domingo, 7 de mayo de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 9 – DE MAYO – MARTES – 5 - SEMANA DE PASCUA – A San Gregorio Ostiense

 

 


 

9 – DE MAYO – MARTES –

5 - SEMANA DE PASCUA – A

San Gregorio Ostiense

 

  Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,19-28):

EN aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo ya por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la ciudad.

Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.

En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquia, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.

 

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 144,10-11.12-13ab.21

    R/. Que tus amigos, Señor, proclamen la gloria de tu reinado

 

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,

que te bendigan tus fieles.

Que proclamen la gloria de tu reinado,

que hablen de tus hazañas. R/.

 

Explicando tus hazañas a los hombres,

la gloria y majestad de tu reinado.

Tu reinado es un reinado perpetuo,

tu gobierno va de edad en edad. R/.

 

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,

todo viviente bendiga su santo nombre

por siempre jamás. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Juan (14,27-31a):

 

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde.

Me habéis oído decir:

“Me voy y vuelvo a vuestro lado”.

Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.

Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».

Palabra del Señor

 

1.  El miedo es quizá la peor de las amenazas que tenemos que soportar los cristianos. Por eso, Jesús les pide a sus discípulos que no se dejen dominar por el miedo, que no tiemblen ni se acobarden. 

- ¿Por qué esta petición? 

Porque Jesús les estaba pidiendo algo que le produce miedo a una persona religiosa.

Se trataba de desmontar la idea de Dios y la experiencia de Dios, que habían heredado de sus mayores y que habían vivido en su cultura. Y, en lugar del "Dios de siempre", tenían que acostumbrarse a ver a Dios, no en lo divino "sino en lo humano"; no en "lo sagrado", sino "en lo profano"; no en "lo religioso", sino "en lo laico".

- ¿No es esto como para suscitar verdadero miedo?  

 

2.   Por más que Jesús sea "imagen" de Dios, el mismo Jesús dice que él no es igual a Dios: "El Padre es más que yo". Jesús sabe y afirma su condición de creatura (protótocos), el "primogénito" de la creación (Col 1, 15). Lo cual pone al descubierto la gravedad de lo que Jesús les está pidiendo a los discípulos y a todos sus seguidores: tienen que ver a Dios en un ser humano.  Esto, para aquellos hombres y para nosotros, es fuerte, demasiado fuerte.

 

3.   Por más que lo pensemos y lo digamos, el hecho es que a Dios no lo vemos en lo humano, en un ser humano. Por la sencilla razón de que lo humano nos resulta insignificante, rutinario, feo, incluso despreciable o repugnante. 

- ¿Ver en eso a Dios?

Esta es la cuestión, la gran cuestión, para nuestra fe en Dios.

 

San Gregorio Ostiense

 




 

Gregorio Ostiense, obispo († c. a. 1044). Abad del monasterio de san Cosme y san Damián, en Roma. Obispo de Ostia. Vivió varios años en España como legado papal.

 

Vida de San Gregorio Ostiense

 

Son bastante confusas las noticias que tenemos sobre este santo muy venerado en las tierras de La Rioja y Navarra.

Se le conoce como abad del monasterio de san Cosme y san Damián, en Roma.

El papa Juan XVIII lo hace obispo de Ostia y luego lo eleva al cardenalato, pasando a ser Bibliotecario Apostólico, puesto que mantuvo durante cuatro papados. Participa en el gobierno de la Iglesia, tomando parte en asuntos arduos y complicados de política exterior al tiempo que procura no descuidar el ministerio pastoral.

Parece ser que vino a España en la primera mitad del siglo XI, como Legado papal ante las Cortes de Burgos y Pamplona. Muy probablemente tuvo que ver su envío desde Roma con las cuestiones relativas a la organización eclesiástica de España en una coyuntura en la que se hacía muy necesaria la determinación de los límites de las diócesis que era origen y fuente de numerosos conflictos y no sólo por interferencias de jurisdicción episcopal, sino también por la pertenencia a distintos soberanos. Ello conllevaba negociaciones con los reyes y con los obispos interesados, y para esa labor hacía falta un hombre con tacto político y gran sentido eclesial.

Era asunto difícil y espinoso por los muchos intereses que encerraba era la delimitación de la diócesis de Valpuerta cuya extensión perteneció en gran parte a la desaparecida diócesis visigoda de Calahorra y que llegó a perdurar hasta el 1086, después de la muerte del santo, fecha en que quedó incorporada a Burgos (Campus Castellae) que absorbió en torno a sí a todos los obispados circundantes.

También en el sur de Pamplona, en torno a Nájera, erigen los reyes Santa María la Real como panteón real. Ya había aparecido la figura del Nagalensis o Navarensis o Nazarensis episcopus desde el 925, abarcando las fronteras diocesanas hasta territorios que interfieren Valpuerta y Alava, amén de ocupar toda la Rioja, donde habían proliferado, durante los tres siglos de dominación musulmana, y con la ilusión de ser cada una la continuidad de Calahorra, las diócesis de Albelda, Castella Vetus, San Millán de la Cogolla y Nájera, cuya historia constituye una verdadera maraña, complicada aún más todavía por la presencia de prelados auxiliares u honorarios hasta que se reconquistó Calahorra, en el 1046, y recuperó su antigua capitalidad, aglutinando a las mencionadas.

No siempre dieron buen fruto, o el fruto apetecido, las negociaciones del Legado, pero sí que pudieron hacerse sin discordias entre los reyes y sin enfrentamientos entre los obispos y, desde luego, sentaron las bases para que la obra trascendiera al gestor.

Gregorio no olvidó nunca lo principal de su persona, el ejercicio del ministerio sacerdotal. Predicó en Calahorra y Logroño entre otras poblaciones de la Rioja y Navarra, destacando en sus pláticas la necesidad de conversión y penitencia. Parece ser que esta fue la ocasión en que santo Domingo de la Calzada vivió algún tiempo en su compañía, sirviéndole de paje.

Se cuenta que en cierta ocasión libró los campos riojanos de una plaga de animalitos, y por eso le invocan los agricultores de una manera especial contra la langosta.

Vivió alrededor de cinco años en España.

Agotado y enfermo se retiró a Logroño donde parece que murió alrededor del año 1044; pero su cuerpo se venera en la iglesia de san Gregorio de Pinave, entre Viana y Logroño.

 

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