sábado, 6 de mayo de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 – DE MAYO – LUNES – 5 - SEMANA DE PASCUA – A Beata Madre Carmen

 

 

 


8 – DE MAYO – LUNES –

5 - SEMANA DE PASCUA – A

Beata Madre Carmen

 

    Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,5-18):

En aquellos días, cuando en Iconio se produjeron conatos de violencia de parte de los gentiles y de los judíos, con sus autoridades, para maltratar a Pablo y a Bernabé y apedrearlos; al darse cuenta de la situación, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y alrededores, donde se pusieron a predicar el Evangelio.

Había en Listra, sentado, un hombre impedido de pies; cojo desde el seno de su madre, nunca había podido andar. Estaba escuchando las palabras de Pablo, y este, fijando en él la vista y viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud, le dijo en voz alta:

«Levántate, ponte derecho sobre tus pies».

El hombre dio un salto y echó a andar.

Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia:

«Los dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos».

A Bernabé lo llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio.

Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando y diciendo:

«Hombres, ¿Qué hacéis? También nosotros somos humanos de vuestra misma condición; os anunciamos esta Buena Noticia: que dejéis los ídolos vanos y os convirtáis al Dios vivo “que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen”.

En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo anduviera su camino; aunque no ha dejado de dar testimonio de sí mismo con sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia».

Con estas palabras, a dura penas disuadieron al gentío de que les ofrecieran un sacrificio.

Palabra de Dios

 

Salmo: 113B,1-2.3-4.15-16

 

     R/. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria

No a nosotros, Señor, no a nosotros,

sino a tu nombre da la gloria,

por tu bondad, por tu lealtad.

¿Por qué han de decir las naciones:

«Dónde está su Dios»? R/.

Nuestro Dios está en el cielo,

lo que quiere lo hace.

Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,

hechura de manos humanas. R/.

Benditos seáis del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

El cielo pertenece al Señor,

la tierra se la ha dado a los hombres. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (14,21-26):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama será amado mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

Le dijo Judas, no el Iscariote:

«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»

Respondió Jesús y le dijo:

«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

Palabra del Señor

 

1.  Lo primero que dice aquí Jesús es que la condición indispensable para amarle a él es amar a los demás: el que realiza mis mandamientos, ese me ama. Ahora bien, el "mandamiento" (entolé) central de Jesús, el mandamiento que distingue a los cristianos de los que no lo son, es el mandamiento del amor a los demás (Jn 13, 34-35).

Por tanto, lo primero que afirma aquí Jesús es que solamente quien cumple ese mandamiento es quien puede empezar a hablar de su amor a Jesucristo y, en definitiva, a Dios.

 

2.  Además, Jesús insiste en que solo el que acepta y   cumple las palabras de Jesús, ese es el que puede decir que ama al propio Jesús. 

Por tanto, únicamente desde la aceptación de la palabra y el cumplimiento de su mandato, solamente cuando eso se tiene resuelto, se puede hablar de amor a Jesús y de amor a Dios.

 

3.  Lo importante aquí es tener la sinceridad y la clarividencia para aterrizar en este asunto.  Porque, entre cristianos, el lenguaje del amor a Dios y a Cristo está tan manoseado y tan repetido, que ha terminado por ser un lenguaje vacío, que ni dice, ni interpela, ni interesa. Y es que, en los ambientes religiosos, de amor a Cristo hablan hasta las malas personas, individuos que hacen daño a veces, mucho daño, a la Iglesia, a ellos, a otros.

El lenguaje del amor a Jesús merece un respeto, y necesita un cuidado de extrema delicadeza.   Porque está prohibido usar el nombre del amor en vano.

 

Beata Madre Carmen

 



La congregación que fundara la beata Madre Carmen se ha extendido por toda España y el mundo, pero sigue teniendo en Antequera su noviciado y casa general, en calle Madre Carmen, junto a los cuales se encuentra el colegio de la Victoria, de Enseñanza Infantil, Primaria y Secundaria.

Asimismo, las Franciscanas de los Sagrados Corazones sostienen, también en Antequera, el Colegio María Inmaculada, con Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato, además del Centro Adscrito de Magisterio María Inmaculada (CAMMIA), donde se imparte enseñanza universitaria del profesorado.

En nuestra diócesis hay actualmente 2 novicias y un total de 54 religiosas repartidas entre Antequera, la residencia para personas mayores Madre Carmen, que poseen en Málaga capital, y el colegio Nuestra Señora del Buen Consejo, en Melilla.

 

   En la lista de santos y beatos más

cercanos, no puede faltar el de la

antequerana Madre Carmen, cuya fiesta, aunque está recogida en el martirologio romano el 9 de noviembre coincidiendo con el día de su fallecimiento, es celebrada, entre nosotros, el 8 de mayo.

   El motivo es que ese día se celebra la fundación de sus hijas espirituales, las Franciscanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María.

   Nacida en 1834, María del Carmen

González Ramos manifiesta un espíritu

generoso desde su más tierna infancia.

A los 22 años se siente llamada a la

vocación matrimonial, lugar en el que se encuentra con una dura prueba de cruz que ella vive de forma heroica. Tras 20 años de paciente oración y penitencia, su marido reconoce al fin sus errores y cambia de vida.

   A los 47 años, Carmen queda viuda y sin hijos, sintiendo entonces que el Señor le pedía “enseñar a las almas a conocer y amar a Dios”. La llamada requería una atención especial por los niños más pobres y necesitados, en los que ve la presencia del niño Jesús. Junto a algunas jóvenes que compartían su inquietud, fundó la congregación y llegó a abrir 11 casas en las que alternaba atención de enfermos, guardería o escuelas nocturnas de jóvenes obreras. En esta nueva vocación tuvo que sufrir, asimismo, numerosas pruebas y dificultades que ella sobrellevó con humildad, fortaleza y caridad hasta su muerte en 1899.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario