lunes, 30 de noviembre de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 2 DE DICIEMBRE – MIERCOLES – 1ª – SEMANA DE ADVIENTO – B – Santa Bibiana

 


 

2 DE DICIEMBRE – MIERCOLES –

1ª – SEMANA DE ADVIENTO – B –

Santa Bibiana

 

Lectura del libro de Isaías (25,6-10a):

En aquel día, preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares exquisitos, vinos refinados. Y arrancará en este monte

el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre a todas las naciones.

Aniquilará la muerte para siempre.

Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo

—lo ha dicho el Señor—.

Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios.

Esperábamos en él y nos ha salvado.

Este es el Señor en quien esperamos.

Celebremos y gocemos con su salvación, porque reposará sobre este monte la mano del Señor».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 22,1-3a.3b-4.5.6

R/. Habitaré en la casa del Señor por años sin término

El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas. R/.

      Me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa. R/.

 Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,29-37):

En aquel tiempo, Jesús, se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.

Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.

La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».

Los discípulos le dijeron:

«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».

Jesús les dijo:

«¿Cuántos panes tenéis?».

Ellos contestaron:

«Siete y algunos peces».

Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.

Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.

 

Palabra del Señor.

 

1.  Cuando los evangelios relatan "milagros", lo que menos interesa es la historicidad del hecho que se cuenta. Lo que importa es la "ejemplaridad" de tal hecho (cf. John R Meier).

Sobre este dato capital, insistiremos, explicándolo más detenidamente.   En este evangelio, concretamente, se dice que Jesús curaba a los enfermos que le llevaban.

Se habla aquí también de la comida, tan abundante que sobraron siete cestas llenas. Y se indica que comieron todos reunidos y sentados en el suelo.

 

2.  ¿Qué ejemplaridad nos dejó Jesús  según este relato?

 Se puede discutir, por supuesto, si Jesús hizo allí milagros. Lo que no admite duda es lo que aquí queda más patente. Se trata sencillamente de esto: Jesús no soportaba el sufrimiento humano. El sufrimiento de los enfermos. Por eso los sana de sus males.

Tampoco soportaba el sufrimiento de los que tienen hambre. Por eso les proporciona alimento en abundancia.

Y no soporta que la gente se vaya por ahí, cada cual a su casa con sus problemas. Por eso hace la cosa de manera que todos comparten lo que allí se podía compartir.

 

3.   Las tres grandes preocupaciones de Jesús quedaron bien indicadas en este relato:

1.- El problema de la salud, que tanto nos preocupa a todos (relatos de curaciones de enfermos).

2.- El problema de la alimentación (relatos de comidas).

3.- El problema de las relaciones humanas (sermones, discursos, parábolas).

En este evangelio de hoy, las tres preocupaciones de Jesús se condensan en un solo relato, que lo resume todo, de la forma más sencilla, más fuerte, más profunda.  Sobre estos tres pilares, se tendría que construir, mantener y ser visible a toda la Iglesia que

Jesús inició. Y sobre estos tres pilares se tendría que construir la fe de los creyentes en Jesús.

 

Santa Bibiana


No tenemos fechas de su vida, pero está documentada la dedicación a esta santa de una basílica en Roma en el pontificado del papa Simplicio (468-473). Pudo vivir quizá a finales del siglo III, con una entrega colmada y que dio su vida a Dios, muriendo en martirio, al igual que sus padres y su hermana. La tradición y la iconografía representan su martirio mediante la flagelación, estando atada a una columna.

 

Vida de Santa Bibiana

Ya se menciona en el Liber Pontificalis el culto a la mártir Bibiana cuando se afirma en él que el papa Simplicio (468 - 473) le dedicó una basílica. Restaurada en el siglo XVII por el infatigable papa Urbano VIII quien, con su pasión renacentista, además de salvar un monumento antiguo, quiso dejar un testimonio litúrgico del hallazgo incluyendo en el calendario de la Iglesia universal la fiesta de Santa Bibiana en el día 2 de diciembre.

La basílica tiene tres naves divididas por ocho columnas antiguas y contiene una escultura graciosa de la Santa hecha por Bernini. Está situada cerca de la vía férrea, da nombre al túnel por donde se cruza —Arcos de Santa Bibiana— y próxima a la Stazione Termini.

¿Quién fue santa Bibiana? Bernini, todo arte, la representa con los instrumentos del martirio que le dieron la Vida: columna donde fue flagelada, los azotes, la corona del martirio y la sonrisa en su cara. Pero todo ello, con ser verdadero, es cosa común y aplicable a la mayor parte de los mártires cristianos en la Roma pagana, por lo que es decir mucho y, al mismo tiempo, nada acerca de un personaje concreto.

El relato de las actas no es fiable. El siglo VI en donde comienzan a proliferar las actas de los mártires y los escritos aún más tardíos del martirio no son dignos de crédito histórico por las añadiduras apócrifas y contradicciones que contienen. Incluso los datos que se mencionan, como hacer responsable de su martirio al emperador Juliano el Apóstata, adolecen de un pronunciado desinterés cronológico. La leyenda de nuestra santa que relata pormenorizadamente su martirio es una novela ejemplar que aplica un esquema general romano.

Pero es cierto que Santa Bibiana existió y que fue mártir. Posiblemente también existieron su madre Dafrosa y su hermana Demetria cuyos sarcófagos intactos se descubrieron debajo de los dos vasos de vidrio con inscripciones que conservaban las reliquias de la Santa. La historia se remonta como más remoto documento al papa Simplicio que se sitúa en el siglo V. La veneración de esta mártir es anterior a ese dato. Y por ello no está lejos de la verdad histórica la afirmación de que vivió santa Bibiana a finales del siglo III, antes incluso de lo que cantan las actas.

Es, pues, Bibiana una santa de la que poco sabemos por los documentos que pueden aducirse con valoración histórica cierta. Conocemos su existencia y la entrega colmada, definitiva, que de su vida hizo a Dios, dándole un sí apoteósico con el martirio. Todo lo demás ¿qué importa? Al fin y al cabo, las piedras talladas, papiros, pellejos, papeles y datos informáticos en donde pueda constar la historia más completa de cualquier santo no son más que raspar en la corteza sin alcanzar jamás ese núcleo personal de la relación entre el santo —la santa en nuestro caso— y Dios. Lo que consta en los archivos nos puede llevar al reconocimiento de sus virtudes, pero la reciprocidad de amores entre redimido y Redentor es un misterio siempre escondido para la historia y patente sólo cabe Dios.

 

domingo, 29 de noviembre de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 DE DICIEMBRE – MARTES – 1ª – SEMANA DE ADVIENTO – B – San Eloy


   1 DE DICIEMBRE – MARTES –

1ª – SEMANA DE ADVIENTO – B –

San Eloy

 

Lectura del libro de Isaías11,1-10

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor. Lo inspirará el temor del Señor.

No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.

La justicia será ceñidor de su cintura, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor.

La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león, como el buey, comerá paja. El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid.

Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada.

 

Palabra de Dios.

 

    Salmo 71

En sus días florezca la justicia

y la paz abunde eternamente.

 

Dios mío, confía tu juicio al rey,

tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud. R/

 

En sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna;

domine de mar a mar,

del Gran Río al confín de la tierra. R/

 

Él librará al pobre que clamaba,

al afligido que no tenía protector;

él se apiadará del pobre y del indigente,

y salvará la vida de los pobres. R/

 

Que su nombre sea eterno,

y su fama dure como el sol;

él sea la bendición de todos los pueblos,

y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 21-24

      En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:

"Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.

Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar".

    Volviéndose a los discípulos, les dijo:

       "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que oís, pero no lo oyeron".

 

1.  Este relato del Evangelio es desconcertante. Porque desconcertantes eran los criterios que tenía Jesús, tal como aquí se nos presentan.

No es frecuente que un hombre, que se dedica a transmitir unas enseñanzas para influir en los demás (como es el caso de un profesor, un escritor, un conferenciante...), se alegre de que lo que enseña no interesa a los "sabios" y a los "entendidos". Mientras que, por el contrario, la doctrina que pretende transmitir es algo que solamente interesa (porque son los que lo entienden) a la "gente sencilla", las personas de condición humilde, los pobres e ignorantes, los que no tienen importancia ni pintan nada en la vida. Y esto justamente es lo que aquí dice Jesús.

El Evangelio es un mensaje que solamente cabe en la cabeza de los insignificantes. Solamente es comprendido por los que no son socialmente importantes.  Y lo que más llama la atención es que Jesús se alegra de eso. ¿Por qué?

 

2.  Es evidente que uno que se dedica a enseñar, ya sea profesor, docente, locutor, predicador..., no se alegraría de ser socialmente hablando- un desastre, un fracasado. Porque es criterio, comúnmente admitido, que los sabios, los intelectuales, y no precisamente los ignorantes, son los que influyen en la sociedad.

Quienes tienen prestigio y poder son los que pueden influir para cambiar las cosas. Y para hacer bien las cosas. De ahí, la seducción que ejercen los "selectos", los "listos", los "inteligentes", los "intachables", etc.

 

3.  Y, sin embargo, Jesús ve todo esto al revés.

En las sociedades mediterráneas del s. I, se le daba más importancia al que tenía prestigio que al que tenía dinero. Al Evangelio no le interesa ni lo uno ni lo otro. Porque Jesús no vino a enseñar teorías de sabios e intelectuales. Jesús estaba persuadido de que los que tienen poder no arreglan el mundo. Porque los importantes toman las decisiones que favorecen su importancia. Y sin embargo sabemos que los protagonistas de la Historia son los que están abajo en la sociedad, los proletarios y excluidos, los ignorantes y los que sufren. Y todos los que ven la vida como la ven esas gentes.

Porque esas pobres gentes no tienen más fuerza que la enorme fuerza que tiene nuestra   humanidad.

Porque "los pequeños, los nadies"

no tienen más fuerza que su bondad y su honradez. Y es eso -la bondad y la honradez- es lo que trasforma la sociedad y lo que puede dar un giro nuevo a la Historia y a la Cultura.


San Eloy


      N
ació hacia el año 588. Aprendiz de platero, pasó a la corte gala para servir como tal, ascendiendo en influencia debido a su inteligencia. El rey Dagoberto pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo. Ordenado sacerdote, fue consagrado obispo de Noyon y de Tournay y estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644. Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores.

 

Despierto de inteligencia y hábil en el empleo de sus manos. Aprendiz de platero de los de antes, es decir, de los que tienen que martillear el metal para sacarle de las entrañas la figura que el artista tiene en su mente.

Tanta destreza adquirió que el rey Clotario II, su hijo Dagoberto luego y su nieto Clovis II después, lo tuvieron como propio en la corte para los trabajos que en metales preciosos naturalmente necesitan los de sangre azul que viven en palacios y tienen que solventar compromisos sociales, políticos y hasta militares con sus iguales.

Pero lo que llamó poderosamente la atención de estos principales del país galo no fue sólo su arte. Eso fue el punto de arranque. Luego fue el descubrimiento de su entera personalidad profundamente honrada. Un hombre cabal. De espíritu recto. Cristiano más de obras que de nombre. Piadoso en su soledad y coherente en la vida. Prudente en las palabras y ponderado en los juicios. Un sujeto poco frecuente en sus tiempos atiborrados de violencia.

El rey Dagoberto, considerando los pros y contras, pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona.

Aparte de sus sinceros rezos privados y del reconocimiento de su indignidad ante Dios —cosa que le dignificaban como hombre—, supo compartir con los necesitados los dineros que recibía por su trabajo. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo.

No es sorprendente que al morir el obispo de Noyon y de Tournay, el pueblo tuviera sensibilidad para desear el desempeño de esa misión a Eloy y, menos sorprendente aún, que el rey Clovis pusiera toda su influencia al servicio de esa causa. Casi hubo que forzarle a aceptar. Ordenado sacerdote y a continuación consagrado obispo, se dedicó a su misión pastoral con el mejor de los empeños en los diecinueve años que aún el Señor le concedió de vida. Fueron frecuentes las visitas pastorales, se mostró diligente en el trato con los sacerdotes, se tiene por ejemplar su disciplina de gobierno y esforzado en la superación de las dificultades para extender el Evangelio allí donde rebrotaba la idolatría pagana o echaban raíces los vicios de los creyentes. Hasta estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644.

Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores. Ojalá los que asiduamente tienen entre sus manos las joyas que tanto ambicionan los hombres sepan sentirse atraídos por los bienes que no perecen.

 

Fuente: http://www.archimadrid.es

 


sábado, 28 de noviembre de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 30 DE NOVIEMBRE – LUNES – 1ª – SEMANA DE ADVIENTO – B – SAN ANDRES, APOSTOL

 


30 DE NOVIEMBRE – LUNES –

1ª – SEMANA DE ADVIENTO – B –

 SAN ANDRES, APOSTOL


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

 

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación.

Dice la Escritura:

«Nadie que cree en él quedará defraudado.»

Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, - ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; - ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y - ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y - ¿cómo van a proclamar si no los envían?

Lo dice la Escritura:

«¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!»

Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías:

 «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?»

Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo.

Pero yo pregunto:

 «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»  

 

Palabra de Dios


Salmo: 18,2-3.4-5

 

R/. A toda la tierra alcanza su pregón

 

El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo susurra. R/.

 

Sin que hablen, sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

 

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.

Les dijo:

«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

 

Palabra de Dios

 

 

1.    ¿Cómo te encuentras en tus tareas o, si la tienes, en tu profesión?

Andrés, de quién hoy celebramos su fiesta, parece que se encontraba a gusto. Ahí le tenemos, echando el copo en el lago. Lo que había visto hacer a su padre, lo que antes había hecho el padre de su padre… Una tarea útil, que aporta alimento para otros… Una forma honrada de ganarse la vida. No era un alto cargo, pero te permitía vivir.

Pero he aquí que pasa Jesús y le llama. Y le ofrece un nuevo oficio: ser “pescador de hombres”. Seguirá siendo pescador: habrá que seguir esforzándose, madrugar y embarcar; habrá que seguir teniendo una sensibilidad fina como para saber cuándo y dónde echar la red; habrá que seguir teniendo fuerza como para tirar cuando haga falta; habrá que seguir repartiendo el fruto del trabajo, unos días más y otros menos… Pero ya no serán los peces el centro de la vida, sino las personas. Ya no habrá redes, sino palabras. Y ya no habrá una pequeña barca, sino que se trata de que todos vayamos en el mismo barco en las cosas importantes, en las cosas de Dios.

 

2.    ¿Cómo les sonaría a aquellos primeros discípulos la llamada a ser “pescadores de hombres”? ¿Qué tendría la mirada y la llamada de Jesús, para que lo dejaran todo y le siguieran?

Jesús también hoy sigue llamando. Como hace dos mil años, a algunos les pide que cambien de oficio. A otros, que sigan en el que están, pero de otra manera. Seamos lo que seamos, el evangelio nos invita a percibir la mirada que hoy Jesús nos dirige y la llamada que nos hace. Desde donde estemos. Contando con lo que somos y tenemos. Y tenerlo como patrón del nuevo negocio que nos ofrece.

 

3.    Escucharle y responderle. Es algo que no se hace de una vez para siempre, sino que se repite una y otra vez a lo largo de la vida. Eso es el seguimiento de Jesús. En ello estamos.

 

SAN ANDRES, APOSTOL

 


 

 

Andrés, nacido en Betsaida, fue primeramente discípulo de Juan Bautista, siguió después a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro. Él y Felipe son los que llevaron ante Jesús a unos griegos, y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que había un muchacho que tenía unos panes y unos peces.

Según la tradición, después de Pentecostés predicó el evangelio en muchas regiones y fue crucificado en Acaya.

Murió mártir en una cruz en forma de X

Patrono de Rusia y Escocia

 

SAN ANDRES nació en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste. La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando predicaba en esa ciudad. 

Discípulo de Juan Bautista

Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.

 

Apóstol de Jesús

Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado). Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús.

 

Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de EI.

Al año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los cuatro primeros en las listas del Evangelio.

También se le menciona a propósito de la multiplicación de los panes (Juan, 6, 8-9) y de los gentiles que querían ver a Jesús (Juan, 12, 20-22)

 

Después de Pentecostés

Aparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que San Andrés predicó en Scitia, y de que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes, todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa mención de San Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos. Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".

Teodoreto cuenta que Andrés estuvo en Grecia; San Gregorio Nazianceno especifica que estuvo en Epiro, y San Jerónimo añade que estuvo también en Acaya. San Filastrio dice que del Ponto pasó a Grecia, y que en su época (siglo IV) los habitantes de Sínope afirmaban que poseían un retrato auténtico del santo y que conservaban el ambón desde el cual había predicado en dicha ciudad. Aunque todos estos autores concuerdan en la afirmación de que San Andrés predicó en Grecia, la cosa no es absolutamente cierta.

En la Edad Media era creencia general que San Andrés había estado en Bizancio, donde dejó como obispo a su discípulo Staquis (Rom. 14,9). El origen de esa tradición es un documento falso, en una época en que convenía a Constantinopla atribuirse un origen apostólico para no ser menos que Roma, Alejandría y Antioquía. (El primer obispo de Bizancio del que consta por la historia, fue San Metrófanes, en el siglo IV).

 

Martirio

El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV.

En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.

San Andrés es el patrono de Rusia y de Escocia.

Según una tradición que carece de valor, el santo fue a misionar hasta Kiev. Nadie afirma que haya ido también a Escocia, y la leyenda que se conserva en el Breviario de Aberdeen y en los escritos de Juan de Fordun, no merece crédito alguno. Según dicha leyenda, un tal San Régulo, que era originario de Patras y se encargó de trasladar las reliquias del apóstol en el siglo IV, recibió en sueños aviso de un ángel de que debía trasportar una parte de las mismas al sitio que se le indicaría más tarde. De acuerdo con las instrucciones, Régulo se dirigió hacia el noroeste, "hacia el extremo de la tierra"". El ángel le mandó detenerse donde se encuentra actualmente Saint Andrews, Régulo construyó ahí una Iglesia para las reliquias, fue elegido primer obispo del lugar y evangelizó al pueblo durante treinta años. Probablemente esta leyenda data del siglo VIII. El 9 de mayo se celebra en la diócesis de Saint Andrews la fiesta de la traslación de las reliquias.

El nombre de San Andrés figura en el canon de la misa, junto con los de otros Apóstoles. También figura, con los nombres de la Virgen Santísima y de San Pedro y San Pablo, en la intercalación que sigue al Padrenuestro. Esta mención suele atribuirse a la devoción que el Papa San Gregorio Magno profesaba al santo, aunque tal vez data de fecha anterior.

-Vidas de los Santos de Butler, Vol. IV.