23 DE ABRIL - VIERNES –
3ª - SEMANA DE PASCUA – B –
SAN JORGE
Lectura del libro de los Hechos de
los apóstoles (9,1-20):
En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los
discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las
sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que
descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.
Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz
celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le
decía:
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
Dijo él:
«¿Quién eres, Señor?».
Respondió:
«Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y
allí se te dirá lo que tienes que hacer».
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz,
pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos
abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres
días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en
una visión:
«Ananías».
Respondió él:
«Aquí estoy, Señor».
El Señor le dijo:
«Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por
un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto
Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista».
Ananías contestó:
«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a
tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes
para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».
El Señor le dijo:
«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi
nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene
que sufrir por mi nombre».
Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el
camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu
Santo».
Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró
la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a
anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
Palabra de Dios
Salmo:116,1.2
R/. Ir al mundo entero y proclamad el Evangelio
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,52-59):
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y
no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del
mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que
lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
Palabra del Señor
1. Para entender correctamente este texto, parece necesario
tener en cuenta lo siguiente:
1) Lo más probable es que Jesús no dijo estas cosas.
Así lo piensan los autores mejor documentados sobre
este punto (A. Sand).
Al unir "comer la carne" con "beber la
sangre", seguramente estamos ante una añadidura del redactor final del IV evangelio, para conectar el discurso de Jesús con la
ceremonia eucarística que ya entonces celebraban no pocas comunidades
cristianas.
2) En esta forma de hablar, se expresa (según parece) la postura que los
cristianos más ortodoxos adoptaron frente a los docetas, una
de las muchas sectas gnósticas de aquel tiempo, que mostraban un desprecio
fuerte contra lo carnal del ser humano.
2. En la eucaristía está presente Jesús. Pero en la eucaristía
no nos comemos el cuerpo histórico de Jesús, el cuerpo que nació de María, el
que recorrió los caminos de Palestina, el que murió en la cruz.
No comemos ese cuerpo porque ese cuerpo ya no existe. En la eucaristía
recibimos al Cristo resucitado. Lo recibimos realmente, de verdad. Pero eso se
ha explicado en la Iglesia de distintas maneras.
San Agustín decía que la eucaristía es "una figura que nos manda
comulgar con la pasión del Señor" (De Doctr. Christ., III, 24).
Esta comunión la entendió la Iglesia de forma simbólica durante más de diez
siglos.
Comulgar no es recibir una "cosa" santa y sagrada. Comulgar es unirse
a Cristo de forma que la persona y la vida de Jesús están presentes en la vida
del que comulga.
SAN JORGE
El nombre de Jorge viene del griego y significa: "agricultor, que
trabaja en la tierra". A pesar de la popularidad de San Jorge, se conocen
muy pocos datos de él, y casi todas sus noticias se basan en leyendas y
tradiciones que han pasado de boca en boca a lo largo de los siglos. Todos los
historiadores y escritores de libros de santos suelen coincidir en que fue un
soldado romano, nacido en el siglo III en Capadocia (Turquía) y que falleció a
principios del IV, probablemente en la ciudad de Lydda, la actual Lod de
Israel. Sus padres, según la tradición, eran labradores y tenían mucho dinero.
En otras versiones de la historia de San Jorge, se nos dice que su padre era
militar y que por ese motivo su hijo quiso seguir sus pasos.
La leyenda del dragón
La leyenda más difundida de San Jorge es sin duda la del dragón, en la cual
se nos presenta a nuestro santo como un soldado o caballero que lucha contra un
ser monstruoso (el dragón) que vivía en un lago y que tenía atemorizada a toda una población situada en
Libia. Dicho animal exigía dos corderos diarios para alimentarse a fin de no
aproximarse a la ciudad, ya que desprendía un hedor muy fuerte y contaminaba
todo lo que estaba vivo.
Al final ocurrió que los ganaderos se quedaron casi sin ovejas y decidieron
que se le entregara cada día una persona viva, que sería escogida bajo un
sorteo. Un buen día, le toco la "suerte" a la hija del rey, pero,
cuando el monstruo iba a comérsela, San Jorge la salvó. Es por ese motivo que,
en Cataluña, San Jorge (Sant Jordi) es el patrón de los enamorados. La leyenda
de San Jorge fue escrita en el siglo XIII por Santiago de la Vorágine en su
célebre obra "La Leyenda dorada".
En ella, podemos descubrir que todos estamos llamados a ser un caballero, no
solamente para salvar princesas bonitas como la que se nos narra!, si no para
salvar a aquellas personas que tanto sufren en nuestra sociedad. El dragón
simboliza el mal de nuestro mundo: pobreza, insolidaridad, hipocresía ... Cabe
decir, que la tradición catalana de esta leyenda del dragón, no se ambienta en
el país de Libia, sino en Cataluña mismo, concretamente en la ciudad de
Montblanc (Tarragona). Cada 23 de abril, en esta ciudad hacen una gran
representación, como también en Alcoi (Alicante), donde se escenifica la ayuda
del santo a sus ciudadanos para que no fueran atacados por los moriscos.
El cristianismo de San Jorge
Después de unos años en el ejército romano, San Jorge se da cuenta que su
verdadero ejército es el de Jesucristo, reparte sus bienes entre los pobres,
renuncia a su carrera militar y se enfrenta a las autoridades romanas. Es de
destacar que las actas del martirio de nuestro santo se perdieron y solamente
podemos saber algo de ellas a partir de la tradición popular. Por tanto, nos
encontramos ante el hecho que, pese a existir históricamente un martirio de San
Jorge, no se pueden tomar como históricas tales tradiciones. De todas formas,
dichas narraciones son un símbolo de los ideales y de las convicciones de
aquellos cristianos que lo dieron todo por su fe en Jesucristo. San Jorge
sufrió el martirio en la actual ciudad de Lod (Israel) a principios del año 300
en tiempo de los emperadores Diocleciano y Maximiliano. Fue el mismo Santiago
de la Vorágine que en su obra "La Leyenda dorada" difundió el
martirio de San Jorge.
¿Qué nos enseña el martirio de San Jorge?
Como en tantos otros relatos populares de martirios, detrás de lo que son
las inexactitudes históricas, se oculta la intuición de verdades muy profundas.
Así, en el caso del martirio de San Jorge, aparece con mucha claridad, por un
lado, la dimensión evangelizadora de su testimonio, y, por el otro, el ejemplo
de caridad ardiente que muestra con su conducta. Joan Llopis, en el libro
"San Jorge" editado por el Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona,
explica muy acertadamente que lo que mueve interiormente al santo a dejar su
vida de soldado y dedicarse a la de predicador, es la fuerza de su fe cristiana
que tiene necesidad de comunicar a los demás las convicciones propias, aunque
esto le lleve finalmente a la muerte. Escribe textualmente Joan Llopis:
"El martirio es, ciertamente, un testimonio de la fe. Pero es, sobre todo, un
testimonio de la caridad. La biografía popular de San Jorge se complace en
destacar el hecho de la generosa distribución de los bienes a los pobres que el
invicto mártir lleva a cabo antes de dedicarse a la defensa pública de la fe
cristiana. Es un modo plástico de insistir en una verdad que siempre ha formado
parte del núcleo esencial del mensaje cristiano: no se puede separar la fe en
Dios y el amor práctico y concreto a los hermanos".
La Cruz de San Jorge
En las estampas que se difunden sobre el santo, hay un detalle que no nos
puede pasar por alto: el escudo. En él, hay una cruz roja sobre fondo blanco.
En otras estampas, sale representada en el escudo del santo caballero. Esta
cruz es la conocida "Cruz de San Jorge" y figura en muchas
representaciones gráficas de Jesucristo resucitado, donde sale victorioso del
sepulcro: "Cristus Rex". Si hacemos un estudio del tema, podemos
decir que la cruz, símbolo de derrota y de muerte, se convierte en el caso de
Cristo y de sus mártires, en signo de victoria y de vida. En este caso, la cruz
es signo de victoria. Hay algunos teólogos, que aprovechando que la fiesta de
San Jorge cae siempre dentro del tiempo pascual, relacionan la muerte pascual
del mártir con la muerte pascual de Jesús.
La Cruz de San Jorge es muy popular también en Cataluña: "La Creu de
Sant Jordi". Muchos escudos de entidades y ciudades lo llevan. Tenemos dos
ejemplos claros: el escudo de la ciudad de Barcelona y el del Futbol Club
Barcelona (el Barça). Incluso, la Generalitat (Gobierno de Cataluña) distingue
cada año a personajes populares que han hecho algo positivo para Cataluña con
la distinción de la "Creu de Sant Jordi" (Cruz de San Jorge)
Culto y tradiciones. El día del libro
El culto a San Jorge surgió poco tiempo después de su muerte, primero entre
las comunidades cristianas de Oriente y después entre las de Occidente. Su
popularidad era tan grande que recibió el calificativo de "gran
mártir". Muy pronto se alzan templos en su honor. Pero es curioso destacar
que, en la diócesis de Girona, solamente hay una iglesia parroquial dedicada a
él, la de Sant Jordi Desvalls y sólo tres ermitas o capillas situadas en
Calonge, Lloret de Mar y Sant Llorenç de la Muga. En Cataluña el día de su
onomástica es considerada como una auténtica fiesta, aunque caiga en día
laborable. Es "El día del libro y de la rosa". En todas las
poblaciones catalanas hay paradas con libros y rosas. Tal y como ya te he
comentado en el principio, los catalanes celebran por San Jorge el día de los
enamorados. El hombre regala una rosa a su persona querida, y ésta, le regala
un libro. Los estudiantes son los primeros en querer "hacer el
agosto", ya que montan sus paradas para sacar así un dinerito para el
viaje de fin de curso.
Cabe decir que la coincidencia del Día del Libro con la festividad de San
Jorge no tiene nada que ver con el santo. El Día del Libro comenzó a celebrarse
el 7 de octubre de 1926 en conmemoración del día de nacimiento de Miguel de
Cervantes. La idea fue del escritor y editor valenciano, afincado en Barcelona,
Vicent Clavel Andrés que la propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona.
El 6 de febrero de 1926, el gobierno español presidido por Miguel Primo de
Rivera lo aceptó y el rey Alfonso XIII firmó el Real decreto que instituía la
“Fiesta del Libro Español”. En 1930 se acordó cambiar la fecha trasladándola al
23 de abril, día de la muerte de Cervantes. Cabe decir que Miguel de Cervantes
estuvo muy bien relacionado con Barcelona, ciudad de la que dedicó grandes
elogios en su obra “Don Quijote de la Mancha” y en la que su protagonista
visitaba una imprenta. En 1995, la UNESCO instituyó el 23 de abril como el Día
Mundial del Libro y del derecho de autor. Se calcula que más de 80 países del
mundo celebran el Día del Libro por esta fecha, aunque Gran Bretaña e Irlanda
lo festejen el 14 de marzo. Cabe recordar también que un 23 de abril de 1981,
fallecía un gran escritor catalán como fue Josep Pla y que en 1616 lo haría el
célebre dramaturgo inglés William Shakespeare.
Patronazgo y protección
Es el patrón de Cataluña, junto a Nuestra Señora de Montserrat. También lo
es de Aragón y de los siguientes países: Georgia, Grecia, Inglaterra, Lituania,
Polonia, Portugal, Rusia y Serbia. También es el patrón de los caballeros y de
los "Boy Scouts", y, en Cataluña, de los enamorados y de algunos
campesinos que le imploran por sus campos de cebada. Se le invoca para bendecir
una casa nueva y contra las arañas.
Oración a San Jorge
San Jorge, queremos recordarte como te recuerda la antigua tradición. Tú
abandonaste los éxitos militares y distribuiste tus bienes entre los pobres. Tú
abandonaste a los dioses poderosos del Imperio para seguir al Mesías
crucificado. Tú abandonaste la seguridad de tu linaje para unirte a la
comunidad de los cristianos. Tú diste la vida por amor al Evangelio.
San Jorge, mártir, compañero fiel de Jesús. Nos gusta recordarte en la luz
de la primavera y de la Pascua; nos gusta recordarte potente en el combate
contra todo dolor y toda esclavitud.
San Jorge, mártir, compañero fiel de Jesús. Ayúdanos a enamorarnos del
Evangelio, ayúdanos a vivir esa fe que tú tan intensamente viviste, ayúdanos a
hacer posible que todo el mundo pueda sentir la felicidad de la primavera.
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