2
DE JULIO - JUEVES -
13ª
SEMANA DEL TEMPO ORDINARIO
Mt 9,
1-8
En
aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y
fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una
camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: “animo,
hijo!, tus pecados están perdona dos”. Algunos de los letrados se
dijeron: “Este blasfema”. Jesús, sabiendo lo que pensaban, les
dijo: "¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir:
“tus pecados están perdonados", o decir: "levántate y
anda?”. Pues para que veáis que el Hijo del Hombre tiene
potestad en la tierra para perdonar los pecados —dijo dirigiéndose
al paralitico—: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu
casa”. Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente
quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal
potestad.
1. Para
entender este relato, lo primero que se debe recordar es la relación
que, en aquel tiempo, las religiones establecían entre enfermedad y
pecado. Las gentes con creencias religiosas estaban convencidas de
que quien padecía alguna enfermedad era porque había cometido aIgún
pecado (cf. Jn 9,2; 1 Cor 11,30).
Los
dirigentes religiosos, para afianzan su poder, han tenido la
tendencia a asociar los pecados con toda clase de desgracias. Así
conseguían mayor sumisión de los fieles.
2. Jesús
sana al enfermo. Pero antes le dice que sus pecados están
perdonados. Jesús le devuelve la integridad corporal y moral.
Restaura al hombre entero: le da salud y dignidad. Además, para
Jesús, la prueba de que se reconcilia a la gente con Dios es que a
esa gente se le da vida y se la levanta de sus postraciones de dolor
y de parálisis. Ir diciendo que se perdonan los pecados sin
mejorar en nada la situación de los que sufren es demasiado fácil.
3. Los
expertos religiosos consideran que hacer lo que hizo Jesús es
¡blasfemar! Ellos veían en Jesús a un hombre sin más. Y eso es lo
que no toleran. Si el poder sobre las conciencias y sobre las
personas deja de ser privilegio exclusivo de Dios, por eso mismo,
ellos también, que son los representantes de Dios, salen perdiendo.
El poder religioso es privilegio de los hombres de la religión, que
no toleran recortes en cuanto toca o roza ese poder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario