24 DE ABRIL - SÁBADO – 3ª - SEMANA DE PASCUA – B –
San Benito Menni
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,31-42):
En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría.
Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con
el consuelo del Espíritu Santo.
Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que
residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde
hacía ocho años no se levantaba de la camilla.
Pedro le dijo:
«Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho».
Se levantó inmediatamente.
Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor.
Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita
hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y
murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.
Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro
estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle:
«No tardes en venir a nosotros».
Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de
arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los
vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir
fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo,
dijo:
«Tabita, levántate».
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano,
la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.
Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.
Palabra del Señor
Salmo:115,12-13.14-15.16-17
R/. ¿Cómo pagaré al Señor todo
el bien que me ha hecho?
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R/.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor. R/.
Lectura del santo evangelio segun san Juan (6,60-69):
En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde
estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las
palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre
vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a
entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo
concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a
ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna;
nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».
Palabra del Señor
1. Es comprensible la reacción de aquellos discípulos que se
resistían a aceptar lo que Jesús acababa de decir. Téngase en
cuenta que el texto griego, al hablar de "comer",
utiliza el verbo trógo, que tiene el matiz de "masticar".
La religión mal entendida es motivo de no pocos escándalos y de muchos abandonos. La gente ya está cansada de oír cosas que no entiende y que solo sirven para complicar la vida.
2. Por eso Jesús explica que, al contraponer el
"Espíritu" a la "carne", no se refería a ningún desprecio
de lo corporal, ni siquiera al menosprecio de nuestra condición carnal. Lo que
Jesús quiso decir es que el Espíritu es quien nos hace comprender lo que
significa todo eso de la identidad entre el pan y el cuerpo de Cristo. Una
persona que no piensa nada más que en lo carnal, y que carece de Espíritu y las
cosas del Espíritu no le interesan en absoluto, - ¿qué hace acercándose a
comulgar?
Eso es lo que dijo Jesús.
3. Cuando Jesús ve que los discípulos se le van en masa, no se
pone a llamarlos para explicarles mejor lo que ha dicho o para convencerlos de
que se queden con él.
Jesús se limita a hacer una sola pregunta a los pocos que le
quedaban: - "¿Vosotros también queréis iros?".
Cuando Jesús decía una cosa, no daba un paso atrás. Estaba dispuesto a
seguir su camino, él solo. Así de fuertes eran sus convicciones.
Por lo demás, la respuesta de Pedro es genial:
- "¿A quién vamos a acudir?".
O sea, después de haberte conocido a ti y de haber
convivido contigo, - ¿dónde nos vamos a meter?
La vida sin ti, Jesús, ya no tiene sentido.
San Benito Menni
San Benito Menni.
Milán (Italia), 11.III.1841 – Dinán
(Francia), 24.IV.1914.
Restaurador de la Orden
Hospitalaria de San Juan de Dios (OH) en España, fundador de las Hermanas
Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
Biografía
Nacido en el seno de una humilde familia cristiana milanesa el 11 de marzo
de 1841 y bautizado con el nombre de Ángel Hércules, fue el quinto de quince
hijos. Realizados los estudios en la escuela elemental y gimnástica, a los
dieciséis años se colocó en un instituto bancario. Atraído por la caridad que
desarrollaron los hermanos de San Juan de Dios con los heridos en la batalla de
Magenta el año 1859, solicitó el ingreso en la Orden Hospitalaria. Entró en
ella en Milán y vistió el hábito el 1 de mayo de 1860, hizo los votos simples
el 15 de mayo siguiente y la profesión solemne el 17 del mismo mes de 1864. Fue
destinado a Lodi para cursar los estudios de sacerdote. El superior general,
Juan María Alfieri, lo trasladó a Roma, donde hizo la carrera eclesiástica en
la Universidad Gregoriana y fue ordenado sacerdote a título de hospitalidad, el
14 de octubre de 1866.
Casi extinguida la Orden en España con la muerte del padre José Bueno
Villagrán, último general de la Congregación de España, pues no quedaban más de
cuatro hermanos en el Hospital de Nuestra Señora de la Paz, en Sevilla, y el
resto estaba disperso, el padre Juan María Alfieri, general de Italia, tomó a
su cargo restaurarla en el momento oportuno con gran empeño.
Puso los ojos en el joven Benito y lo presentó dos veces a Su Santidad Pío
IX, quien le encomendó la tarea en España como comisario o delegado general.
El padre Menni se aplicó a la ardua empresa comenzada, estudiando español;
antes de llegar a España pasó por Francia y aprendió también allí las prácticas
religiosas y hospitalarias de los hermanos. Después entró en España por
Barcelona en la semana de Pasión de 1867 y, vencidas las primeras dificultades,
trató de recoger a los hermanos desperdigados y abrió un pequeño hospital para
niños desvalidos y pobres el 14 de diciembre de 1867. Recibió a jóvenes
candidatos con los que formó una pequeña comunidad, pero la Revolución
septembrina de 1868 le obligó a trasladarse a Marsella con los novicios.
Estallada la Segunda Guerra Carlista (1874-1876), ofreció sus servicios y
pasó a las ambulancias del Norte con varios hermanos y colaboró con la Cruz
Roja. Abrió un establecimiento benéfico en Escoriaza (Guipúzcoa). Acabada la
guerra, se trasladó a Madrid el 20 de mayo de 1876, donde quiso fundar.
Consultó al nuncio y a otras autoridades para establecer un centro de salud
mental y el 5 de septiembre presentó en el Gobierno Civil los estatutos de la
Asociación de Enfermeros Hermanos de la Caridad; el 27 de octubre fue
autorizada la asociación y aprobados sus estatutos, con lo cual los asociados
podían vivir en comunidad y dentro de la legalidad constitucional y prestar
servicios en hospitales y asilos de cualquier lugar de la nación.
Así inició varias fundaciones: Ciempozuelos (Madrid), para enfermos mentales
(finales de 1876), lo que es hoy el gran complejo psiquiátrico para hombres y
mujeres; Sevilla, para ancianos (1878), recuperando el antiguo Hospital de
Nuestra Señora de la Paz, uno de los más antiguos de la Orden; Granada, donde
el 22 de agosto de 1878 firmó con el arzobispo la entrega de la iglesia
basílica de San Juan de Dios, donde reposa su venerado cuerpo, pagando la deuda
que debía y las obras de restauración. Conocida la noticia por el superior
general de la Orden, padre Alfieri, hizo un viaje a España y el 8 de septiembre
del mismo año,recibió de manos del arzobispo las llaves de la basílica, tomó
posesión de ella y comunicó a todas las casas tan deseada recuperación. Visto
lo imposible de recuperar el antiguo Hospital fundado por san Juan de Dios y
comprobadas las necesidades sociales de los niños, abrió un asilo para niños
huérfanos, para lo que fue concedido el permiso por Real Orden de 13 de mayo de
1878. El 24 de octubre de 1883 se hizo cargo del Asilo San Bartolomé para huérfanos,
hasta 1895 en que fueron retirados. Los hermanos siguieron trabajando en el
Asilo de Barcelona con cincuenta niños acogidos y vivían de las limosnas; el 4
de noviembre se inauguraba la iglesia y el 26 de febrero de 1882 se colocó la
primera piedra de un amplio pabellón.
En 1884 fue constituida la provincia española por la Sagrada Congregación y
el padre Menni su primer provincial, que sucesivamente lo fue hasta 1903,
acrecentando en este período las fundaciones en Portugal y México, con
docientos religiosos y unos tres mil enfermos.
En ese tiempo reafirmaron su obediencia al único superior general de toda la
Orden y a sus sucesores canónicamente elegidos.
Al mismo tiempo que atendía a la restauración de la Orden, se percató de lo
necesaria que era una congregación de religiosas que se hicieran cargo de las
enfermas mentales y niñas lisiadas, en algunas ocasiones estas religiosas se
hacían imprescindibles, pues las diputaciones para firmar contratos de
asistencia a los enfermos varones, exigían también que se encargaran de la
asistencia a las mujeres. Fue forjando la idea de fundar una Congregación
religiosa de mujeres. Hizo un viaje a Granada y allí conoció a Josefa Recio y
María Angustias Jiménez, con las que fundó la congregación de Hermanas Hospitalarias
del Sagrado Corazón de Jesús, que ejercieron con las enfermas de su sexo las
mismas obras de hospitalidad de los hermanos.
Después de probado su espíritu y la rectitud de sus intenciones de consagrar
su vida al servicio de las enfermas, las recibió en Ciempozuelos y durante un
año se prepararon para la vida religiosa-hospitalaria.
Con el tiempo, se fueron uniendo otras postulantes y con ellas dio comienzo
la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, a
las que se impuso el hábito el 31 de mayo de 1881.
Bajo su acertada dirección, la Congregación fue adquiriendo un rápido
desarrollo con fundaciones en Madrid, Barcelona, Málaga, Palencia y Pamplona.
La Congregación fue aprobada por León XIII el 25 de junio de 1892, dando el
Decretum Laudes, y el 29 de noviembre de 1901 la aprobación definitiva.
Hoy atiende por todo el
mundo a enfermas principalmente de psiquiatría, ancianas y niñas disminuidas.
Con grupos de hermanos y
hermanas acudió a las provincias atacadas por el cólera en 1885, como
consecuencia del cual fallecieron varios religiosos. En mayo de 1911 fue
nombrado superior general de la Orden y en junio de 1912, enfermo, dimitió y se
retiró a la casa de Dinán (Francia), donde falleció el 24 de abril de 1914.
Restauró la Orden
Hospitalaria en Portugal e Hispanoamérica, realizando varias fundaciones: Casa
de Salud de Telhal; envió hermanos a Montemor y restauró la Casa-Hospital de
San Martín de Guadalajara; intentó fundar en Filipinas y en Argentina, pero las
circunstancias no fueron entonces propicias.
El 6 de mayo de 1914 fue
trasladado su cuerpo a Ciempozuelos, donde se le hizo un solemne funeral; en la
actualidad reposa en la chapilla-panteón del Complejo Asistencial de las
Hermanas Hospitalarias.
Se inició el proceso de
beatificación el 25 de mayo de 1944 y fue introducido en Roma por Decreto de 1
de marzo de 1955. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 23 de junio de 1985 y
fue canonizado el 21 de noviembre de 1999. Ha sido nombrado patrono del voluntariado
en alguna diócesis
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