domingo, 12 de julio de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 13 DE JULIO - LUNES - 15ª SEMANA DEL TEMPO ORDINARIO






13 DE JULIO - LUNES -
15ª SEMANA DEL TEMPO ORDINARIO

Mt 10,34-11,1

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espadas, he venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mi, no es digno de mí, el que quiere a su hijo o a su hija más que a mi, no es digno de mi y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mi. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mi, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá paga de justo. El que a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, solo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro”. Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

1. Lo que dice Jesús sobre la espada que divide a la familia resulta lógicamente provocativo y duro de aceptar. Para entenderlo, es necesario recordar que la familia judía del tiempo de Jesús era distinta de la actual. Era la “familia patriarcal", en la que el padre y patriarca tenía todos los derechos, mientras que la mujer y los hijos no tenían más que obligaciones, la sumisión total. Eso precisamente es lo que Jesús no tolera. Y porque no lo tolera, puede afirmar que ha venido a “sembrar” los conflictos que simbolizan las “espadas”.

2. Los conflictos que anuncia Jesús en la familia no provienen de que en ella unos crean en Jesús y otros no. Lo que Jesús ataca no es un problema de fe religiosa; sino una estructura familiar opresora, en la que: 1) No hay libertad para decidir; 2) Hay una desigualdad total de derechos entre hombres y mujeres. Las divisiones que enumera Jesús son conflictos generacionales y de sexos. No habla para nada de enfrentamientos religiosos.

3. La familia reproduce lo que es la sociedad, y es la institución transmisora del modelo de sociedad existente y de los valores que la determinan. El movimiento, que originó Jesús, en cuanto movimiento socio-religioso de una revolución de valores, afecta, antes que nada, a la fuente donde se trasmiten los valores y así se perpetúan los conflictos sociales y de relaciones humanas. Aquí está el nudo del problema más fuerte que a muchos nos plantea el Evangelio.



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