17
DE JULIO - VIERNES -
15ª
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Mt 12,
1-8
Un
sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que
tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y comérselas. Los
fariseos, al verlo, le dijeron: “Mira, tus discípulos están
haciendo una cosa que no está permitida en sábado”. Les replicó:
"¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres
sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes
presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus
compañeros, sino solo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la
ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin
incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el
templo. Si comprendierais lo que significa “quiero misericordia y
no sacrificios", no condenaríais a los que no tienen culpa,
porque el Hijo del Hombre es señor del sábado.
1. Uno
de los peligros más serios, que llevan consigo las religiones, está
en que establecen preceptos, que afectan a cosas importantes en la
vida de las personas, y convencen a sus fieles que la observancia de
esos preceptos es más importante que la felicidad, la dignidad o
incluso la vida misma de los seres humanos. Cuando las religiones
hacen eso, lo que en realidad hacen es dar más importancia a la
religión que a la vida del ser humano. Con lo cual se llega a la
absurda situación de que se anteponen los medios al fin. La
religión es un medio para un fin, que es la plenitud de vida del ser
humano. Una religión que no funciona así, no puede ser la religión
que representa al Dios de la vida.
2. Así
era la religión de los fariseos que interpelaron a Jesús y le
exigieron que reprendiera a sus discípulos por arrancar espigas en
sábado para quitarse el hambre. La religión de los fariseos
anteponía la observancia del sábado (el medio) a la necesidad de
saciar el hambre y poder vivir (el fin). Es algo que ocurre
constantemente en la vida de las gentes que se someten a la religión.
Por eso hay cada día más gente que no quiere saber nada de la
religión, ni de los dirigentes de la religión, ni del Dios al que
la religión y sus dirigentes representan.
3. La
respuesta de Jesús viene a decir que las exigencias de la vida, y de
una vida que no pasa faltas y se siente feliz, está antes que la
religión y sus observancias. Porque, de no ser así, tendríamos
que llegar a la horrible conclusión de que Dios quiere sumisión sin
condiciones, aun a costa de sufrimiento de las personas. ¿Quién
puede creer en semejante Dios?
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