jueves, 4 de mayo de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 – DE MAYO – SÁBADO – 4 - SEMANA DE PASCUA – A SAN PEDRO NOLASCO

 

 



6 – DE MAYO – SÁBADO –

4 - SEMANA DE PASCUA – A

SAN PEDRO NOLASCO

 

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:

«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles.

Así nos lo ha mandado el Señor:

“Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».

Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.

La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.

Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios

 

Salmo: 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

 

R/. Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas.

Su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,

revela a las naciones su justicia:

se acordó de su misericordia y su fidelidad

en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.

Aclama al Señor, tierra entera;

gritad, vitoread, tocad. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 7-14

    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

"Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto'.

Felipe le dice:

      "Señor, muéstranos al Padre y nos basta'.

Jesús le replica:

"Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?

Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre.

¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?  - ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?

Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, Él mismo hace las obras.

Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí... Si no, creed a las obras.

Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores.  Porque yo me voy al Padre, y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré'.

Palabra del Señor

 

1.  Jesús plantea aquí directamente el problema que representa conocer a Dios. No olvidemos que, en el lenguaje del Nuevo Testamento, el Padre es el nombre propio de Dios. 

Pues bien, Jesús afirma que quien le conoce a él, por eso mismo conoce a Dios. Lo que es tanto como decir que Jesús es la imagen de Dios.

 

2.  Pero Jesús da aquí un paso más.  Se trata de un conocimiento que entra por los ojos, es decir, por lo sensible, por lo más carnal y humano que hay en nosotros. Esto explica la intervención de Felipe y la respuesta que Jesús le da.

La propuesta de Felipe es enteramente lógica: "Muéstranos al Padre", o sea, "Muéstranos a Dios", dinos cómo es Dios. Lo que no parece lógico es la respuesta de Jesús: "Tanto tiempo que estoy yo con vosotros y ¿todavía no me conoces?

Felipe veía en Jesús a un hombre.  No se había enterado todavía de que, en aquel hombre que él veía y palpaba, allí estaba viendo y palpando a Dios.

 

3.  Felipe seguía creyendo en el Dios Infinito y Absoluto del que siempre había oído hablar. A veces, quizá se preguntaría si en Jesús no había algo del antiguo Dios de siempre. Pero lo que seguramente no le cabía en su cabeza es que el Dios fulminante del Sinaí, el Dios vencedor de todas las batallas, estaba allí, delante de él, cenando, despidiéndose de sus amigos. 

Dios se había vaciado, había renunciado a su grandeza y había enfilado el camino que, para los hombres de aquel tiempo, era un escándalo y una locura (1 Cor 1, 23).

Más difícil de entender y aceptar que el Dios infinito es el Dios humanizado.  Por eso no entendemos ni aceptamos a Jesús, aunque pensemos que lo entendemos y lo aceptamos.

 

SAN PEDRO NOLASCO




   Fundador de la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced para la redención de cautivos. Mercedarias 

 

         Martirologio Romano: En Barcelona, en España, san Pedro Nolasco, presbítero, que, según la tradición, junto a san Ramón de Penyafort y el rey Jaime I de Aragón fundó la orden de la Bienaventurada María de la Merced, para la redención de los cautivos. Se entregó ardientemente con trabajo y esfuerzo a procurar la paz y a liberar del yugo de la esclavitud a los cristianos, en tiempo de los infieles († 1258).

     Observación: En el antiguo santoral se lo recordaba el 29 de enero

     Fecha de canonización: 30 de septiembre de 1628 por el papa Urbano VIII

 

     Breve Biografía

 

   Nace en Barcelona, España, 1189. A los 15 años sufre la muerte de su padre y se dispone a repartir santamente sus muchos bienes a lo que su madre asiente. Años más tarde, estando en edad de casarse, peregrina a Monserrat. Allí, a los pies de la Virgen, pudo comprender mejor el vacío de las vanidades mundanas y el tesoro que es la vida eterna. Prometió entonces a la Virgen mantenerse puro y dedicarse a su servicio. Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban las costas y llevaban a los cristianos como esclavos al Africa. La horrenda condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos por eso perdían la fe pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió dedicar su fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Recordaba la frase del evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni óxido que las dañe" Mt 6,20.

   En 1203 el laico San Pedro Nolasco iniciaba en Valencia la redención de cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman grupos -cofradías- para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento en que la ayuda se agota. Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración profunda.

 

     Intervención de la Virgen para la fundación

    

     La noche del 1 al 2 de agosto del año 1218, la Virgen se le apareció a Pedro Nolasco. Según una tradición dudosa, también se apareció la Virgen a San Raimundo de Peñafort, y al rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a los tres por separado su deseo de fundar una orden para redimir cautivos.

   El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro Nolasco para fundar la orden de la Merced y formalizar el trabajo que él y sus compañeros hacían ya por 15 años. El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica fundadora de la orden mercedaria. Su patrona es La Virgen de la Merced. "Merced" significa "misericordia". (Mas sobre La Virgen de la Merced y San Nolasco).

   La nueva orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de excautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, África, lo hicieron prisionero, pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.

   Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar en la orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, en caso de que el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios.

   El Papa Gregorio Nono aprobó la comunidad y San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General.

   El rey Jaime decía que, si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este santo.

   Antes de morir, a los 77 años (el 25 de diciembre de 1258), pronunció el Salmo 76: "Tú, oh, Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados".

   Su intercesión logró muchos milagros y el Papa Urbano VIII lo declaró santo en 1628.

   La misión redentora la continúa hoy la familia mercedaria a través de sus institutos religiosos y asociaciones de laicos. Es también la misión de todo buen cristiano.

 

 

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