1 DE MARZO - LUNES –
2ª – SEMANA DE CUARESMA – B
SAN DAVID DE GALES
Lectura de la profecía de Daniel (9,4b-10):
¡AY, mi Señor, Dios grande y terrible, que guarda la alianza y es leal con
los que lo aman y cumplen sus mandamientos!
Hemos pecado, hemos cometido
crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y
preceptos.
No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a
nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de
la tierra.
Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como
sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo
Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países por donde los
dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti.
Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres,
porque hemos pecado contra ti.
Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos
rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las
normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.
Palabra de Dios
Salmo: 78,8.9.11.13
R/. Señor, no nos trates
como merecen nuestros pecados
No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance
pronto,
pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros
pecados
a causa de tu nombre. R/.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los
condenados a muerte. R/.
Nosotros, pueblo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas de
generación en generación. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,36-38):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y
no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a
vosotros».
Palabra del Señor
1. En el sermón de la llanura (Lucas), Jesús habla de la
"misericordia", mientras que en el sermón del monte (Mateo), pone en
boca de Jesús la "perfección". Son dos expresiones para proponer la
"imitación de Dios" (Lev 19, 2) como proyecto de vida para los
cristianos. Lucas sigue, sin duda, la traducción de los Setenta, que utiliza el
calificativo griego oíktirmon ("compasivo",
"misericordioso") trece veces. Es la insistencia divina en la
necesidad, que todos tenemos, de ser buenas personas siempre, con todos, en las
circunstancias
imaginables.
2. En el fondo, la incapacidad para perdonar, comprender,
tolerar y tener
misericordia, todo eso es la
demostración más clara de la propia inseguridad, de la propia debilidad, de la
propia miseria, en el peor sentido que puede tener esta palabra que tanto nos
horroriza. El que no perdona es, en definitiva, un miserable que da pena y
produce repugnancia. La mayor grandeza de una persona es saber estar por debajo
de los demás. Y no verse jamás como superior a nadie.
3. Bien podemos (y debemos) soñar con el día en que nuestra
religiosidad y
nuestras creencias sean tan hondas
y tan fuertes, que nos hagan capaces de
reaccionar siempre como buenas personas.
No se trata de caer en la pantomima del "buenísimo", que solo sirve
para entontecer más y más al que lo vive con el convencimiento de que eso es lo
mejor que se puede hacer en este mundo.
Jesús -por lo que cuentan los evangelios- fue tajante y duro, cuando tuvo
que serio (cf. Mt 23). Por eso, siempre me ha dado que pensar la afirmación de
la Ética de Spinoza: No deseamos las cosas porque son buenas, sino que son
buenas porque las deseamos. En el fondo, el problema es: ¿yo qué deseo?, ¿lo
que me viene bien a mí o lo que hace felices a todos? (cf. Victoria Camps).
SAN DAVID DE GALES
Obispo, 1 de marzo
Martirologio Romano: En Menevia, en Cambria, san David (o Dewi), obispo, que, imitando los
ejemplos y virtudes de los Padres orientales, fundó un monasterio, del cual
partieron muchos monjes que evangelizaron Cambria, Irlanda, Cornualles y
Armórica (c. 601).
Fecha de canonización: En el año 1120 por el Papa Calixto II.
San David, o Dewi Sant, como se le conoce en idioma galés, es el santo
patrono de Gales. Era un monje, abad y obispo celta que vivió durante el siglo
VI. Fue arzobispo de Gales, y uno de los primeros santos que ayudaron a
diseminar el cristianismo entre las tribus celtas paganas del oeste de las
islas británicas.
Dewi nació cerca de Capel Non, en la costa suroriental de Gales, cerca de lo
que ahora es la ciudad de Sain Dewi. Estudió en un monasterio de nombre Hen
Fynyw.
Dewi hizo muchos viajes como misionero por todo Gales, donde estableció
varias iglesias. También viajó al sur y oeste de Inglaterra y Cornualles. Fundó
un monasterio en Glyn Rhosyn en la ribera del pequeño Río Alun, donde
actualmente se yergue la catedral de la ciudad de Saint David.
Existen muchas historias acerca de la vida de Dewi, pero tal vez la más
conocida se dice que ocurrió en el Sínodo de Llanddewi Brefi. Estaban por
decidir se Dewi se convertiría en arzobispo. Una multitud se congregó en el
Sínodo y cuando Dewi se puso de pié para tomar la palabra, uno de los miembros
de la congregación grito: "No podremos verlo ni oírlo". En ese
momento, el piso se elevó hasta que todos podían verlo y oírlo. Así, no era de
sorprender que pronto fuera nombrado arzobispo.
Se dice que Dewi vivió más de 100 años, y generalmente se acepta que murió
en al año 589. Las últimas palabras que dirigió a sus seguidores fueron en un
sermón un domingo antes de su muerte. Según uno de sus biógrafos, Dewi les
dijo: "Sean alegres y mantengan su fe y su credo. Hagan las pequeñas cosas
que me han visto u oído hacer. Yo caminaré por la ruta que nuestros ancestros
recorrieron antes que nosotros".
"Hagan las pequeñas cosas" es una frase muy conocida en galés que ha
sido la inspiración de muchos. Se dice que el martes 1 de marzo del año 589 el
monasterio se llenó de ángeles y Cristo recibió su alma.
Tal como se celebra en la actualidad, el Día de San David data del año 1120,
cuando Dewi fue canonizado por el Papa Callactus Segundo, y el 1 de marzo quedó
incluido en el calendario de la Iglesia.
San David fue, y sigue siendo, una figura muy importante de Gales. El Día de
San David es una gran celebración para Gales.
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