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DE MAYO
-
LUNES - 5ª SEMANA DE PASCUA
Jn
14,21-26
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: “El que sabe mis mandamientos y los
guarda, ese me ama: y al que me ama lo amará mi Padre y lo amaré yo,
y me mostraré a él”. Le dijo Judas, no el Iscariote: “Señor,
¿que ha sucedido para que te muestres a nosotros y no al mundo?” Respondió Jesús y les dijo: “El que me ama guardará mi palabra y
mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él. El que
no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no
es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora
que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que
enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os
vaya recordando todo lo que os he dicho".
1. Lo
primero que dice aquí Jesús es que la condición indispensable pan amarle
a él es amar a los demás: “El que realiza mis mandamientos, ese
me ama".
Ahora bien, el “mandamiento” central de Jesús, el mandamiento
que distingue a los cristianos de los que no lo son, es el
mandamiento del amor a los demás (Jn 13, 34-35). Por tanto, lo
primero que afirma aquí Jesús es que solamente quien cumple ese
mandamiento es quien puede empezar a hablar de su amor a Jesucristo
y, en definitiva, a Dios.
2. Además,
Jesús insiste en que solo el que acepta y cumple las palabras de
Jesús, ese es el que puede decir que ama al propio Jesús. Por
tanto, únicamente desde la aceptación de la palabra y el
cumplimiento de su mandato, solamente cuando eso se tiene resuelto,
se puede hablar de amor
a Jesús y de amor a Dios.
3. Lo
importante aquí es tener la sinceridad y la clarividencia para
aterrizar en este asunto. Porque, entre cristianos, el lenguaje del
amor a Dios y a Cristo está tan manoseado y tan repetido, que ha
terminado por ser un lenguaje vacío, que ni dice, ni interpela, ni
interesa. Y es que, en los ambientes
religiosos, de amor a Cristo hablan hasta las malas personas.
Individuos
que hacen daño a veces, mucho daño, a la Iglesia, a ellos, y a otros.
El lenguaje del amor a Jesús merece un respeto, y necesita un cuidado
de extrema delicadeza. Porque está prohibido usar el nombre del amor
en vano.
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