domingo, 29 de noviembre de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 DE DICIEMBRE – MARTES – 1ª – SEMANA DE ADVIENTO – B – San Eloy


   1 DE DICIEMBRE – MARTES –

1ª – SEMANA DE ADVIENTO – B –

San Eloy

 

Lectura del libro de Isaías11,1-10

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor. Lo inspirará el temor del Señor.

No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.

La justicia será ceñidor de su cintura, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor.

La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león, como el buey, comerá paja. El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid.

Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada.

 

Palabra de Dios.

 

    Salmo 71

En sus días florezca la justicia

y la paz abunde eternamente.

 

Dios mío, confía tu juicio al rey,

tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud. R/

 

En sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna;

domine de mar a mar,

del Gran Río al confín de la tierra. R/

 

Él librará al pobre que clamaba,

al afligido que no tenía protector;

él se apiadará del pobre y del indigente,

y salvará la vida de los pobres. R/

 

Que su nombre sea eterno,

y su fama dure como el sol;

él sea la bendición de todos los pueblos,

y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 21-24

      En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:

"Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.

Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar".

    Volviéndose a los discípulos, les dijo:

       "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que oís, pero no lo oyeron".

 

1.  Este relato del Evangelio es desconcertante. Porque desconcertantes eran los criterios que tenía Jesús, tal como aquí se nos presentan.

No es frecuente que un hombre, que se dedica a transmitir unas enseñanzas para influir en los demás (como es el caso de un profesor, un escritor, un conferenciante...), se alegre de que lo que enseña no interesa a los "sabios" y a los "entendidos". Mientras que, por el contrario, la doctrina que pretende transmitir es algo que solamente interesa (porque son los que lo entienden) a la "gente sencilla", las personas de condición humilde, los pobres e ignorantes, los que no tienen importancia ni pintan nada en la vida. Y esto justamente es lo que aquí dice Jesús.

El Evangelio es un mensaje que solamente cabe en la cabeza de los insignificantes. Solamente es comprendido por los que no son socialmente importantes.  Y lo que más llama la atención es que Jesús se alegra de eso. ¿Por qué?

 

2.  Es evidente que uno que se dedica a enseñar, ya sea profesor, docente, locutor, predicador..., no se alegraría de ser socialmente hablando- un desastre, un fracasado. Porque es criterio, comúnmente admitido, que los sabios, los intelectuales, y no precisamente los ignorantes, son los que influyen en la sociedad.

Quienes tienen prestigio y poder son los que pueden influir para cambiar las cosas. Y para hacer bien las cosas. De ahí, la seducción que ejercen los "selectos", los "listos", los "inteligentes", los "intachables", etc.

 

3.  Y, sin embargo, Jesús ve todo esto al revés.

En las sociedades mediterráneas del s. I, se le daba más importancia al que tenía prestigio que al que tenía dinero. Al Evangelio no le interesa ni lo uno ni lo otro. Porque Jesús no vino a enseñar teorías de sabios e intelectuales. Jesús estaba persuadido de que los que tienen poder no arreglan el mundo. Porque los importantes toman las decisiones que favorecen su importancia. Y sin embargo sabemos que los protagonistas de la Historia son los que están abajo en la sociedad, los proletarios y excluidos, los ignorantes y los que sufren. Y todos los que ven la vida como la ven esas gentes.

Porque esas pobres gentes no tienen más fuerza que la enorme fuerza que tiene nuestra   humanidad.

Porque "los pequeños, los nadies"

no tienen más fuerza que su bondad y su honradez. Y es eso -la bondad y la honradez- es lo que trasforma la sociedad y lo que puede dar un giro nuevo a la Historia y a la Cultura.


San Eloy


      N
ació hacia el año 588. Aprendiz de platero, pasó a la corte gala para servir como tal, ascendiendo en influencia debido a su inteligencia. El rey Dagoberto pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo. Ordenado sacerdote, fue consagrado obispo de Noyon y de Tournay y estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644. Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores.

 

Despierto de inteligencia y hábil en el empleo de sus manos. Aprendiz de platero de los de antes, es decir, de los que tienen que martillear el metal para sacarle de las entrañas la figura que el artista tiene en su mente.

Tanta destreza adquirió que el rey Clotario II, su hijo Dagoberto luego y su nieto Clovis II después, lo tuvieron como propio en la corte para los trabajos que en metales preciosos naturalmente necesitan los de sangre azul que viven en palacios y tienen que solventar compromisos sociales, políticos y hasta militares con sus iguales.

Pero lo que llamó poderosamente la atención de estos principales del país galo no fue sólo su arte. Eso fue el punto de arranque. Luego fue el descubrimiento de su entera personalidad profundamente honrada. Un hombre cabal. De espíritu recto. Cristiano más de obras que de nombre. Piadoso en su soledad y coherente en la vida. Prudente en las palabras y ponderado en los juicios. Un sujeto poco frecuente en sus tiempos atiborrados de violencia.

El rey Dagoberto, considerando los pros y contras, pensó que era el hombre ideal para solucionar el antiguo contencioso que tenía con el vecino conde de Bretaña, lo envió como legado y acertó en la elección por el resultado favorable que obtuvo. No es extraño que Eloy o Eligio pasara a ser solicitado como consejero de la Corona.

Aparte de sus sinceros rezos privados y del reconocimiento de su indignidad ante Dios —cosa que le dignificaban como hombre—, supo compartir con los necesitados los dineros que recibía por su trabajo. Patrocinó la abadía de Solignac, a sus expensas nacieron otros en el Lemosin y, en París, la iglesia de San Pablo.

No es sorprendente que al morir el obispo de Noyon y de Tournay, el pueblo tuviera sensibilidad para desear el desempeño de esa misión a Eloy y, menos sorprendente aún, que el rey Clovis pusiera toda su influencia al servicio de esa causa. Casi hubo que forzarle a aceptar. Ordenado sacerdote y a continuación consagrado obispo, se dedicó a su misión pastoral con el mejor de los empeños en los diecinueve años que aún el Señor le concedió de vida. Fueron frecuentes las visitas pastorales, se mostró diligente en el trato con los sacerdotes, se tiene por ejemplar su disciplina de gobierno y esforzado en la superación de las dificultades para extender el Evangelio allí donde rebrotaba la idolatría pagana o echaban raíces los vicios de los creyentes. Hasta estuvo presente en el concilio de Chalons-sur-Seine, del 644.

Este artífice de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores. Ojalá los que asiduamente tienen entre sus manos las joyas que tanto ambicionan los hombres sepan sentirse atraídos por los bienes que no perecen.

 

Fuente: http://www.archimadrid.es

 


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