27 DE FEBRERO –
JUEVES DESPUÉS CENIZA – A –
SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, religioso
Lectura del libro del Deuteronomio
(30,15-20):
MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues
yo te mando hoy amar al Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus
preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y crecerás y el Señor, tu Dios,
te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.
Pero, si tu corazón se aparta y no escuchas, si te dejas arrastrar y te
postras ante otros dioses y les sirves, yo os declaro hoy que moriréis sin
remedio; no duraréis mucho en la tierra adonde tú vas a entrar para tomarla en
posesión una vez pasado el Jordán.
Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra. Pongo
delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida,
para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su
voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que
juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob».
Palabra de Dios
Salmo:
1
R/.
Dichoso el hombre
que ha puesto su confianza en el Señor
V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los
cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los
justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (9,22-25):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los
ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer
día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su
cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el
que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el
mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».
Palabra del Señor
1. Aquí se recoge el primer anuncio de la
pasión y muerte que le esperaba a Jesús. Esta fue la primera vez que el mismo
Jesús dijo de antemano el final dramático que iba a tener su vida. Este hecho
es tan importante, que los tres
evangelios
sinópticos reproducen lo que Jesús les dijo a sus compañeros más cercanos.
La forma de vida que Jesús había asumido,
los conflictos frecuentes entre Jesús y los dirigentes religiosos de Israel y,
sobre todo, las consecuencias que este enfrentamiento iba a tener, todo eso
terminó siendo central, no solo en la vida de Jesús y de los discípulos, sino
sobre todo en la historia de la humanidad.
2. A continuación, Jesús hace un
llamamiento general al "seguimiento', que lleva directamente al mismo
final que acababa de anunciar.
Aquí es fundamental tener presente que el
"seguimiento" consiste en asumir el mismo proyecto y la misma forma
de vida que llevó Jesús. Lo cual quiere decir, entre otras cosas, que el
"seguimiento" es constitutivo de la Cristología.
Es decir, se trata de comprender que a
Jesús solamente se le puede conocer, se puede saber lo que significa y
representa, no mediante el "estudio", sino "compartiendo"
su forma y su proyecto de vida.
3. Todo esto nos viene a decir que, es
demasiado frecuente el hecho de que no conocemos a Jesús, no sabemos lo que
realmente representa para la humanidad, para cada ser humano, para nuestras
vidas y nuestro futuro. A Jesús no nos acercamos, ni le conocemos, mediante el
sufrimiento y los conflictos.
A Jesús lo conocemos tomando en serio su
proyecto de una vida honrada, misericordiosa, honesta, de buenas personas. A
Jesús no lo encontramos en la religiosidad, sino en la lucha por la libertad,
la justicia, la igualdad, la defensa de los más débiles y los que más sufren.
En esto está la clave del Evangelio.
SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, religioso
El 1 El primero de marzo de 1838 nació en el
pueblecito de Asís (Italia) un niño llamado Francisco que, como el famoso
fundador de los franciscanos, llegó a ser santo. Era el undécimo de trece
hermanos y quedó huérfano de madre a los cuatro años.
Francisco (que tomó más tarde como nombre
religioso Gabriel de la Dolorosa) tenía un "temperamento suave, jovial,
insinuante, decidido y generoso, poseía también un corazón sensible y lleno de
afectividad... Era de palabra fácil apropiada, inteligente, amena y llena de
una gracia que sorprendía..." De estatura más bien alta (medía 1,70
metros), tenía "buena voz, era ágil y bien formado" (ib.).
Con su familia se trasladó a Spoleto donde,
como el otro Francisco, era un líder de los jóvenes. Allí fue a la escuela de
los hermanos de las Escuelas Cristianas, y al liceo clásico con los jesuitas.
Le agradaba mucho el canto, y consiguió premios en poesía latina y en las
veladas teatrales. Era un joven dinámico, con una gran pasión por su fe
cristiana. En su habitación había colocado una escultura de la Piedad para su
veneración íntim .
Cuando iba al teatro Meliso con su padre,
muchas veces salía a escondidas para ir a rezar bajo el pórtico de la catedral,
que estaba muy cerca; después regresaba antes de que concluyera la función para
salir con los demás espectadores. Algunas veces usaba cilicio y se sabe que en
una ocasión rechazó las proposiciones deshonestas de un libertino, amenazándole
con una navaja.
Interviene la Virgen
María
El 22 de agosto de 1856 estaba asistiendo a
la procesión de la "Santa Icone", una imagen mariana venerada en
Spoleto, cuando la Virgen María le habló al corazón para invitarle con apremio:
"Tú no estás llamado a seguir en el mundo. ¿Qué haces, pues, en él? Entra
en la vida religiosa". El 10 de septiembre de 1856 entró en el noviciado
pasionista de Morrovalle (Macerata) y tomó el nombre religioso de Gabriel.
Tenía solo 18 años. Su entrega fue con todo su corazón y en la vida religiosa
encontró su felicidad: "La alegría y el gozo que disfruto dentro de estas
paredes son indecibles". Sus mayores amores eran Jesús Crucificado, la
Eucaristía y la Virgen María.
Muerte
En el convento de Isola, cuando los primeros
rayos del sol entraban por la ventana de su Ex-voto celda en la mañana del 27
de febrero de 1862, Gabriel, sumido en éxtasis de amor y rodeado por los
religiosos que lloraban junto a su lecho, abandonó la tierra y fue al cielo, invitado
por la Virgen María.
Treinta años más tarde, El 17 de octubre de
1892, se iniciaron los trámites para inscribirlo entre los santos ya que la
devoción de los fieles y los milagros que realizaba eran muchos.
Fue canonizado por Benedicto XV en 1920.
Declarado copatrón de la juventud católica italiana, 1926
Patrón principal de Abruzo en 1959.
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