En lo más humano de Jesús encontramos
lo más divino, la idea de Dios, la experiencia de Dios, lo que Dios quiere de
nosotros.
San Gregorio Ostiense
Gregorio
Ostiense, obispo († c. a. 1044). Abad del monasterio de san Cosme y san Damián,
en Roma. Obispo de Ostia. Vivió varios años en España como legado papal.
Vida de San Gregorio
Ostiense
Son bastante confusas las
noticias que tenemos sobre este santo muy venerado en las tierras de La Rioja y
Navarra.
Se le conoce como abad del
monasterio de san Cosme y san Damián, en Roma.
El papa Juan XVIII lo hace obispo
de Ostia y luego lo eleva al cardenalato, pasando a ser Bibliotecario
Apostólico, puesto que mantuvo durante cuatro papados. Participa en el gobierno
de la Iglesia, tomando parte en asuntos arduos y complicados de política
exterior al tiempo que procura no descuidar el ministerio pastoral.
Parece ser que vino a España en
la primera mitad del siglo XI, como Legado papal ante las Cortes de Burgos y
Pamplona. Muy probablemente tuvo que ver su envío desde Roma con las cuestiones
relativas a la organización eclesiástica de España en una coyuntura en la que
se hacía muy necesaria la determinación de los límites de las diócesis que era
origen y fuente de numerosos conflictos y no sólo por interferencias de
jurisdicción episcopal, sino también por la pertenencia a distintos soberanos.
Ello conllevaba negociaciones con los reyes y con los obispos interesados, y
para esa labor hacía falta un hombre con tacto político y gran sentido
eclesial.
Era asunto difícil y espinoso por
los muchos intereses que encerraba era la delimitación de la diócesis de Valpuerta
cuya extensión perteneció en gran parte a la desaparecida diócesis visigoda de
Calahorra y que llegó a perdurar hasta el 1086, después de la muerte del santo,
fecha en que quedó incorporada a Burgos (Campus Castellae) que absorbió en
torno a sí a todos los obispados circundantes.
También en el sur de Pamplona, en
torno a Nájera, erigen los reyes Santa María la Real como panteón real. Ya
había aparecido la figura del Nagalensis o Navarensis o Nazarensis episcopus
desde el 925, abarcando las fronteras diocesanas hasta territorios que
interfieren Valpuerta y Alava, amén de ocupar toda la Rioja, donde habían
proliferado, durante los tres siglos de dominación musulmana, y con la ilusión
de ser cada una la continuidad de Calahorra, las diócesis de Albelda, Castella
Vetus, San Millán de la Cogolla y Nájera, cuya historia constituye una
verdadera maraña, complicada aún más todavía por la presencia de prelados
auxiliares u honorarios hasta que se reconquistó Calahorra, en el 1046, y
recuperó su antigua capitalidad, aglutinando a las mencionadas.
No siempre dieron buen fruto, o
el fruto apetecido, las negociaciones del Legado, pero sí que pudieron hacerse
sin discordias entre los reyes y sin enfrentamientos entre los obispos y, desde
luego, sentaron las bases para que la obra trascendiera al gestor.
Gregorio no olvidó nunca lo
principal de su persona, el ejercicio del ministerio sacerdotal. Predicó en
Calahorra y Logroño entre otras poblaciones de la Rioja y Navarra, destacando
en sus pláticas la necesidad de conversión y penitencia. Parece ser que esta
fue la ocasión en que santo Domingo de la Calzada vivió algún tiempo en su
compañía, sirviéndole de paje.
Se cuenta que en cierta ocasión
libró los campos riojanos de una plaga de animalitos, y por eso le invocan los agricultores
de una manera especial contra la langosta.
Vivió alrededor de cinco años en
España.
Agotado y enfermo se retiró a
Logroño donde parece que murió alrededor del año 1044; pero su cuerpo se venera
en la iglesia de san Gregorio de Pinave, entre Viana y Logroño.
https://www.santopedia.com/
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