viernes, 31 de julio de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 1 DE AGOSTO - SÁBADO - 17ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO






1 DE AGOSTO - SÁBADO -
17ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 14, 1-12

En aquel tiempo, oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus ayudantes: “Es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los poderes actúan en él”. Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe: porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: “Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista”. El rey lo sintió, pero por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús".

1. El relato de la muerte violenta de Juan Bautista es un paradigma de lo que estamos viendo y sufriendo a diario. Aquí quedan patentes las cualidades patéticas del “poder político-religioso", ya que lo político y lo
religioso se apoyan mutuamente y van siempre unidos. Ese poder está asociado a: 1) La muerte asesina; 2) La corrupción moral; 3) El miedo. Un individuo corrupto, que puede matar a quien le conviene y que toma sus decisiones por intereses pasionales o por miedos irracionales, es el mayor peligro que puede amenazar a un pueblo, a una nación, a todos y cada uno de los ciudadanos.

2. Frente a tanta desvergüenza y a semejante violencia, la figura ilustre de Juan Bautista, que: 1) No se calla ante la corrupción del poder; 2) paga con su vida la libertad del que denuncia el despotismo. No hay que esforzarse demasiado para darse cuenta de que Juan Bautista es también paradigma de los miles y millones de criaturas inocentes que sufren las
consecuencias del despotismo del poder.

3. Los abusos del poder ocurrían antiguamente y siguen ocurriendo en nuestros días. En la antigüedad, el poder corrupto y criminal estaba concentrado en el soberano de cada país, que ejercía su despotismo sobre sus propios súbditos. En la actualidad, debido a la economía global, comercio global, al poder de veto que las grandes potencias tienen sobre la ONU, y al poder que ejercen los organismos internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Internacional de Comercio, etc), controlados por los grandes de la política y del capital, el poder corrupto de la muerte y el miedo dirigen y gestionan un mundo en el que cada día mueren de hambre y miseria casi cien mil personas. Y sabemos que este poder sigue matando a los profetas que denuncian. Según el Informe 2007 de Amnistía Internacional, en 2006, al menos 1.544 personas fueron ejecutadas en 25 países distintos. El martirio de Juan Bautista sigue presente ante nosotros. Y lo peor de todo es que el genocidio sigue adelante porque quienes vivimos bien nos callamos, nos cruzamos de brazos, y pensamos que nada se puede hacer. Lo cual es mentir.

Podemos gritar y protestar. Podemos ser más honrados. Y debemos ser siempre buenas personas.

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