lunes, 18 de mayo de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 18 DE MAYO - LUNES - 7ª SEMANA DE PASCUA







18 DE MAYO
- LUNES - 7ª SEMANA DE PASCUA


.Jn 16,29-33

En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: ‘Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios". Les contestó Jesús: "¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mi. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo”.

1. Por lo que dicen los discípulos, ellos mismos dan a entender que no entendían a Jesús y sus palabras les resultaban oscuras o quizá poco comprensibles. De ahí, sus dudas y oscuridades. A los discípulos, que tuvieron el privilegio único de convivir con Jesús, se les hacía oscura la fe, les asaltaban las dudas y no siempre veían con claridad lo que debían hacer. La experiencia de ellos es, en este punto, también nuestra experiencia. La firmeza en la fe no consiste en la claridad sin dudas, sino en la búsqueda que supera las oscuridades.

2. La inseguridad de aquellos hombres en la fe se puso en evidencia apenas se les presentó la primera dificultad seria. La pasión de Jesús produjo inmediatamente la dispersión del grupo. Lo que provocó que Jesús se sintiera abandonado y solo en la situación más dura y en el momento decisivo.



3. Y sin embargo, Jesús pudo afirmar con toda razón: “No estoy solo". La presencia del Padre en su vida fue la fuerza que le sostuvo. Es más, Jesús llega a decir que les habla de su intimidad con el Padre "para que encontréis paz en mí”. Saber que el Padre jamás abandona, aunque uno sea cobarde o traidor, es la fuente de paz que nunca falla.


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