lunes, 5 de abril de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 7 DE ABRIL MIERCOLES OCTAVA DE PASCUA – B – SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote

 

 


7 DE ABRIL MIERCOLES

   OCTAVA DE PASCUA – B –

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote

 

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (3,1-10):

 

EN aquellos días, Pedro y Juan subían al tempo, a la oración de la hora nona, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se quedó mirándolo y le dijo:

«Míranos».

Clavó los ojos en ellos, esperando que le dieran algo. Pero Pedro le dijo:

«No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda».

Y agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios.

Todo el pueblo lo vio andando y alabando a Dios, y, al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa del templo, quedaron estupefactos y desconcertados ante lo que le había sucedido.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 104,1-2.3-4.6-7.8-9

 

R/. Que se alegren los que buscan al Señor

 

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,

dad a conocer sus hazañas todos los pueblos.

Cantadle al son de instrumentos,

hablad de sus maravillas. R/.

 

Gloriaos de su nombre santo,

que se alegren los que buscan al Señor.

Recurrid al Señor y a su poder,

buscad continuamente su rostro. R/.

 

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;

hijos de Jacob, su elegido!

El Señor es nuestro Dios,

él gobierna toda la tierra. R/.

 

Se acuerda de su alianza eternamente,

de la palabra dada, por mil generaciones;

de la alianza sellada con Abrahán,

del juramento hecho a Isaac. R/.

 

Secuencia (Opcional)

 

Ofrezcan los cristianos

ofrendas de alabanza

a gloria de la Víctima

propicia de la Pascua.

 

Cordero sin pecado

que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables

unió con nueva alianza.

 

Lucharon vida y muerte

en singular batalla,

y, muerto el que es la Vida,

triunfante se levanta.

 

«¿Qué has visto de camino,

María, en la mañana?»

«A mi Señor glorioso,

la tumba abandonada,

los ángeles testigos,

sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras

mi amor y mi esperanza!

 

Venid a Galilea,

allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos

la gloria de la Pascua.»

 

Primicia de los muertos,

sabemos por tu gracia

que estás resucitado;

la muerte en ti no manda.

 

Rey vencedor, apiádate

de la miseria humana

y da a tus fieles parte

en tu victoria santa.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (24,13-35):

 

AQUEL mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos setenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Él les dijo:

«¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».

Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió:

«¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado estos días?».

Él les dijo:

«¿Qué».

Ellos le contestaron:

«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».

Entonces él les dijo:

«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria».

Y, comenzado por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.

Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:

«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída».

Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista.

Y se dijeron el uno al otro:

«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».

Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:

«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón».

Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

 

Palabra del Señor

 

1.  Sea cual sea el "valor histórico" que se le conceda a este relato, el "significado religioso" (para la fe) está claro. Es el relato que explica el retorno de los que se van de la comunidad, por qué se van y por qué retornan.  Todo esto es lo que explica el episodio de los discípulos de Emaús.

 

2.  Se van porque han perdido la esperanza. No la esperanza en la otra vida, sino su esperanza para esta vida. Piensan que Jesús ya no les aporta nada:

nosotros esperábamos. Pensaban que Jesús iba a arreglar el mundo. Y fracasó.

Esperanzas rotas que dejan desengaños.

 

3.  Escuchan al "caminante desconocido", lo acogen, lo invitan a cenar.  Acoger al "caminante desconocido" es acoger a Dios.

Así, la Palabra de Dios les toca el corazón. Y se les abren los ojos para ver a Jesús al "partir el pan".

Así recuperan las esperanzas perdidas y con ellas la alegría. Es el camino del retorno.

 

4.  "Reconocieron a Jesús al partir el pan". Cuando compartimos lo que tenemos con los demás, entonces se nos abren los ojos para reconocer a Jesús.

Por eso, ¿cómo va a creer en Jesús este mundo tan "desigual", tan dividido y enfrentado?

 

SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE, sacerdote


1651-1719 Fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Hermanos Lasallistas) Patrón de los maestros

 

San Juan Bautista nace en la ciudad de Reims, Francia, el 30 de abril de 1651. Es contemporáneo del gran Rey Luis XIV, llamado el Rey Sol. Su familia es muy acomodada y su madre piadosa. Es el mayor de 10 hijos.

Ya a los 10 años de edad desea ser sacerdote. A los 15 años Juan Bautista es nombrado canónigo en el cabildo de Nuestra Señora de Reims, uno de los más ilustres del reino. Al cumplir sus 18 años terminó los estudios medios en el Colegio Bons-Enfants de Reims, se graduó de Maestro en Artes e ingresó al famoso Seminario de San Sulpicio en París.

A los 19 años quedó huérfano de padre y madre y tomó la responsabilidad de educar sus seis hermanos menores (otros tres murieron de pequeños). A los 22 años, Juan Bautista De La Salle obtuvo la Licenciatura en Teología, en la Soborna. Es ordenado sacerdote a los 27 años, en 1678.

 Pocos meses después de su ordenación ayudó al Señor Adriano Niel en la fundación de una escuela de caridad en Reims. Al poco tiempo muere su director espiritual, Nicolás Roland, dejando la Comunidad de las Hermanas del Niño Jesús que había fundado. Juan Bautista se hace cargo de proveer por ellas.

A los 30 años El Padre De La Salle era doctor en Teología. Parecía estar encaminado hacia altos cargos eclesiales. Pero sentía la llamada de Dios a la formación de los pobres. El 24 de Junio de 1680 Juan Bautista se comienza a reunir con un grupo de maestros en su casa de familia. Allí, durante el día les da formación humana, pedagógica y cristiana.

 

Fundación

Al año siguiente, el 24 de Junio de 1681, el Padre De La Salle se traslada con sus maestros a vivir en una casa de alquiler en la Calle Nueva, Parroquia de San Esteban. Este evento marca el nacimiento de la Comunidad de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.

La espiritualidad de los Hermanos se caracteriza por su espíritu de fe que consiste en ver, juzgar, amar y obrar siempre a la luz del Evangelio; es decir, de la vida y doctrina de Jesucristo.

El Padre La Salle introdujo muchas reformas en la educación. En su esfuerzo por llegar a cuantos pobres pudiese, Juan Bautista decidió no enseñarles latín, lo cual fue un principio revolucionario. Introdujo también la enseñanza de niños en grupo, pues hasta entonces se educaba a cada niño por separado.

En 1688 abrió una escuela gratis en Paris para jóvenes pobres. También fundó universidades en Reims y Saint-Denis para entrenar a maestros.

En Agosto de 1683, El Padre De la Salle renunció a ser canónigo de la Catedral de Reims para dedicarse plenamente a la dirección de las Escuelas Cristianas y la formación de su comunidad de maestros.

 

Amor a los pobres

Durante el invierno de 1684 una hambruna desoló a Francia. El Padre De La Salle repartió sus bienes a los pobres hasta quedarse el mismo pobre. Su propósito se mantiene fijo: Educar a los pobres.

     En Junio de 1686 el Padre De La Salle propuso a los maestros de su comunidad consagrarse a Dios para servir en el mundo y no como monjes. El Domingo 9 de Junio ocho Hermanos, todos ellos directores, emitieron sus primeros votos en compañía de Juan Bautista De La Salle: obediencia, asociación y estabilidad. Los hermanos para entonces ya vivían en pobreza y celibato.

El 15 de agosto: Consagración a la Santísima Virgen. El Padre De La Salle consagró su comunidad a la Virgen.

Pruebas muy dolorosas no faltaron. Algunos maestros se dejaron llevar por la mentalidad del mundo. Juan Bautista trató de convencerles, pero al final debió despedir a algunos. Pero la obra avanza. En vida del santo, su congregación abrió escuelas en muchas ciudades.

 Una vez establecida la congregación renunció a ser Superior General y se sometió al nuevo superior en completa obediencia. Casi siempre viajaba a pie, pidiendo alimento y alojamiento.

El viernes santo del 7 de abril de 1719, el Padre De La Salle, su salud quebrantada, muere en Rouen a la edad de 67 años.

Beatificado el 19 de Febrero de 1888 por el Papa León XIII,

Canonizado el 24 de Mayo de 1900 por el mismo Papa.

EL 15 de Mayo de 1950, el Papa Pío XII nombra a San Juan Bautista de la Salle patrón de los educadores.

En la actualidad 6,500 Hermanos y 64,000 colaboradores de la Comunidad de Hermanos de las Escuelas Cristianas están en 82 países, con 1080 centros docentes y educan 860,000 alumnos aproximadamente.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario