miércoles, 15 de julio de 2015





18 DE JULIO – SÁBADO -
15ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 12, 14-21

En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: “Mirad a mi siervo, mi elegido, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espiritu, para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones".

1. Los fariseos que presenta aquí el evangelio son consecuentes con su religión: si Jesús quebranta la ley religiosa, hay que matarlo. Al tomar semejante decisión, no hacían sino ser consecuentes, hasta el final, con sus creencias. He aquí el peligro que entrañan, a veces, las religiones. Y si no llegan a matar, es frecuente que lleguen a humillar y someter a las personas hasta el extremo de hacerles la vida insoportable.

2. El contraste con la religión de los fariseos es la vida de Jesús, que es la otra forma de entender y vivir la religión. Para explicar lo que fue y cómo fue la vida de Jesús, Mateo echa mano de una cita del profeta Isaías (42,
1-4). La cita es tan extensa porque Mateo vio en ella un excelente resumen de lo que fue la vida de Jesús, la religión de Jesús, que describe el contraste más fuerte con la religión de los fariseos.

3. Según Is 42, 1-4, Jesús es, no el “siervo", sino el “hijo pequeño” del Padre. La misión que el Padre le encomendó fue “anunciar el derecho a las naciones” del mundo. El problema está en la palabra “derecho”. El texto griego utiliza el término "krísis", que no significa “derecho”, sino “juicio”. Pero, en Is 42, 1-4, el profeta se refiere efectivamente al juicio divino, pero no un juicio de desgracia, sino de salvación. Por tanto, este evangelio dice que Jesús vino a traer, no ya el derecho, sino la realización del derecho, que es salvación, para todos, no solo para los elegidos, sino para todas las naciones. Y eso lo hizo, no a base de imponerse y dominar, sino todo lo contrario, a fuerza de callar, de no enfrentarse a nadie, de aprovechar todo lo aprovechable. Es la bondad y la humanidad sin fisuras. Así es la vida y la religión de Jesús.



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