8 DE FEBRERO – SÁBADO –
4ª – SEMANA DEL T. O. – A –
Lectura
del primer libro de los Reyes (3,4-15):
En aquellos días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer allí
sacrificios, pues allí estaba la ermita principal. En aquel altar ofreció
Salomón mil holocaustos.
En Gabaón el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:
«Pídeme lo que quieras.»
Respondió Salomón:
«Tú le hiciste una gran promesa a tu siervo, mi padre David, porque caminó
en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y le has cumplido
esa gran promesa, dándole un hijo que se siente en su trono: es lo que sucede
hoy.
Pues bien, Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi
padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo
se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable.
Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir
el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan
numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo:
«Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni
la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y
gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no
lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Y te daré también lo que no has
pedido: riquezas y fama, mayores que las de rey alguno.»
Palabra de Dios
Salmo:
118,9.10.11.12.13.14
R/.
Enséñame, Señor, tus leyes
¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras. R/.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe
de tus mandamientos. R/.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R/.
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes. R/.
Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca. R/.
Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con
Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo:
«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para
comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron
marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por
tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque
andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
1.- Jesús quiso para sus discípulos
que tuvieran tiempos de descanso, de paz y de sosiego, alejados del barullo y
las angustias de la vida cotidiana, en un sitio tranquilo que invite al reposo
y la paz del espíritu. También aquí, entonces como ahora. Y ahora más. Porque
la vida se ha complicado, la sociedad, el trabajo, la convivencia, todo se ha
puesto más tenso, más agobiante, más insoportable.
Así las cosas, Jesús, precisamente
porque es ejemplo cabal de humanidad sin fisuras, es el primero que aprueba y
quiere nuestros descansos, donde y como cada cual lo encuentre mejor y según
sus posibilidades. Se trata de una necesidad, no es un lujo, ni un capricho.
Jesús lo quiso también, como cualquier ser humano lo quiere.
2.- Pero, para Jesús, había algo mucho
más importante. La primacía, en su vida, no la tenían sus intereses o
conveniencias, sino los intereses y conveniencias de los otros. Y es que, en el
fondo, Jesús no soportaba ver a la pobre gente. Literalmente, "se le
conmovían las entrañas", según dice el texto griego (esplagnísthe).
Porque aquellas gentes iban por la
vida "como ovejas sin pastor", desamparados de todo y de todos. Y si
aquellas gentes acudían a Jesús, hasta no dejarle ni comer, ni descansar, eso
quiere decir que Jesús tenía una fuerza de atracción irresistible.
3.- Pocas personas se encuentra uno en
la vida con tal fuerza de atracción sobre los últimos de este mundo. Porque en este mundo hay pocas personas con
la humanidad de Jesús. Hay que decirlo
una vez más: solo la humanidad coherente y sin fisuras es la fuerza que puede
dar respuesta al dolor y el anhelo de quienes buscan y no encuentran.
Santa
Josefina Bakhita, virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que siendo
aún niña fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos,
sufriendo dura cautividad, pero al obtener la libertad abrazó la fe cristiana e
ingresó en el Instituto de la Hijas de la Caridad (Canossianas), pasando el
resto de su vida en Schio, cerca de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio
de los demás y donde murió en 1947.
Vida de Santa
Josefina Bakhita
Infancia
Bakhita, que significa "afortunada", es el nombre
que se le puso cuando fue secuestrada, ya que, por la fuerte impresión, nunca
llegó a recordar su verdadero nombre. Josefina es el nombre que recibió en el
bautismo.
No se conocen datos exactos sobre su vida, se dice que podría
ser del pueblo de Olgossa en Darfur, y que 1869 podría ser el año de su
nacimiento. Creció junto con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de
ellas su gemela.
La captura de su hermana por unos negreros que llegaron al
pueblo de Olgossa, marcó mucho en el resto de la vida de Bakhita, tanto así que
más adelante en su biografía escribiría: "Recuerdo cuánto lloró mamá y
cuánto lloramos todos".
En su biografía Bakhita cuenta su propia experiencia al
encontrarse con los buscadores de esclavos. "Cuando aproximadamente tenía
nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos
extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: “Deja a la niña pequeña ir
al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te
alcanzaremos dentro de poco”. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que
tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.
Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacía. Cuando estaba
en el bosque, me percate que las dos personas estaban detrás de mí, y fue
cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el
cual me amenazó diciéndome: “Si gritas, morirás !Síguenos!”.
Los mismos secuestradores fueron quienes le pusieron Bakhita
al ver su especial carisma.
En esclavitud
Luego de ser capturada, Bakhita fue llevada a la ciudad de El
Obeid, donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos.
Nunca consiguió escapar, a pesar de intentarlo varias veces.
Con quien más sufrió de humillaciones y torturas fue con su cuarto amo, cuando
tenía más o menos 13 años. Fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para
evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. "Sentía que iba a
morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal",
cuenta en su biografía.
El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita por
quinta vez en 1882, y fue así que por primera vez Bakhita era tratada bien.
"Esta vez fui realmente afortunada - escribe
Bakhita - porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui
maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo
llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad".
En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras
la llegada de tropas Mahdis. Bakhita se negó a dejar a su amo, y consiguió
viajar con él y su amigo Augusto Michieli, a Italia.
La esposa de Michieli los esperaba en Italia, y sabiendo la
llegado de varios esclavos, exigió uno, dándosele a Bakhita. Con su nueva
familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.
En 1888 cuando la familia Michieli compró un hotel en Suakin y
se trasladaron para allá, Bakhita decidió quedarse en Italia.
La conversión a la
religión
Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las
Hermanas de la Caridad en Venecia, tras ser aconsejadas por las hermanas. Esta
congregación fue fundada en 1808 con el nombre de Instituto de las Hermanas de
la Caridad en Venecia, pero son más conocidas como Hermanas de Canossa.
Recién llegada, en el Instituto, Bakhita conoció al Dios de
los cristianos y fue así como supo que "Dios había permanecido en su
corazón" y le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud,
"pero recién en ese momento sabía quién era". Recibió el bautismo,
primera comunión y confirmación al mismo tiempo, el 9 de enero de 1890, por el
Cardenal de Venecia. En este momento, tomó el nombre cristiano de Josefina
Margarita Afortunada.
"¡Aquí llego a convertirme en una de las hijas
de Dios!", fue lo que manifestó en el momento de ser bautizada, pues se
dice que no sabía cómo expresar su gozo. Ella misma cuenta en su biografía que
mientras estuvo en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha
traído hasta aquí de esta extraña forma".
La Señora de Michieli volvió de Sudán a llevarse a Bakhita y a
su hija, pero con un gran coraje, Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con
las Hermanas de Canossa. La esclavitud era ilegal en Italia, por lo que la
señora de Michieli no pudo forzar a Bakhita, y es así como permaneció en el
Instituto y su vocación la llevó a convertirse en una de las Hermanas de la
Orden el 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad.
Bakhita, la
religiosa
Fue trasladada a Venecia en 1902, para trabajar limpiando,
cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos
sobrenaturales, pero obtuvo la reputación de ser santa. Siempre fue modesta y
humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones
diarias.
Algo que le costó demasiado trabajo fue escribir su
autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a
Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus
memorias, se convirtió en un gran personaje, viajando por todo Italia dando
conferencias y recolectando dinero para la orden.
La salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años
y tuvo que postrarse a una silla de ruedas, la cual no le impidió seguir
viajando, aunque todo ese tiempo fue de dolor y enfermedad. Se dice que le
decía la enfermera: "¡Por favor, desatadme las cadenas… es
demasiado!". Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas
palabras: "Madonna! Madonna!"
Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando
así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días,
durante los cuales, cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían
calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus
hijos para que les otorgase la salvación. Su reputación como una santa se ha
consolidado. Josefina ha sido recordada y respetada como Nostra Madre Moretta,
en Schio.
De esclava a santa
Fue santificada por el pueblo, por lo que en 1959 la diócesis
local comenzó las investigaciones para encontrarla venerable. Todo salió muy
bien y fue así como el 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. Por
tanto, el proceso para declararla santa empezó con gran auge y el 17 de mayo de
1992 fue beatificada por Juan Pablo II junto a San Josemaría Escrivá y se
declaró día oficial de culto el 8 de febrero.
En la ceremonia de beatificación, el Santo Padre reconoció el
gran hecho de que transmitiera el mensaje de reconciliación y misericordia.
Ella misma declaró un día: "Si volviese a encontrar a
aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus
manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y
religiosa".
S.S. Juan Pablo II la canonizó el 1 de octubre del 2000. Lo
cual, para los católicos africanos es un gran símbolo que era necesario, para
que así los cristianos y las mujeres africanas sean honradas por lo que
sufrieron en momentos de esclavitud.
Verdaderamente, Bakhita es la santa africana y la historia de
su vida es la historia de un continente, válida para los católicos, protestantes,
musulmanes o seguidores de cualquier otro tipo de religión tradicional. Su
espiritualidad y fuerza la han convertido en Nuestra Hermana Universal, como la
llamó el Papa.
(aciprensa)
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