6 – DE MAYO
– SÁBADO –
4 - SEMANA DE
PASCUA – A
SAN PEDRO NOLASCO
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):
El
sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver
el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las
palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
«Teníamos
que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y
no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los
gentiles.
Así
nos lo ha mandado el Señor:
“Yo
te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el
confín de la tierra”».
Cuando
los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y
creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La
palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos
incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales
de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los
expulsaron de su territorio.
Estos
sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los
discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.
Palabra de Dios
Salmo: 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4
R/. Los confines de la
tierra han contemplado
la victoria de nuestro
Dios
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho
maravillas.
Su diestra le ha dado la
victoria,
su santo brazo. R/.
El
Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su
justicia:
se acordó de su
misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de
Israel. R/.
Los
confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro
Dios.
Aclama al Señor, tierra
entera;
gritad, vitoread,
tocad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 7-14
En aquel tiempo, dijo Jesús
a sus discípulos:
"Si
me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo
habéis visto'.
Felipe
le dice:
"Señor,
muéstranos al Padre y nos basta'.
Jesús
le replica:
"Hace
tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?
Quien
me ha visto a mí, ha visto al Padre.
¿Cómo
dices tú: "Muéstranos al Padre"? - ¿No crees que yo estoy
en el Padre y el Padre en mí?
Lo
que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, Él
mismo hace las obras.
Creedme
que yo estoy en el Padre y el Padre en mí... Si no, creed a las obras.
Os
lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún
mayores. Porque yo me voy al Padre, y lo que pidáis en mi nombre, yo
lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si
me pedís algo en mi nombre, yo lo haré'.
Palabra del Señor
1. Jesús plantea aquí directamente el problema que representa
conocer a Dios. No olvidemos que, en el lenguaje del Nuevo Testamento, el Padre
es el nombre propio de Dios.
Pues bien, Jesús afirma que quien le conoce a él, por eso mismo conoce a
Dios. Lo que es tanto como decir que Jesús es la imagen de Dios.
2. Pero Jesús da aquí un paso más. Se trata de un
conocimiento que entra por los ojos, es decir, por lo sensible, por lo más
carnal y humano que hay en nosotros. Esto explica la intervención de Felipe y
la respuesta que Jesús le da.
La propuesta de Felipe es enteramente lógica: "Muéstranos al
Padre", o sea, "Muéstranos a Dios", dinos cómo es Dios. Lo que
no parece lógico es la respuesta de Jesús: "Tanto tiempo que estoy yo con
vosotros y ¿todavía no me conoces?
Felipe veía en Jesús a un hombre. No se había enterado todavía
de que, en aquel hombre que él veía y palpaba, allí estaba viendo y palpando a
Dios.
3. Felipe seguía creyendo en el Dios Infinito y Absoluto del que
siempre había oído hablar. A veces, quizá se preguntaría si en Jesús no había
algo del antiguo Dios de siempre. Pero lo que seguramente no le cabía en su
cabeza es que el Dios fulminante del Sinaí, el Dios vencedor de todas las
batallas, estaba allí, delante de él, cenando, despidiéndose de sus amigos.
Dios se había vaciado, había renunciado a su grandeza y había enfilado el
camino que, para los hombres de aquel tiempo, era un escándalo y una
locura (1 Cor 1, 23).
Más difícil de entender y aceptar que el Dios infinito es el Dios
humanizado. Por eso no entendemos ni aceptamos a Jesús, aunque
pensemos que lo entendemos y lo aceptamos.
SAN PEDRO NOLASCO
Fundador de la Orden de la Bienaventurada Virgen María
de la Merced para la redención de cautivos. Mercedarias
Martirologio Romano: En Barcelona, en España, san Pedro Nolasco, presbítero, que, según la
tradición, junto a san Ramón de Penyafort y el rey Jaime I de Aragón fundó la
orden de la Bienaventurada María de la Merced, para la redención de los
cautivos. Se entregó ardientemente con trabajo y esfuerzo a procurar la paz y a
liberar del yugo de la esclavitud a los cristianos, en tiempo de los infieles
(† 1258).
Observación: En el antiguo santoral se lo
recordaba el 29 de enero
Fecha
de canonización: 30 de septiembre de 1628 por el
papa Urbano VIII
Breve Biografía
Nace en Barcelona, España, 1189. A los 15 años sufre la muerte de su padre y
se dispone a repartir santamente sus muchos bienes a lo que su madre asiente. Años más tarde, estando en edad de casarse, peregrina a Monserrat. Allí, a
los pies de la Virgen, pudo comprender mejor el vacío de las vanidades mundanas
y el tesoro que es la vida eterna. Prometió entonces a la Virgen mantenerse
puro y dedicarse a su servicio. Eran tiempos en que los musulmanes saqueaban
las costas y llevaban a los cristianos como esclavos al Africa. La horrenda
condición de estas víctimas era indescriptible. Muchos por eso perdían la fe
pensando que Dios les había abandonado. Pedro Nolasco era comerciante. Decidió
dedicar su fortuna a la liberación del mayor número posible de esclavos. Recordaba
la frase del evangelio: "No almacenen su fortuna en esta tierra donde los
ladrones la roban y la polilla la devora y el moho la corroe. Almacenen su
fortuna en el cielo, donde no hay ladrones que roben, ni polilla que devore ni
óxido que las dañe" Mt 6,20.
En 1203 el laico San Pedro Nolasco iniciaba en Valencia la redención de
cautivos, redimiendo con su propio patrimonio a 300 cautivos. Forma un grupo
dispuesto a poner en común sus bienes y organiza expediciones para negociar
redenciones. Su condición de comerciantes les facilita la obra. Comerciaban
para rescatar esclavos. Cuando se les acabó el dinero forman grupos -cofradías-
para recaudar la "limosna para los cautivos". Pero llega un momento
en que la ayuda se agota. Pedro Nolasco se plantea entrar en alguna orden
religiosa o retirarse al desierto. Entra en una etapa de reflexión y oración
profunda.
Intervención de la Virgen para la fundación
La noche del 1 al 2 de agosto del año
1218, la Virgen se le apareció a Pedro Nolasco. Según una tradición dudosa,
también se apareció la Virgen a San Raimundo de Peñafort, y al rey Jaime I de
Aragón, y les comunicó a los tres por separado su deseo de fundar una orden
para redimir cautivos.
El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro
Nolasco para fundar la orden de la Merced y formalizar el trabajo que él y sus
compañeros hacían ya por 15 años. El 10 de agosto de 1218 en el altar mayor de
la Catedral de Barcelona, en presencia del rey Jaime I de Aragón y del obispo
Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros
vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un
fondo amarillo de la corona de Aragón y la cruz blanca sobre fondo rojo,
titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María
Santísima como la auténtica fundadora de la orden mercedaria. Su patrona es La
Virgen de la Merced. "Merced" significa "misericordia".
(Mas sobre La Virgen de la Merced y San Nolasco).
La nueva orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue
el hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes
y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían
la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar
dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de excautivos, ya que,
cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo
en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San
Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En
Argelia, África, lo hicieron prisionero, pero logró conseguir su libertad.
Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades
colectas para los esclavos.
Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza,
castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar
en la orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo
que estuviese en peligro de perder la fe, en caso de que el dinero no alcanzara
a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro
Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este
cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios.
El Papa Gregorio Nono aprobó la comunidad y San Pedro Nolasco fue nombrado
Superior General.
El rey Jaime decía que, si había logrado conquistar la ciudad de Valencia,
ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún
triunfo lo atribuía a las oraciones de este santo.
Antes de morir, a los 77 años (el 25 de diciembre de 1258), pronunció el
Salmo 76: "Tú, oh, Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los
pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y
esclavizados".
Su intercesión logró muchos milagros y el Papa Urbano VIII lo declaró santo
en 1628.
La misión redentora la continúa hoy la familia mercedaria a través de sus
institutos religiosos y asociaciones de laicos. Es también la misión de todo
buen cristiano.
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