lunes, 3 de febrero de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 4 DE FEBRERO – MARTES – 4ª – SEMANA DEL T. O. – A – Santa Catalina de Ricci, virgen




4 DE FEBRERO – MARTES –
4ª – SEMANA DEL T. O. – A –

Lectura del segundo libro de Samuel (18,9-10.14b.24-25a.30–19,3):

En aquellos días, Absalón fue a dar en un destacamento de David. Iba montado en un mulo, y, al meterse el mulo bajo el ramaje de una encina copuda, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que cabalgaba se le escapó.
Lo vio uno y avisó a Joab:
«¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina!»
Agarró Joab tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón. David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al mirador, encima de la puerta, sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo.
El centinela gritó y avisó al rey.
El rey dijo:
«Retírate y espera ahí.»
Se retiró y esperó allí.
Y en aquel momento llegó el etíope y dijo:
«¡Albricias, majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti!»
El rey le preguntó:
«¿Está bien mi hijo Absalón?»
Respondió el etíope:
«¡Acaben como él los enemigos de vuestra majestad y cuantos se rebelen contra ti!»
Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía:
«¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!»
A Joab le avisaron:
«El rey está llorando y lamentándose por Absalón.»
Así la victoria de aquel día fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo. Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huido del combate.

Palabra de Dios

Salmo: 21,26b-27.28.30.31-32

R/. Te alabarán, Señor, los que te buscan

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,21-43):

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
«Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando:
«¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron:
«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido.
La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo:
«Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
«No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo:
«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él.
Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le djo:
«Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor

1. Lo primero que queda patente, en este relato, es que Jesús era reconocido por la gente como una persona a la que se podía acudir cuando alguien tenía una situación de sufrimiento, de enfermedad, de injusticia, de humillación. Porque todo el mundo sabía que en Jesús se encontraba solución al sufrimiento humano.
Además, a Jesús acudía toda clase de gente, fuera cual fuera religiosidad, su mentalidad, su categoría social, su nacionalidad. Jesús acogía a todos, escuchaba a todos, se interesaba por todos, ayudaba a todos.
¿No tendríamos que ser así todos?
¿No debería ser así la Iglesia?

2. Jesús cura a una mujer que padecía hemorragias menstruales, una enfermedad que, según la religión de Israel, causaba impureza legal (Lev 17, 10-14; Deut 12, 23). Incluso había quien pensaba que acercarse a una mujer así, eso era causa de muerte (b. Pesah 111) (M. Joel), además de sufrimiento y ruina económica (los gastos en médico). Y a continuación, Jesús devuelve la vida a la hija del jefe de la sinagoga.
Por tanto, Jesús es, siempre y para todos, fuente de vida. Lo es igualmente para una mujer "impura" religiosamente que para el representante oficial de la religión en una aldea. Jesús, pues, estaba por encima de las diferencias religiosas. Remedia el sufrimiento de todos por igual.

3. Lo único que Jesús les pide, lo mismo a la mujer que al jefe religioso, es que tengan fe.
Para tener esa fe, Jesús no pide que se conviertan, que recobren la pureza religiosa, que cambien de religión.
¿Cómo entendía Jesús la fe?
Como confianza de que él era fuerza y fuente de vida, en "esta" vida y para "esta vida", sin excluir la "otra" (por supuesto). Pero a la "otra" iremos, si tenemos una fe en Jesús fundido con esta vida, superando todas las diferencias y divisiones.

Santa Catalina de Ricci, virgen


Martirologio Romano: En Prato, de la Toscana, santa Catalina de’ Ricci, virgen, de la Tercera Orden Regular de Santo Domingo, que se dedicó de lleno a la restauración de la religión y por su asidua meditación de los misterios de la pasión de Jesucristo, obtuvo experimentarla de alguna manera (1590).
Fecha de canonización: 29 de junio de 1746 por el Papa Benedicto XIV.

Breve Biografía
El 23 de abril de 1522 nace en Florencia, Alejandra Lucrecia Rómola, hija de la noble familia de´ Ricci, que tuvo mucho poder e importancia en la ciudad.
Muerta su madre cuando ella era todavía muy niña, quedó bajo el cuidado de una madrastra. Poco después la puso su padre en el convento de las monjas de Monteceli donde estaba una tía suya. Allí recibe su primera educación y sobresale por su aplicación en los estudios.
A la niña le gustan los relatos de la Pasión de Cristo. Celebérrimo es el Crucifijo que se venera en aquel monasterio y que desde entonces se llama el Crucifijo de la Alejandrina.
A los doce años participa en un retiro en la comunidad del monasterio de san Vicente Ferrer en Prato, perteneciente a la Tercera Orden Regular de Santo Domingo.
Queda impactada por el estilo de vida y trabajo de las hermanas y pide la admisión en la comunidad. Cuando su padre fue a buscarla para volverla a casa, no quiso ir. El lunes de Pentecostés, 18 de mayo de 1535, a los trece años, tomó el hábito de terciaria de Santo Domingo, de manos de su tío Timoteo de´ Ricci O.P., mudando el nombre de Alejandrina por el de Catalina.
Profesó al año siguiente y lo en tal forma a la contemplación, singularmente de la Pasión del Señor, que de ordinario estaba abstraída de los sentidos. Por su gran humildad, siempre se puso bajo la obediencia de los superiores.
Dotada de natural prudencia, fue superiora dieciocho años, ganando mucho las religiosas en lo espiritual y en lo temporal por las muchas limosnas que le enviaban, con lo que pudo acabar la fábrica del convento y acoger muchas jóvenes.
Piénsese que Catalina era Madre Priora de una comunidad de, por lo menos, 120 monjas y que en unos años llegó a contar hasta 160 religiosas... Durante doce años, 1542-1554, revivió en su cuerpo las llagas del Crucificado y la Pasión del Señor.
Poco después de su profesión, el Señor vino a visitarla enviándole una terrible y múltiple enfermedad, ya que fueron varias las dolencias que a la vez afligían su débil cuerpo. Las mismas religiosas y los médicos quedaban admirados cómo era posible que pudiera resistir tanto dolor de todo tipo.
Se le apareció un alma beata de su Orden, hizo sobre ella la señal de la cruz y quedó curada por varios años. Durante estos atroces tormentos tenía una medicina que la curaba, por lo menos le daba paz y alivio: Era el meditar en la Pasión del Señor, en los muchos dolores que Él sufrió por nosotros... Meditaba paso a paso, en toda su viveza y a veces se le manifestaba el Señor bien con la Cruz a cuestas, bien coronado de espinas o clavado en la Cruz.
Recibió muchos dones y regalos del cielo: revelaciones, gracias de profecía y milagros, el don de leer los corazones... Luces especiales en los más delicados asuntos de los que ella nada sabía. Por ello acudieron a consultarla Papas, cardenales, los príncipes de Florencia, el Hijo del Rey de Baviera, igual que personas sencillas y humildes.
A todos atendía con gran bondad y humildad ya que se veía anonada por sus miserias y se sentía la más pecadora de los mortales. Tuvo gran amistad y correspondencia con San Carlos Borromeo, San Felipe Neri, San Pío V y Santa María Magdalena de´ Pazzi.
El día Primero de febrero de 1590 recibió los santos sacramentos. Recibió el viático de rodillas, su rostro se resplandecía como él de un ángel.
Llamó después a las religiosas, le hizo una exhortación al amor de Dios y a la observancia regular, poniéndose de nuevo en oración hasta la noche. Murió poco después, era el día dos de febrero del año 1590 y toda la ciudad de Prato se conmovió.
Fue beatificada por Clemente XII el 23 de noviembre de 1732 y canonizada por Benedicto XIV el 29 de Junio de 1746. Catalina es también compatrona de la ciudad y diócesis de Prato en Italia, y en Guantánamo, desde 1836, una parroquia está dedicada a ella (hoy catedral).
Llena del fuego del Espíritu Santo buscó incansablemente la gloria del Señor. Promovió la reforma de la vida regular, inspirada especialmente por fray Jerónimo Savonarola, a quien admiraba con agradecido afecto. Su amor a la Pasión del Señor la llevó a componer el "Cántico de la Pasión", una meditación reposada sobre los sufrimientos de Cristo.
Debemos a su maestra, Sor María Magdalena Strozzi, si Catalina empezó a escribir sus extraordinarias experiencias místicas. Una muchedumbre de "Cartas" son muestra de su profundo itinerario en el Espíritu. Trabajó con solicitud en la atención de enfermos, hermanas o laicos. La extraordinaria abundancia de carismas celestiales, junto con una exquisita prudencia y especial sentido práctico, hicieron de ella la superiora ideal.
El cuerpo incorrupto de la santa se venera en la Basílica menor de San Vicente Ferrer y Santa Catalina de´ Ricci en Prato, donde las monjas dominicas siguen viviendo su espiritualidad y su mensaje de amor.



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