lunes, 20 de julio de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 20 DE JULIO – LUNES - 16ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO






20 DE JULIO – LUNES -
16ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 12, 38-42

En aquel tiempo, un grupo de letrados y fariseos dijeron a Jesús: “Maestro, queremos ver un milagro tuyo". Él les contestó: “Esta generación perversa y adúltera exige una señal, pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del Hombre en el seno de la tierra. Cuando juzguen a esta generación, los hombres
de Nínive se alzarán y harán que les condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonas. Cuando juzguen a esta generación, la Reina del Sur se levantará y hará que les condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomon “.

1. Este relato plantea problemas que no tienen una respuesta fácil. La misma referencia a la “señal de Jonás” se encuentra en Lc 11,29 ss. Pero en Lucas no se habla de los tres días en el vientre de la ballena. Lo que parece indicar que el texto original, tomado de la fuente Q, fue manipulado, de forma que no resulta fácil saber a ciencia cierta si lo que se dice aquí fue dicho por Jesús o fue modificado por Mateo.

2. Por otra parte, tal como Mateo presenta este texto, tropezamos con una dificultad seria. Se trata de que el texto, al hablar de “esta generación perversa y adúltera”, se presta a ser utilizado como sentencia condenatoria contra todo Israel. Lo que fomentaría el antisemitismo, con todos los enfrentamientos y violencias que eso ha acarreado. Pero, además, podría también utilizar este texto evangélico como un bumerang que se revuelve contra el propio cristianismo y daña la imagen de Jesús. ¿No se podría pensar que los primeros cristianos usaron la memoria de Jesús para satisfacer sus posibles resentimientos contra los judíos?

3. En cualquier caso, el Evangelio nunca puede ser motivo o argumento para despreciar a nadie, y menos aún para condenar a un pueblo entero, a una generación de seres humanos o una cultura. Ni el Evangelio se puede utilizar como arma arrojadiza para fomentar divisiones, odios o resentimientos. Ni siquiera para desacreditar a nadie. Dejemos el juicio a Dios y seamos más humildes y más humanos.



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