lunes, 19 de abril de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 21 DE ABRIL - MIÉRCOLES – 3ª - SEMANA DE PASCUA – B – NTRA. SRA. DIVINA PASTORA

 

 

 


21 DE ABRIL - MIÉRCOLES – 3ª - SEMANA DE PASCUA – B –

    NTRA. SRA. DIVINA PASTORA

                       

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (8,1-8):

Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría.

Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él.

Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia, penetrando en las casas y arrastrando a la cárcel a hombres y mujeres.

Los que habían sido dispersados iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. 

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 65,1-3a.4-5.6-7a

 

R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Aclamad al Señor, tierra entera;

tocad en honor de su nombre,

cantad himnos a su gloria.

Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.

«Que se postre ante ti la tierra entera,

que toquen en tu honor,

que toquen para tu nombre».

Venid a ver las obras de Dios,

sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,

a pie atravesaron el río.

Alegrémonos en él,

que con su poder gobierna enteramente. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,35-40):

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«Yo soy el pan de vida.

El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.

Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.

Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día». 

 

Palabra del Señor

 

1.  Jesús es el pan de vida. Aquí Jesús no habla   todavía de la eucaristía. El "pan de vida", según se pensaba entonces, es la ley religiosa dada por Moisés a Israel. Jesús, por tanto, al decir que él es el "pan de vida", lo que en realidad afirma es que, con su venida al   mundo, se acabó la religión basada en el cumplimiento de leyes y normas, y empezó otra forma de entender y vivir la religión. Es la religión que consiste en vivir como vivió Jesús, pensar como pensó Él y tener las costumbres y preferencias que Él tuvo.

 

2.  Al proponer este proyecto de religión, Jesús no pide un imposible.  Ni se trata de un proyecto de renuncias y sacrificios heroicos. Todo lo contrario. Lo que Jesús promete es que quien tome en serio su proyecto no pasará ni hambre ni sed.

Es decir, encontrará la satisfacción de sus apetencias más básicas.

Lo que es tanto como asegurar que, en cualquier caso, la religión tiene que ser un proyecto de satisfacción, es decir, de felicidad.

 

3.  El problema, a juicio de Jesús, está en que la fe se conecta, no con "lo que se oye", sino con "lo que se ve". Lo que se oye es doctrina, teorías...; lo que se ve son hechos de vida. Y aquí es donde tropezamos con la dificultad.

Los que vieron a Jesús, lo lógico es que creyeran en él. Nuestra dificultad radica en que no vemos a Jesús, sino cosas y conductas que, muchas veces, poco o nada tienen que ver con Jesús. Por eso, el recurso al Evangelio, a la "memoria" de su vida y su palabra, eso es lo que podrá fortalecer la fe que sacia nuestras apetencias más legítimas.

 

NTRA. SRA. DIVINA PASTORA

 


Nuestra Señora la Divina Pastora de las Almas

La maternidad divina de la Santísima Virgen y el hecho de que ella nos guía siempre a su hijo, están unidos en esta advocación

 

Historia

    

Entre las innumerables advocaciones con que la mariana ciudad de Sevilla venera a la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, destaca por su origen sevillano el Título de Divina Pastora de las Almas. Fue el Capuchino Fray Isidoro de Sevilla quien, en vísperas del 24 de Junio de 1703, a la vera de las murallas de la ciudad, en el Claustro bajo de su convento, contempló a la Madre de Dios y Nuestra "bajo la sombra de un árbol..., sedente en una piedra, ... cubierto el busto hasta las rodillas de blanco pellico ceñido a la cintura, ... manto azul aterciopelado, ... sombrero pastoril, y junto a la diestra, el báculo de su poderío. En la mano izquierda, rosas, (sostendrá al niño) y la mano derecha sobre un cordero que acoge hacia su regazo. Algunas ovejas la rodeaban y todas, en sus boquillas llevaban rosas, simbólicas del Ave María. En la lontananza una oveja extraviada era perseguida por el lobo, pero pronunciado el Ave María, aparecía San Miguel con la flecha que hunde en la testuz del lobo maldito".

Fray Isidoro de Sevilla encargó un cuadro a Alonso Miguel de Tovar y se puso a predicar y propagar la doctrina y la devoción al pastorado de María. La acogida del pueblo sevillano no se hizo esperar y pronto surgió una Hermandad que adoptaba como Titular esta advocación de la Virgen. A ésta siguieron otras.

 

Oración a la Divina Pastora

Cardenal Castillo Lara

 

"Virgen Santísima, que en nuestra historia has manifestado muchas veces tu benevolencia y cariño por este pueblo, te pedimos que no nos abandones en este momento!"

Nuestro Señor Jesucristo ha querido, quizás, darnos una dura lección por nuestras infidelidades, por no haber sabido aprovechar los dones que nos dio de una naturaleza tan fértil y rica, de una población inteligente, trabajadora y generosa, y por no haber ayudado debidamente a los más necesitados y no haber vivido limpiamente nuestra fe cristiana.

Ayúdanos, dulce Divina Pastora, a aprender la lección y danos a todos la claridad de la mente para conocer y evitar el peligro, y la fuerza para superar democráticamente este momento difícil.

Consíguenos el don de la paz, de la reconciliación, de la conversión y danos la alegría de la recuperada libertad.

Así sea.

 

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