jueves, 25 de febrero de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 DE FEBRERO - SÁBADO – 1ª – SEMANA DE CUARESMA – B - SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, religioso

 


27 DE FEBRERO - SÁBADO –

1ª – SEMANA DE CUARESMA – B

       SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, religioso

 

Lectura del libro del Deuteronomio (26,16-19):

 

MOISÉS habló al pueblo, diciendo:

«Hoy el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos con todo tu corazón y con toda tu alma.

Hoy has elegido al Señor para que él sea tu Dios y tú vayas por sus caminos, observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y observes todos sus preceptos.

Él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y serás el pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 118,1-2.4-5.7-8

 

R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

 

 Dichoso el que, con vida intachable,

camina en la ley del Señor;

dichoso el que, guardando sus preceptos,

lo busca de todo corazón. R/.

 

   Tú promulgas tus mandatos

para que se observen exactamente.

Ojalá esté firme mi camino,

para cumplir tus decretos. R/.

 

 Te alabaré con sincero corazón

cuando aprenda tus justos mandamientos.

Quiero guardar tus decretos exactamente,

tú no me abandones. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

 

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

 

Palabra del Señor

 

1.  Amar al amigo y odiar al enemigo es lo normal. Porque es lo que da de sí la condición humana, siempre mezclada y fundida con la inhumanidad, tan frecuente entre los seres humanos. Por eso se ha dicho, con razón, que el precepto del amor a los enemigos es uno de los textos cristianos fundamentales. Es "lo propio y nuevo en el cristianismo". Esto es lo que se dijo desde los primeros escritores cristianos (Justino,Tertuliano... Cf. Ulrich Luz).

Un cristiano, que no es capaz de amar y hacer el bien a sus enemigos, no es cristiano.

 

2.  Amando al enemigo, al que me cae mal, al que me ha hecho daño y del que sé que me odia, así -y solamente así- es como demostramos que "somos hijos de Dios". Con frecuencia, se suele decir que, por el sacramento del bautismo, empezamos a ser "hijos de Dios". Jesús no pensaba así. Nuestra relación con Dios no depende de un "ritual", ni es asunto de "religión". Es asunto de "conducta".  Los hijos se parecen a los padres.  Un hijo de Dios es el que se parece al Padre del cielo, en su conducta.

 

3.  El amor es una pasión. Así lo explicaron los grandes teólogos (Tomás de Aquino, Suárez...).

Una pasión que se apodera del sujeto a partir de dos componentes: la "pasividad" y la "totalidad".

El amor es una atracción que seduce y se apodera de la totalidad de la persona. Por eso no es posible dejarse dominar por la atracción de Dios (presente en Jesús) y por aquello que Dios rechaza. Eso sería vivir en la contradicción total. Cada "hijo de Dios" tiene que "unificar" su mundo pasional, lo que la atrae y le arrastra. Y lo que rechaza y no soporta. La armonía y coherencia de nuestra vida se consigue cuando se unifica y no se dispersa lo que más nos seduce en nuestra vida.

 

SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, religioso

 


El 1 El primero de marzo de 1838 nació en el pueblecito de Asís (Italia) un niño llamado Francisco que, como el famoso fundador de los franciscanos, llegó a ser santo. Era el undécimo de trece hermanos y quedó huérfano de madre a los cuatro años.

Francisco (que tomó más tarde como nombre religioso Gabriel de la Dolorosa) tenía un "temperamento suave, jovial, insinuante, decidido y generoso, poseía también un corazón sensible y lleno de afectividad... Era de palabra fácil apropiada, inteligente, amena y llena de una gracia que sorprendía..." De estatura más bien alta (medía 1,70 metros), tenía "buena voz, era ágil y bien formado" (ib.).

 Con su familia se trasladó a Spoleto donde, como el otro Francisco, era un líder de los jóvenes. Allí fue a la escuela de los hermanos de las Escuelas Cristianas, y al liceo clásico con los jesuitas. Le agradaba mucho el canto, y consiguió premios en poesía latina y en las veladas teatrales.  Era un joven dinámico, con una gran pasión por su fe cristiana. En su habitación había colocado una escultura de la Piedad para su veneración íntima.

Cuando iba al teatro Meliso con su padre, muchas veces salía a escondidas para ir a rezar bajo el pórtico de la catedral, que estaba muy cerca; después regresaba antes de que concluyera la función para salir con los demás espectadores. Algunas veces usaba cilicio y se sabe que en una ocasión rechazó las proposiciones deshonestas de un libertino, amenazándole con una navaja.

 

Interviene la Virgen María

El 22 de agosto de 1856 estaba asistiendo a la procesión de la "Santa Icone", una imagen mariana venerada en Spoleto, cuando la Virgen María le habló al corazón para invitarle con apremio: "Tú no estás llamado a seguir en el mundo. ¿Qué haces, pues, en él? Entra en la vida religiosa". El 10 de septiembre de 1856 entró en el noviciado pasionista de Morrovalle (Macerata) y tomó el nombre religioso de Gabriel. Tenía solo 18 años. Su entrega fue con todo su corazón y en la vida religiosa encontró su felicidad: "La alegría y el gozo que disfruto dentro de estas paredes son indecibles". Sus mayores amores eran Jesús Crucificado, la Eucaristía y la Virgen María.

 

Muerte

En el convento de Isola, cuando los primeros rayos del sol entraban por la ventana de su Ex-voto celda en la mañana del 27 de febrero de 1862, Gabriel, sumido en éxtasis de amor y rodeado por los religiosos que lloraban junto a su lecho, abandonó la tierra y fue al cielo, invitado por la Virgen María.

Treinta años más tarde, El 17 de octubre de 1892, se iniciaron los trámites para inscribirlo entre los santos ya que la devoción de los fieles y los milagros que realizaba eran muchos.

Fue canonizado por Benedicto XV en 1920.

Declarado copatrón de la juventud católica italiana, 1926

Patrón principal de Abruzo en 1959.

 

 

 

 

 


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