4 DE ABRIL –
DOMINGO DE RESURRECCION
Lectura del libro de
los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Vosotros conocéis lo que
sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó
Juan.
Me refiero a Jesús de
Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el
bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de
todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron,
colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la
gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por
Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección
de entre los muertos.
Nos encargó predicar al
pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y
muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él
reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
Palabra de Dios
Salmo:
117,1-2.16ab-17.22-23
R/. Éste es el día en
que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y
nuestro gozo
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.
Lectura de la carta
del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):
Hermanos: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los
bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad
a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y
vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida
vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.
Palabra de Dios
Secuencia
Hoy es obligatorio
decir la Secuencia. Los días dentro de la Octava es potestativo.
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Lectura del santo
evangelio según san Juan (20,1-9):
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al
sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del
sepulcro.
Echó a correr y fue donde
estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del
sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro
discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo
corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose,
vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro
detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con
que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un
sitio aparte.
Entonces entró también el
otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura:
que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
Tres reacciones ante
la resurrección de Jesús.
Una elección extraña
Las dos frases más
repetidas por la iglesia en este domingo son: “Cristo ha resucitado” y
“Dios ha resucitado a Jesús”. Resumen las afirmaciones más frecuentes
del Nuevo Testamento sobre este tema.
Sin embargo, como
evangelio para este domingo se ha elegido uno que no tiene como protagonistas
ni a Dios, ni a Cristo, ni confiesa su resurrección. Los tres protagonistas que
menciona son puramente humanos: María Magdalena, Simón Pedro y el discípulo
amado. Ni siquiera hay un ángel. El relato del evangelio de Juan se centra en
las reacciones de estos personajes, muy distintas.
…María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro,
y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón
Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han
llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Pedro y el otro discípulo Salieron camino del sepulcro.
…el otro discípulo corría más que
Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los
lienzos tendidos; pero no entró.
…Simón Pedro llegó detrás de él y
entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían
cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
El otro discípulo, entró …vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura:
que él había de resucitar de entre los muertos.
María reacciona de forma
precipitada: le basta ver que han quitado la losa del sepulcro para concluir
que alguien se ha llevado el cadáver; la resurrección ni siquiera se le pasa
por la cabeza.
Simón Pedro actúa como un inspector
de policía diligente: corre al sepulcro y no se limita, como María, a ver la
losa corrida; entra, advierte que las vendas están en el suelo y que el
sudario, en cambio, está enrollado en sitio aparte. Algo muy extraño. Pero no
saca ninguna conclusión.
El discípulo amado también corre, más
incluso que Simón Pedro, pero luego lo espera pacientemente. Y ve lo mismo que
Pedro, pero concluye que Jesús ha resucitado.
El evangelio de san Juan, que tanto nos hace sufrir a lo largo del año con sus
enrevesados discursos, ofrece hoy un mensaje espléndido: ante la
resurrección de Jesús podemos pensar que es un fraude (María), no saber qué
pensar (Pedro) o dar el salto misterioso de la fe (discípulo amado).
¿Por qué espera el
discípulo amado a Pedro?
Es frecuente interpretar este hecho de la siguiente
manera. El discípulo amado (sea Juan o quien fuere) fundó una comunidad
cristiana bastante peculiar, que corría el peligro de considerarse superior a
las demás iglesias y terminar separada de ellas. De hecho, el cuarto evangelio
deja clara la enorme intuición religiosa del fundador, superior a la de Pedro:
le basta ver para creer, igual que más adelante, cuando Jesús se aparezca en el
lago de Galilea, inmediatamente sabe que “es el Señor”. Sin embargo, su intuición
especial no lo sitúa por encima de Pedro, al que espera a la entrada de la
tumba en señal de respeto. La comunidad del discípulo amado, imitando a su
fundador, debe sentirse unida a la iglesia total, de la que Pedro es
responsable.
Las otras dos
lecturas: beneficios y compromisos.
A diferencia del
evangelio, las otras dos lecturas de este domingo (Hechos y Colosenses) afirman
rotundamente la resurrección de Jesús. Aunque son muy distintas, hay algo que
las une:
a) las dos mencionan los beneficios de la resurrección de
Jesús para nosotros: el perdón de los pecados (Hechos) y
la gloria futura (Colosenses);
b) las dos afirman que
la resurrección de Jesús implica un compromiso para los cristianos: predicar y dar
testimonio, como los Apóstoles (Hechos), y aspirar a los bienes de
arriba, donde está Cristo, no a los de la tierra (Colosenses).
El libro de los Hechos
de los apóstoles 10, 34a. 37-43
…Pedro tomó la palabra y dijo:…
…Nosotros somos testigos de todo lo que
hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén.
…Pero Dios lo resucitó al tercer día y
le concedió la gracia de manifestarse, …a nosotros, que hemos comido y bebido
con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando
solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos…
La carta del apóstol
san Pablo a los Colosenses 3, 1-4
HERMANOS:
Si habéis resucitado
con Cristo, buscad los bienes de allá arriba…,
…aspirad a los bienes
de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto;
y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios…
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