martes, 21 de julio de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 24 DE JULIO – VIERNES - 16ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO





24 DE JULIO – VIERNES -
16ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Mt 13, 18-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador. Si uno escucha la palabra del Reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la Palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa que escucha la Palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende; ese dará fruto y producirá ciento, o sesenta, o treinta por uno”.

1. Sirviéndose de la semilla como metáfora de la palabra; y de la metáfora de la tierra sembrada como metáfora de la experiencia humana, Jesus explica por qué, tantas veces, la palabra del Evangelio no da fruto en el corazón y en la convivencia entre los humanos. Jesús propone tres casos posibles. El primero es el que no se entera. Es el que oye o incluso estudia el Evangelio, pero no sabe de qué va, cosa que le puede ocurrir incluso a un profesor de teología. Es el que tiene el corazón y la cabeza tan duros como un camino pisoteado por los caminantes.

2. El segundo caso es el entusiasta superficial. Es el que oye el Evangelio y le parece maravilloso, pero es una persona sin profundidad. Por eso. en cuanto se le presenta una dificultad, empieza a ver las cosas de otra manera, y enseguida es otra persona. Estamos hartos de ver gente que, hace unos años, pensaba de una forma y ahora piensan al contrario. Hay católicos, que fueron entusiastas del Concilio Vaticano II, y ahora lo ven como un fracaso. ¡Gente sin raíces! Con esa gente no vamos a ninguna parte.

3. El tercer caso es el que tiene pinchos en el corazón. Este está de acuerdo con el Evangelio. Pero está también de acuerdo en que lo que importa es vivir bien y ganar dinero, acumular cuanto se pueda, por más que eso lleve consigo afanes y todo lo que haga falta. Una persona así, dice Jesús, por muy de acuerdo que esté con el Evangelio, es una persona “ahogada” y “estéril”. Con gente así, tampoco vamos a ninguna parte.



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