domingo, 31 de mayo de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 1 DE JUNIO – LUNES - 9ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO







1 DE JUNIO – LUNES -
9ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Mc 12, 1-12

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los letrados y a los senadores: “Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores, y se marchó de viaje. A su tiempo envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado: a este lo insultaron y lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o los mataron. Le que daba uno, su hijo querido, y lo envió el último pensando que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: “Este es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra herencia". Y agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Acabará con los labradores y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel texto: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?” Intentaron echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la gente y se marcharon.

1. La clave de interpretación de esta parábola hay que buscarla en el antisemitismo que pronto brotó en la Iglesia naciente. Jesús fue judío. Pero fue también un crítico muy severo de las desviaciones en que habían incurrido los dirigentes del judaísmo: sumos sacerdotes, letrados y senadores, los tres grupos que formaban el Sanedrín y a los que Jesús dirige la parábola. Además, Jesús presentó a Dios y la Religión de forma muy distinta de como se entendía todo eso en la tradición anterior.

2. Pero la parábola distingue muy bien entre los dirigentes y el pueblo. Los dirigentes son acusados de asesinos. El pueblo está de parte de Jesús, hasta tal punto que aquellos dirigentes no mataron a Jesús, allí mismo, porque tenían miedo al pueblo. Jesús se enfrentó a los dirigentes, al Dios de los dirigentes y a la Religión que ellos manipulaban.

3. En todo caso, Jesús no fue antisemita. Ni dio pie al antisemitismo. Sin embargo, lo que sí es cierto es que Jesús: 1) Nos dejó una “imagen” de Dios, encarnado y humanizado, que no coincide con el Dios de la tradición de Israel; 2) Modificó el modo de entender y practicar la religión, no identificada ya con leyes, ritos y espacios sagrados; 3) Por todo esto, para Jesús, lo determinante para el encuentro con Dios no es lo que se reduce a “lo religioso” y “lo sagrado", sino la totalidad de “lo laico", ya que el punto de ese encuentro no es la práctica religiosa, sino el amor, que nos ha de unir a todos con todos, también con los semitas. Un punto capital en el que los cristianos no hemos sido precisamente un ejemplo.

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