20
DE JULIO – LUNES -
16ª
SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Mt
12, 38-42
En
aquel tiempo, un grupo de letrados y fariseos dijeron a Jesús:
“Maestro, queremos ver un milagro tuyo". Él les contestó:
“Esta generación perversa y adúltera exige una señal, pues no se
le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres
noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y
tres noches estará el Hijo del Hombre en el seno de la tierra.
Cuando juzguen a esta generación, los hombres
de
Nínive se alzarán y harán que les condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más
que Jonas. Cuando juzguen a esta generación, la Reina del Sur se
levantará y hará que les condenen, porque ella vino desde los
confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y
aquí hay uno que es más que Salomon “.
1. Este
relato plantea problemas que no tienen una respuesta fácil. La
misma referencia a la “señal de Jonás” se encuentra en Lc 11,29
ss. Pero en Lucas no se habla de los tres días en el vientre de
la ballena. Lo que parece indicar que el texto original, tomado de
la fuente Q, fue manipulado, de forma que no resulta fácil saber a
ciencia cierta si lo que se dice aquí fue dicho por Jesús o fue
modificado por Mateo.
2. Por
otra parte, tal como Mateo presenta este texto, tropezamos con una
dificultad seria. Se trata de que el texto, al hablar de “esta
generación perversa y adúltera”, se presta a ser utilizado como
sentencia condenatoria contra todo Israel. Lo que fomentaría el
antisemitismo, con todos los enfrentamientos y violencias que eso ha
acarreado. Pero, además, podría también utilizar este texto
evangélico como un bumerang que se revuelve contra el propio
cristianismo y daña la imagen de Jesús. ¿No se podría pensar que
los primeros cristianos usaron la memoria de Jesús para satisfacer
sus posibles resentimientos contra los judíos?
3. En
cualquier caso, el Evangelio nunca puede ser motivo o argumento para
despreciar a nadie, y menos aún para condenar a un pueblo entero, a
una generación de seres humanos o una cultura. Ni el Evangelio se
puede utilizar como arma arrojadiza para fomentar divisiones, odios o
resentimientos. Ni siquiera para desacreditar a nadie. Dejemos el
juicio a Dios y seamos más humildes y más humanos.
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