6 DE JULIO - LUNES -
14ª
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Mt
9, 18-26
En
aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se
arrodilló ante él y le dijo: “Mi hija acaba de morir. Pero ven
tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá". Jesús lo siguió
con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de
sangre desde hacía doce años, se acercó por detrás y le tocó el
borde del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió, y al verla le dijo: “¡Ánimo, hija! Tu fe te ha
curado”. Y en aquel momento quedó curada la mujer. Jesús llegó
a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la
gente, dijo: “¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida".
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a
la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó
por toda aquella comarca.
1. Es
evidente que la actividad de Jesús, por lo que nos cuentan los
evangelios, giró en torno a tres tareas que ocuparon prácticamente
toda la vida pública: 1) La salud de los enfermos; 2) La
comensalía compartiendo la mesa con toda clase de personas, sobre
todo con pobres y pecadores; 3)
La enseñanza a la gente en torno al tema de las buenas relaciones
humanas. Es verdad que, en el fondo de esta actividad, siempre está
la referencia al Padre, del que habla con frecuencia y al que dedica
horas, noches enteras de oración. Pero el Padre es el motivo y el
referente último.
2. La
actividad de Jesús no se centró ni en torno al templo, ni en las
reuniones de la sinagoga. No fue una actividad “religiosa",
como la de un profesional de la religión. El centro de la actividad
de Jesús fue el ser humano: su salud, su alimentación, sus buenas
relaciones con los demas. Sin duda, en eso vio Jesús lo que más
quiere el Padre del Cielo. Y el único camino que nos lleva al
Padre, es decir, el único camino que da sentido a nuestras vidas.
Jesús no fue un agitador social. Y menos aún un revolucionario.
Lo que ocurre es que Jesús vio que no hay más camino para ir a Dios
que humanizar este mundo.
3. En
la curación de la mujer de las hemorragias y en la devolución de la
vida a la niña del personaje, Jesús muestra su preocupación
central por la vida. No olvidemos que el grupo humano más
despreciado de aquella cultura era la mujer. Y más, si se trataba
de una mujer que padecía una enfermedad
que impurificaba; o si era una niña, que se podía abandonar o
venderla como esclava. Para Jesús, todas las mujeres tenían la
misma importancia
y dignidad que los varones.
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