23
DE MAYO
-
SÁBADO - 7a SEMANA DE PASCUA
Jn
21, 20-25
En aquel tiempo
Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús
tanto amaba (el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le
había preguntado: Señor, ¿quién es el que te va a entregar?). Al
verlo, Pedro, dice a Jesús: “Señor, y este "¿Qué?”. Jesús
le contesta: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti
qué? Tú sígueme". Entonces se empezó a correr entre los
hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría, pero no le dijo
Jesús que no moriría, sino: “Si quiero que se quede hasta yo
venga, ¿a ti qué?”. Este es el discípulo que da testimonio de
todo esto y lo ha escrito: y nosotros sabemos que su testimonio es
verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por
una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.
1. Este
diálogo final explica por qué el autor del IV Evangelio añadió el
capítulo 21 a la primera redacción del texto. El “discípulo
amado", autor de este evangelio, no iba a vivir hasta la
definitiva venida del Señor. Pero ¿qué hay detrás de este
incidente, a primera vista, sin importancia?
2. En
el grupo de escritos que forman el IV Evangelio y las tres cartas,
cuya autoría se atribuye a “Juan", Pedro ocupa un lugar
eminente. Pero también es verdad que el IV Evangelio se caracteriza
por la mención de un personaje particular de quien no puede
afirmarse que perteneciera al grupo de los Doce. Se le designa en dos
pasajes como “el otro discípulo”, (Jn 18, 15-16; 20,3-4.8) y
seis veces como “el discípulo a quien Jesús amaba” (Jn 13,
23-26; 19, 25-27; 20, 2; 21, 7; 21, 20-23; 21, 24).
3. Reconociendo
la singularidad de Pedro en la comunidad de los creyentes y el
servicio de “pastoreo” (que implica la “estructura jerárquica”)
que Jesús le encomienda, “el discípulo amado” nos indica que
existe “otra’ manera de ser discípulo, que es la de ser
especialmente amado por Jesús. En todo caso, la teología del IV
Evangelio y las cartas de Juan indican que la comunidad de Jesús es
un tejido de relaciones de amor entre los creyentes, sin que haya
nada que decir de cómo se organiza cada comunidad. Para quienes
viven esta “otra” manera de ser discípulo de Jesús, la
organización se basa exclusivamente en el servicio mutuo (X.
Léon-Dufour).
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